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Las seis grandes consecuencias

¿Cómo afecta a mi bolsillo esto del BCE?

De muchas formas: con mejores hipotecas, pero peores depósitos, con un euro más barato, y una gasolina más cara... Y todo ello, sin olvidarnos de las bolsas

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Si usted le comenta a su padre, suegra o sobrino que un tal Draghi ha situado los tipos en el 0,15%, ha anunciado un TLTRO y ha abierto la puerta a un posible QE de ABS, probablemente, no entiendan nada, ni les interese. Pero, si le dice que Super Mario ha abaratado su hipoteca, ha hecho que los depósitos le den cada vez menos y promete encarecer la gasolina al mismo ritmo que los euros dejarán de ser un chollo para los turistas que viajan a Nueva York, quizás le pongan más atención.

Y es que, tanto las medidas anunciadas como las insinuadas ayer por el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, afectan al bolsillo de todos los ciudadanos mucho más de lo que algunos se imaginan. Aquí tiene seis grandes ejemplos:

Si usted tiene una hipoteca, podrá dormir sin miedo a que la cuota suba de manera alarmante. La rebaja de los tipos de interés del 0,25% al 0,15% garantiza un Euribor –índice al que están referenciadas el 85% de las hipotecas en España– en mínimos históricos. “Los tipos de interés permanecerán en los niveles actuales por lo menos dos o tres años”, apunta a El Confidencial Fernando Hernández, responsable de gestión de Inversis.

Miguel Antonio Marcos, analista de XTB, también prevé unos tipos históricamente bajos, y por ende, un Euribor en mínimos, durante un largo periodo de tiempo. "La correlación entre los tipos y el Euribor suele ser muy estrecha excepto en momentos de máximo riesgo. Aunque no veremos al índice en 0,15%, sí podría caer por debajo del 0,5% y moverse en los próximos dos años entre el 0,40% y el 0,60%", explica. En ese caso, el Euribor, que el viernes ya reaccionó con una caída del 0,552 al 0,533%, buscaría incluso un nuevo mínimo histórico, inferior al 0,47% marcado en mayo de 2013.

Un punto clave es que el BCE ha condicionado sus inyecciones de liquidez a que los bancos concedan crédito (lo que se conoce como TLTRO), pero, y esto es muy importante, siempre y cuando no vayan dirigidos a hipotecas, lo que significa que Super Mario va buscando que este dinero llegue a la economía real en forma de créditos al consumo (para comprar un coche, mobiliario o lo que se desee) y de financiación a empresas, entre otros puntos destacados.

En cuanto a los depósitos y cuentas remuneradas, llueve sobre mojado. La última bajada de tipos de interés va a apretar todavía más las rentabilidades de los productos hasta dejarlas en niveles muy cercanos al 1%... o por debajo, como ya han hecho firmas como Banco Santander. Los expertos auguran caídas inminentes que, no obstante, no tendrían que ser generalizadas, como ha ocurrido en otras ocasiones. Fuentes de una de las principales entidades financieras consideran que es probable que, a diferencia de anteriores ocasiones en las que los bancos estaban al límite de lo que se podían permitir en términos de remuneración, en esta ocasión cuentan con mayor margen.

Para Javier Niederleytner, profesor del IEB, “el impacto en productos de ahorro debería ser inmediato, a excepción de ofertas puntuales que podrían mantenerse en el mercado durante unos días, como son algunos de los principales ganchos de las entidades”. De hecho, firmas como Bankia comunicaron en la tarde del jueves su intención de bajar la rentabilidad de todos sus depósitos. En concreto, la firma presidida por José Ignacio Goirigolzarri ha recortado del 1,60% al 1,35% su producto a 13 meses y del 1,40% al 1,20% el rendimiento de su imposición a 24.

Cada vez más voces apuestan por una revalorización de dólares frente al euro y, como explica Ángel Olea, director de inversiones de Abante, lo que ha pasado este jueves lo ha confirmado: "La Fed y el BCE están cada vez en posturas más divergentes", con Europa inyectando liquidez y Estados Unidos quitándola; con el Viejo Continente rebajando sus perspectivas de crecimiento al 1% y Estados Unidos yéndose al 2,5%.

Eduardo Roque, director de renta fija de Mutuactivos, explica que "un euro en el entorno de los 1,40 dólares, como ha estado cotizando hasta hace relativamente poco, incomoda al BCE ya que pone en riesgo su objetivo de inflación del 2% (actualmente, en el 0,5%)”. De ahí que el mercado descuente el giro. Ante esto, firmas como Deutsche Bank o March Gestión apuestan por un euro que se cambie por 1,30 dólares, y hasta por 1,25, para final de año, lo que significa una ganancia potencial del 5% al 8%.

¿Cómo jugaríamos la apuesta por el dólar? Para aquellos inversores más sofisticados, un simple forward, cerrando la compra de dólares a un precio. Para el particular que se beneficia del traspaso de fondos para diferir impuestos, un monetario en dólares sería la opción más eficiente", señala Juan Jesús Gómez, socio de Consilio Asesores Patrimoniales Independientes. En esta misma línea, Carlos de Andrés, director de análisis de March, defiende también apostar por fondos que inviertan una parte de su cartera en compañías americanas sin cobertura de divisa, lo que permite beneficiarse del efecto divisa.

Más allá de los fondos, el esperado encarecimiento del dólar es también una oportunidad de oro para entrar de manera directa en compañías americanas. Como explica José Costales, de la gestora Ábaco Capital, "el sector asegurador, para un inversor a medio, es muy interesante, con empresas como Markel que nos gustan. También algunos valores financieros, como Bank of America o Citigroup". Si al recorrido de estos valores se suma la esperada revalorización del dólar, es doble ganancia.

Banca e infraestructuras son dos sectores que, en el parqué nacional, se espera que salgan beneficiados de la decisión del BCE, que, no obstante, tiene en Francia e Italia dos de sus principales tableros de juego. Como explica Ángel Olea, "Francia a Italia necesitan un euro en torno a los 1,30 dólares", ya que son los principales enfermos de Europa actualmente. Y del mismo modo que el BCE ha dado pasos para facilitar este tipo de cambio, sus empresas son las principales beneficiadas de una medida que lleva en parte su sello. De hecho, en los últimos tiempos muchas firmas está apostando por que el mercado galo puede ser la próxima sorpresa.

Una consecuencia directa de un euro más débil y un dólar más fuerte es una gasolina más cara. ¿Por qué motivo? Porque como el petróleo cotiza en dólar, si el euro cae, será más caro importarlo. Y del mismo modo que en el último mes la divisa ha ido anticipando las expansivas medidas del BCE, la gasolina ha ido subiendo escalones hasta situarse en máximos desde septiembre de 2013.

Si usted le comenta a su padre, suegra o sobrino que un tal Draghi ha situado los tipos en el 0,15%, ha anunciado un TLTRO y ha abierto la puerta a un posible QE de ABS, probablemente, no entiendan nada, ni les interese. Pero, si le dice que Super Mario ha abaratado su hipoteca, ha hecho que los depósitos le den cada vez menos y promete encarecer la gasolina al mismo ritmo que los euros dejarán de ser un chollo para los turistas que viajan a Nueva York, quizás le pongan más atención.

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