La fiesta privada de 'los buenos' en la batalla por el control de Prisa
El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones y movimientos. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas
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El sábado 15 de marzo, en plena batalla por el control del grupo Prisa, es decir, de El País y de la Cadena Ser, se filtraba la reunión en París de Óscar López, ministro de Transformación Digital, y Marc Murtra, presidente de Telefónica, con Arnaud de Puyfontaine, consejero delegado de Vivendi, el conglomerado mediático francés accionista a su vez de Prisa. Justo ese día, algunas de las personas más cercanas al Gobierno de Pedro Sánchez se reunían para celebrar el aniversario de las bodas de uno de ellos.
La noticia hizo saltar las elucubraciones, interpretaciones y rumores entre los cenáculos de poder sobre el papel del Gobierno en la guerra accionarial por Prisa y sobre si para ello iba a tratar de utilizar a Telefónica, de la que ostenta el 10% del capital. Mientras más de un empresario y banquero de inversión no salían de su asombro por el encuentro parisino del ministro López, uno de los bandos de la guerra mediática coincidía en una celebración. En este caso, por motivos privados.
José Miguel Contreras, la cabeza visible de los empresarios afines a Moncloa y ahora adversario de Joseph Oughourlian, el presidente del grupo de comunicación, celebraba que llegaba a los 35 años de casado con su pareja. Todo un logro, si se tiene en cuenta que la duración media de los matrimonios en España es de 16,4 años. Para conmemorar la ocasión, Contreras, el ideólogo de Pedro Sánchez, juntó a muchos amigos en el restaurante Li-Onna, un japonés con fusión de comida mexicana, situado en la calle Recoletos, en pleno centro de Madrid.
Al evento acudieron el expresidente José Luís Rodríguez Zapatero, el gran lobista de Moncloa, encargado de tender puentes con China y con Carles Puigdemont; Javier de Paz, presidente de Movistar+, la filial de televisión de pago Telefónica; Marc Murtra, presidente de la operadora desde mediados de enero, y Carlos Núñez, el que hasta dos semanas antes, hasta el 25 de febrero, era el consejero delegado de Prisa Media. Así lo relatan fuentes conocedoras de la fiesta y han confirmado algunos de los presentes.
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Núñez, como Contreras, había sido despojados de sus funciones ejecutivas en Prisa por Oughourlian unos días antes en un duro consejo de administración. El primer accionista de Prisa prescindió de ellos por la presión ejercida por Global Alconaba, la sociedad que aglutina a los inversores cercanos a Moncloa. Este núcleo accionarial quería que la compañía apoyara el lanzamiento de una televisión en abierto, con licencia concedida ad hoc por el Gobierno, con el objetivo de tejer una red de medios afines de cara a las futuras próximas elecciones. El presidente del grupo tildó ese proyecto de “del siglo pasado”, “con una financiación de 20 millones que da para apenas cinco minutos”, que, sobre todo, ponía en peligro el acuerdo con los acreedores para extender por tres años el repago de una deuda de 750 millones.
A la celebración asistieron productores de televisión como Daniel Écija, íntimo amigo de Contreras desde los tiempos de Globomedia (Emilio Aragón), y varios directores de periódicos digitales de izquierdas, contertulios habituales de la SER y 'Al Rojo Vivo'.
Uno de los asistentes a la cena, que tiene claro en qué lado de la guerra por Prisa se encuentra, autodenomina al suyo como "el bando de los buenos" y se mostró convencido de que ganarán lo que en sus propias palabras es “la madre de todas las batallas”.
Y lo cierto es que una vez que Oughourlian se ha garantizado la continuidad como presidente y ha despedido a los ejecutivos díscolos, su único temor real es que el Gobierno utilice la artillería de Telefónica para forzar un troceo de la compañía y quedarse con el control de los medios. Algo parecido a lo que en su día hizo el expresidente José María Aznar cuando Telefónica compró Antena 3 para crear un buque mediático al servicio del Partido Popular. Con estos precedentes y el entorno inmediato de Pedro Sánchez enfangado en causas judiciales por corrupción, al inversor franco armenio no le cabe ninguna duda de que Moncloa recurrirá a lo que haga falta si no les vende ‘El País’ y la ‘Cadena SER’.
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Pero en lo que respecta a Murtra, el presidente de Telefónica prometió el pasado jueves en la junta general de accionistas que la compañía mantendría una “disciplina financiera sólida”, “con una profesionalidad estricta” en su nuevo plan estratégico. Una inversión en Prisa, una compañía que todavía no genera flujo de caja positivo, y especialmente si es para apostar por una televisión digital en abierto, requeriría de un plan muy bien estructurado para que fuese entendida por los mercados.
Aunque el menú gastronómico de la cena no ha trascendido, el conversacional, como no podía ser de otra manera, tuvo, como plato principal, Prisa escabechada. Y de postsobremesa, un viaje de la pareja feliz a las Maldivas, para disfrutar de las coralinas aguas del Índico. 35 años de casados toca festejarlos por todo lo alto, por mucha guerra, demanda incluida, que haya por tomar el poder.
El sábado 15 de marzo, en plena batalla por el control del grupo Prisa, es decir, de El País y de la Cadena Ser, se filtraba la reunión en París de Óscar López, ministro de Transformación Digital, y Marc Murtra, presidente de Telefónica, con Arnaud de Puyfontaine, consejero delegado de Vivendi, el conglomerado mediático francés accionista a su vez de Prisa. Justo ese día, algunas de las personas más cercanas al Gobierno de Pedro Sánchez se reunían para celebrar el aniversario de las bodas de uno de ellos.