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Sé infiel a tu banco: llegó la hora de que las pymes se 'líen' con fondos a su medida
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Sé infiel a tu banco: llegó la hora de que las pymes se 'líen' con fondos a su medida

En los últimos meses han proliferado los fondos creados a la medida de pequeñas y medianas empresas. Es el auge de la financiación alternativa para estos grupos

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Un simple dato permite darse cuenta de que algo va mal. En España, el 80% de la financiación de las empresas es bancaria; en Estados Unidos, sólo un 20%. Si a este desequilibrio se suma la baja tasa de ahorro española y los exigentes requisitos de capital impuestos por Europa al sector financiero, la suma sale a cero.

La financiación bancaria tradicional está obligada a ir cediendo terreno a otras fórmulas, como las emisiones de bonos o las colocaciones privadas. Para ello se están creando en los últimos años nuevos mercados, como el MARF -Mercado Alternativo de Renta Fija-, pero se trata de una respuesta insuficiente para las pequeñas y medianas empresas, cuyo menor tamaño hace que les quede muy lejos esta sofisticación.

El propio BCE -Banco Central Europeo- ha dado la voz de alarma en su informe de este mismo año sobre el acceso a la financiación de las pymes, en el que señala que una tercera parte apenas logra financiar parcialmente sus proyectos, cifra que en el caso de España supera el 45%.

Con estos datos sobre la mesa, a nadie sorprende que estén proliferando los fondos creados ad hoc para financiar a estas compañías. Sólo en los últimos meses, Arcano ha puesto en marcha uno con el estadounidense Muzinich; Bravo Capital ha surgido fruto del acuerdo entre JZ Capital y Avenue Capital; Mútua Madrileña ha sumado fuerzas con Banca March y Bankinter; la entidad dirigida por María Dolores Dancausa también se ha unido al alemán DHB y a los norteamericanos de Magnetar en otros dos vehículos; Espirito Santo Investment Bank ha unido fuerzas con varios family offices para un vehículo de 130 millones; Renta 4 y AFI prevén hacer lo mismo en los próximos meses...

"Estamos ante un cambio estructural de la industria. En Bankinter asumimos hace tiempo que la desintermediación bancaria en España iba a tener que llegar, y así está siendo", explica Íñigo Guerra, director general de Bankinter y responsable de Banca de Inversión de la entidad.

Su especial vocación por los empresarios familiares hace que este banco, en línea con lo que ocurre en Banca March o Banco Espirito Santo, vea en estas fórmula de financiación alternativa una vía de diversificación y una oportunidad de negocio, ya que al fin y al cabo es una forma de apoyar a su mismo cliente pero desde otra perspectiva.

Un aspecto que preocupa bastante a los promotores de este tipo de fondos es que les incluyan bajo el denominado shadow banking o banca en la sombra, ya que este genérico nombre incluye todo aquello que no es intermediación bancaria tradicional y abarca desde los hedge fund que compran deuda del Tesoro hasta un vehículo creado ad hoc para apoyar a pequeñas y medianas empresas.

De ahí que cuando se habla de este sector se diga que mueve la escalofriante cifra de 51 billones de euros en el mundo, según los datos del Financial Stability Board (FSB). Pero, de esta cantidad, el modelo centrado en financiación de pymes es sólo una pequeña parte.

Y, aunque la diversificación de vías de financiación es una realidad que ha llegado para quedarse, también es cierto que ahora es un momento especialmente dulce, ya que las entidades financieras todavía están renqueantes en la concesión de crédito, y seguirán estándolo durante un par de años más, según los cálculos de Espirito Santo Investment Bank, lo que lleva a Lucas Martínez, gestor del fondo Agra que acaba de crearse ligado a la entidad lusa, a defender que ahora es un momento especialmente bueno para poner en marcha un vehículo de este tipo.

"Las rentabilidades que se están dando actualmente, de entre el 8% y el 12%, son una ventana de oportunidad para los próximos dos años", asegura el gestor, que prevé realizar un primer cierre de su vehículo después de verano, todo un ejemplo de la buena aceptación que están teniendo estos productos en los inversores institucionales, que tienen en ellos una alternativa para diversificar sus carteras en el terreno de la renta fija.

Después, como ocurre como todo producto financiero, pasará a competir con las reglas del mercado en cada momento y en un ambiente de mayor normalidad, lo que hará, en principio, que sus rentabilidades vayan siendo menores. Pero clientes va a tener siempre, sobre todo, en el segmento de empresas con menos de 100 millones de ebitda. Terreno que actualmente se nutre prácticamente en exclusiva de créditos bancario.

Según datos de BBVA Research, la caída de financiación a este tipo de compañíras durante la crisis financiera hizo que en 2012 sólo se cerraran 27 operaciones en el segmento de empresas con un ebitda de entre 10 y 100 millones, frente a las 41 que se realizaron un año antes. Suma y sigue, porque el volumen total de la inversión en este segmento fue de 671,8 millones, equivalente a una caída del 43% respecto a 2011, cuando se alcanzaron los 1.185 millones de euros

Esto indica que hay un enorme mercado necesitado de ser financiado y al cual la banca tradicional ni llega, ni quiere llegar. Sobre todo, porque Europa cada vez es más exigente con los requisitos de capital, lo que hará que las entidades se vuelvan más selectivas a la hora de dar crédito a empresas. Y eso hará que se centren en clientes de gran solvencia y tamaño, capaces de reportarles márgenes de hasta 400 puntos básicos.

La otra cara de la moneda, las operaciones de alto riesgo o distressed, también tiene su fuente de financiación en los hedge fund y en los fondos de alta rentabilidad (high yield). En medio, por tanto, está el mercado de las pymes, que poco a poco irán encontrando en la financiación alternativa una puerta abierta a sus necesidades.

Además, este giro no debe verse sólo como una obligación, como un paso que están dando las pequeñas y medianas empresas empujadas por la falta de soluciones bancarias, sino también como una devoción, ya que la lógica empresarial más pura recomienda diversificar las fuentes de financiación y no depender sólo del crédito bancario.

Y cuando esto se hace, las entidades, al final, espabilan. Como confiesa un director financiero del Ibex 35, a cuya puerta están volviendo a llamar insistentes las grandes entidades tras años de cerrojazo, "ahora me reprochan que hayan acudido al mercado de bonos para financiarme". Pero ya es tarde. Ahora se lleva ser infiel.

Un simple dato permite darse cuenta de que algo va mal. En España, el 80% de la financiación de las empresas es bancaria; en Estados Unidos, sólo un 20%. Si a este desequilibrio se suma la baja tasa de ahorro española y los exigentes requisitos de capital impuestos por Europa al sector financiero, la suma sale a cero.

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