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Déjà vu en Dubai: ¿simple coincidencia o anticipo de una futura corrección bursátil?
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su bolsa se desploma un 25% en un mes

Déjà vu en Dubai: ¿simple coincidencia o anticipo de una futura corrección bursátil?

Dubai. Otra vez. Como en 2009. Entonces presagió la crisis de la deuda soberana que se avecinaba. Ahora es su bolsa la que tiembla... ¿Otro mal augurio?

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Grecia no fue el primero. Ese honor correspondió a Dubai, uno de los siete emiratos que conforman Emiratos Árabes Unidos. En noviembre de 2009, Nakheel, una de las piezas del engranaje de Dubai World, el brazo inversor del emirato, anunció que no iba a poder afrontar el próximo vencimiento de deuda. En última instancia, era el emirato, Dubai, el que se había quedado sin dinero para afrontar sus compromisos financieros. El universo financiero, que ya parecía curado de espanto tras el histórico terremoto provocado por la quiebra de Lehman Brothers en 2008, tenía ante sí el aperitivo de la siguiente fase de la crisis: los problemas de los países para encarar el pago de su deuda pública.

¿Qué pasó luego? Una transfusión urgente de dinero de su vecino Abu Dhabi, que a mediados de diciembre le inyectó 10.000 millones de dólares, y una reestructuración de la deuda de Dubai World permitieron superar la situación. Pero cuando ese mismo diciembre comenzaron a sucederse las rebajas de rating de Grecia y, sobre todo, cuando Atenas levantó la mano en abril de 2010 para pedir el rescate a Europa, aquel episodio de Dubai, con su rescate y todo, se reveló como lo que fue, como un anticipo de la crisis de la deuda soberana, con epicentro en la Eurozona, que iba a acaparar el protagonismo en los siguientes años.

Este precedente genera ahora una sensación de déjà vu en los mercados. Un nuevo temblor agita los cimientos financieros de Dubai. El Banco Central de los Emiratos Árabes Unidos emitió el pasado 8 de junio una dura advertencia sobre el riesgo de que el sector inmobiliario de Dubai, principalmente, y de Abu Dhabi se esté recalentando. Casi sin tiempo para haber digerido los excesos inmobiliarios y urbanísticos previos, que desembocaron en los acontecimientos de Nakheel y Dubai World en 2009, ya se están cometiendo otros. Y como las autoridades están dispuestas a emprender medidas para enfriarlos, los inversores están plegando velas a toda velocidad.

Esta reacción se expresa en toda su dimensión en el parqué. El Índice General de la Bolsa de Dubai, que transitaba por sus niveles más altos desde 2008 al borde de los 5.400 puntos, ha corregido ya un 21% -más de 1.000 puntos en las siete últimas semanas. El varapalo se ha acelerado en la última quincena, puesto que caído más de un 5% en cada una de las dos semanas que han tenido lugar desde el toque de atención de la autoridad monetaria, con los bancos y las empresas inmobiliarias como principales damnificadas.

Aunque la Bolsa de Dubai no tiene envergadura ni relevancia como para que su profunda corrección se propague al resto del mundo -su capitalización conjunta es inferior a los 60.000 millones de euros, menos de lo que lo valen en bolsa Inditex o Banco Santander-, lo cierto es que sí constituye -otra vez- un aviso. Porque reúne varios de los ingredientes que, en caso de producirse en otros países como Estados Unidos, Reino Unido, Japón o la Eurozona, también detonarían una profunda corrección. A saber, un aviso de un banco central, una advertencia de los excesos que se están cometiendo y la voluntad de actuar para desinflarlos.

Una secuencia así sería ahora como una pesadilla en Nueva York, Londres o Tokio. "Ya no son semanas ni meses, sino años los que el gran sostén para los activos tanto de riesgo como refugio está siendo la actuación de los bancos centrales", certifica Miguel Paz, de Unicorp Patrimonio.

Al mismo tiempo, el recalentamiento que teme el Banco Central de Emiratos Árabes Unidos y la escalada de la Bolsa de Dubai demuestran lo que ya denunció en su momento el economista John Kenneth Galbraith: el carácter efímero de la memoria financiera. Eso es, lo rápido que el calibre de los inversores puede desviarse de nuevo a la hora valorar los riesgos, con el consiguiente peligro de inflar los precios y engordar la traumática caída posterior.

Con media comunidad inversora dando rienda suelta a unas compras complacientes, y otra media preguntándose cuándo llegará la corrección, la abrupta corrección de la Bolsa de Dubai genera la sensación de que esto ya se ha vivido antes. De que hubo una vez en la que Dubai ya dio la voz de alarma.

Grecia no fue el primero. Ese honor correspondió a Dubai, uno de los siete emiratos que conforman Emiratos Árabes Unidos. En noviembre de 2009, Nakheel, una de las piezas del engranaje de Dubai World, el brazo inversor del emirato, anunció que no iba a poder afrontar el próximo vencimiento de deuda. En última instancia, era el emirato, Dubai, el que se había quedado sin dinero para afrontar sus compromisos financieros. El universo financiero, que ya parecía curado de espanto tras el histórico terremoto provocado por la quiebra de Lehman Brothers en 2008, tenía ante sí el aperitivo de la siguiente fase de la crisis: los problemas de los países para encarar el pago de su deuda pública.

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