El presidente de la CNMV se reúne con los jefes del Ibex para reflotar la bolsa española

Carlos San Basilio, el nuevo presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ha decidido afrontar de cara el continuado deterioro de la bolsa española, que ha perdido el interés de los grandes inversores institucionales por la falta de liquidez de muchas compañías y los problemas de gobierno corporativo de otras tantas. Según aseguran fuentes del sector, el máximo responsable del organismo regulador ha pedido reuniones urgentes con los principales ejecutivos del Ibex 35, como Inditex, Iberdrola, Banco Santander, BBVA, Sabadell, Telefónica y Naturgy, así como los grandes bancos de inversión de Wall Street.

Los encuentros con los máximos mandatarios de las grandes compañías cotizadas españolas se han producido a solicitud de San Basilio, algo ya de por sí inusual, puesto que los anteriores presidentes de la CNMV se limitaban habitualmente a recibir a los ejecutivos del Ibex 35 cuando las empresas querían hacer alguna sugerencia o reclamación o, en ciertos casos, realizar una visita meramente de cortesía. Así lo reconocen fuentes oficiales del organismo supervisor, las cuales señalan que el ex director general del Tesoro ha programado una agenda frenética para combatir la pérdida de valor de la bolsa española.

Desde su nombramiento, en apenas tres meses, San Basilio se ha reunido con la mayoría de los grandes gestores de la bolsa española, como Ana Botín, Ignacio Sánchez Galán, Carlos Torres, Marc Murtra o Josep Oliú, entre otros. La agenda ha sido tan apretada que las reuniones han estado totalmente pautadas, con franjas de una hora u hora y media, para que pudiera verse con casi todos en un periodo de tiempo muy corto.

El incumplimiento de las normas de gobernanza dictadas por la propia CNMV por compañías como Indra, o OHLA y el despido en Moncloa de José María Álvarez-Pallete como presidente de Telefónica han provocado también una pérdida de confianza por parte de los grandes inversores institucionales, quienes gestionan las mayores carteras de fondos. La contratación del comisario Villarejo por varias de las mayores corporaciones, como Iberdrola, BBVA o Repsol tampoco ha ayudado a mejorar la imagen.

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Javier Melguizo

El valor de las adquisiciones de compañías listadas ha alcanzado los 35.682 millones en estos últimos siete años, una cifra 5,7 veces superior a lo captado en las OPV, según informes que manejan BME y la CNMV. Entre las exclusiones está la propia BME, la antigua Bolsa de Madrid, excluida en septiembre de 2020 tras la OPA lanzada por la multinacional suiza SIX, su dueño actual. Otras compañías que abandonaron el Mercado Continuo han sido MásMóvil, Mediaset, Telepizza, Parques Reunidos, Euskaltel o Zardoya Otis.

A esta cifra hay que añadir el proceso iniciado por los March para excluir de bolsa a Corporación Financiera Alba, su holding inversor. Un camino en el que están, asimismo, Borges Agriculture, Ercros, Lar España y Catalana Occidente, que la semana pasada anunció una OPA lanzada por su principal accionista, la familia Serra. Banco Sabadell podría seguir el mismo camino en el caso de que triunfase la oferta hostil de BBVA.

Por si fuera poco, otras compañías ilustres, como Naturgy, apenas tiene liquidez, ya que está controlada por unos accionistas institucionales (CriteriaCaixa, CVC, BlackRock e IFM) que detentan cerca del 90 % de su capital. Por tanto, apenas tiene 'free float', lo que le supuso hace un año ser expulsada de los índices MSCI, una de las referencias mundiales que guían a los grandes inversores. La auto-OPA lanzada sobre su 10 % del capital, con la presunta intención de aumentar su liquidez a futuro, dejará el capital flotante en un porcentaje prácticamente testimonial.

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Ó. Giménez

Por el contrario, en el último año, apenas tres empresas se han atrevido a dar el salto a la bolsa. Puig Brands, Cox y Hotelbeds lanzaron ofertas públicas de acciones exclusivamente para inversores institucionales. Los particulares quedaron de facto excluidos de estas OPV desde el fracaso de Bankia, que afectó a cerca de 300.000 pequeños ahorradores. Desde aquella colocación, la CNMV, con su ex presidente Rodrigo Buenaventura a la cabeza, sugirió que se dejase fuera a los minoristas para evitar otro escándalo y reclamaciones al organismo supervisor.

La acogida a Puig Brands, Cox y Hotelbeds tampoco ha sido precisamente un éxito. Las tres compañías cotizan muy por debajo del precio de sus OPV, lo que pone de manifiesto que los bancos de inversión y las propias compañías inflaron el valor antes de estrenarse. Desde 2018, el mercado de valores nacional ha visto 19 exclusiones frente a tan solo ocho salidas a bolsa.

Nuevo mercado más laxo

Otras muchas compañías se echaron atrás a última hora, justificándose, precisamente, en "las condiciones del mercado". El año pasado, Cortefiel, Astara o Volotea pararon sus OPV en el último minuto al comprobar que, después de haber estado trabajando cerca de diez meses en el proyecto, los inversores no pagaban el dinero que esperaban por sus acciones. Antes había pasado lo mismo con Cosentino, Cabify o Cepsa, entre otras muchas. Más recientemente, Cirsa, la compañía de casinos y juegos, que lleva un año trabajando para cotizar, ha pisado el freno antes de llevar la documentación final a la CNMV.

Todas las reuniones que ha organizado San Basilio se han celebrado en el edificio del organismo supervisor, ya que el economista lucense no quiere incurrir en gastos extraordinarios con almuerzos en restaurantes de moda de Madrid. Los únicos encuentros fuera de la sede oficial han sido los que han tenido lugar en Barcelona, donde también ha mantenido citas con el Instituto de la Empresa Familiar y el Círculo de Economía para conocer el punto de vista de las compañías gestionadas por familias tradicionales, que en los últimos tiempos han preferido vender a fondos de capital riesgo, como Codorniú (Carlyle).

Tanto BME como la CNMV, apoyada en el Ministerio de Economía, trabajan en el lanzamiento de un nuevo mercado para empresas que decidan salir a cotizar sin necesidad de vender acciones en un primer instante, para disponer de un calendario más flexible que evite tantas suspensiones de OPV.