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La última película de Pallete y la próxima de Pedro Sánchez
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OUGHOURLIAN, PRÓXIMO OBJETIVO

La última película de Pallete y la próxima de Pedro Sánchez

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones y movimientos. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

Foto: José María Álvarez-Pallete. (AFP7)
José María Álvarez-Pallete. (AFP7)
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José María Álvarez-Pallete ha decidido irse unos días de vacaciones después de que el Gobierno de Pedro Sánchez, al que facilitó la toma de control del Grupo Prisa, dueña del diario El País y la Cadena Ser, decidiese cesarlo como presidente de Telefónica el pasado 17 de enero. El despido no deja de ser una demostración de poder del inquilino de la Moncloa, pero Álvarez-Pallete ha preferido tomárselo con calma y tomar distancia.

Y eso a pesar de que algunos de sus amigos no entienden que no mostrara más resistencia, aunque fuese agarrándose a las tensiones en las normas de gobierno corporativo que podía generar el movimiento. En su lugar, el ya expresidente dedicó la mañana del sábado a llamar a cada uno de los consejeros para que votaran a favor de su partida.

El viernes de marras a mediodía, mientras su teléfono registraba llamadas perdidas de Moncloa, comía con algunos de ellos, aún ajeno a su destino y sin ningún tipo de sospecha, pese a que estaba avisado por varios allegados desde hacía meses. Pallete no creyó a quienes le susurraron que aquellos que él creía, sus más íntimos, sus padrinos, le darían la espalda llegado el momento, cuando el Gobierno decidiese dejar claro que no había invertido 2.100 millones en comprar el 10% del capital de Telefónica para jugar un rol pasivo.

Ese día, el aún presidente de Telefónica, comía con Rosauro Varo, su fiel escudero, el único que públicamente ha mostrado su afecto personal por Pallete, consejero de Movistar+ y miembro del consejo asesor de Telefónica España. En su despacho de la Ronda de las Comunicaciones también estaban Cristina Burzako, la consejera delegada de la plataforma televisiva, y Domingo Corral, director de Ficción y Entretenimiento de la cadena privada de televisión.

Foto: El expresidente de Telefónica José María Álvarez-Pallete. (Reuters/Albert Gea)

Pallete estaba revisando la programación de Movistar+, que desde que había cambiado su política de precios, había dejado de perder clientes, tras ver cómo se daban de baja cerca de un millón de abonados en los últimos cinco años. Al contrario, después de tocar fondo en los 3,4 millones de suscriptores, había conseguido darle la vuelta y empezar a crecer en el segmento de precios más bajos.

Además de estudiar las nuevas series y películas, revisaban las cuentas de la plataforma de pago que el lunes celebraba su consejo de administración para aprobar los números de 2024. Todo marchaba sobre ruedas, hasta que se levantó de la mesa y, esta vez sí, cogió la llamada que le urgía a estar en Moncloa a las 17.00 horas. Todo lo demás ya es historia reciente de la bolsa española, que ha visto cómo también las crónicas internacionales han hecho hincapié en el componente político del cese del presidente y que varios bancos de inversión y firmas de análisis han criticado la injerencia gubernamental. Todo ello con el visto bueno de los consejeros de sus dos grandes accionistas de referencia, La Caixa y BBVA, y de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Tomada ya RTVE, con aquel golpe de mano el día de la DANA en Valencia; con la propuesta de ley que permitiría frenar los procesos judiciales que afectan a su familia; la nueva normativa sobre la rectificación de los periodistas y medios de comunicación; el cañón de la publicidad institucional; la discrecionalidad de los fondos de ayuda a medios de comunicación y el golpe de efecto en Telefónica, el segundo mayor anunciante de España, Sánchez lo tiene casi todo controlado. Solo le falta conceder la nueva licencia de televisión a Prisa para poder atacar por tierra, mar y aire a los que considera enemigos, maniatar a los que aún se atreven a publicar informaciones que le molestan y a los que, siendo de su cuerda, le han decepcionado, como La Sexta.

Foto: El portavoz de Sumar, Ernest Urtasun. (EFE/Daniel González)

Esa licencia se aprobará esta primavera si Joseph Oughourlian, presidente de Prisa, no lo impide. Porque el financiero de origen armenio, el mismo al que Pallete aupó a la presidencia del grupo dueño de El País y Cadena Ser en la Navidad de 2020, cuando Telefónica tenía el 7% del capital, no oculta que le disgustan las continuas indicaciones ideológicas que recibe de Moncloa. En las últimas semanas, ha mantenido varias reuniones en salones privados de algunos hoteles de Madrid en los que ha expresado su distanciamiento con Pedro Sánchez, para quien el dueño de Amber Capital, es ya un problema, el próximo objetivo a abatir.

Amber Capital tiene el 29,9% del capital de Prisa, lo que aparentemente lo blinda ante cualquier riesgo de asalto. Pero los feligreses de Ferraz ya suman cerca del 20%, después de que el 7% de Telefónica acabase en manos de Global Alconaba, una sociedad que agrupa a afines al socialismo, que hasta la fecha han perdido hasta la camisa. A estos amigos se ha sumado Adolfo Utor, propietario de Balearia, que se ha hecho con el 5,4%, y Diego Prieto, un empresario sevillano muy rico, que ha comprado otra participación similar.

Su objetivo, de cara a la próxima junta general, es alcanzar una participación con la que, en caso de considerarlo necesario, puedan echar al inversor armenio, al que el Gobierno usó en su día para tomar el control de Indra. Oughourlian, un financiero que aplica la lógica, sabe que Prisa no tiene dinero para lanzar una cadena de televisión, aunque recibiese mucha publicidad de la Administración. Como ha dicho recientemente a alguien, La Sexta se comió 1.000 millones en sus primeros años hasta que acabó en manos de Atresmedia, es decir, Planeta Corporación.

Foto: José Vicente de los Mozos, CEO de Indra. (EP/Eduardo Parra)

Al contrario, lleva meses tratando de que le refinancien por enésima vez una deuda de más de 800 millones que tiene a la cotización en sus mínimos históricos, con una capitalización de apenas 370 millones pese a haber realizado hasta cuatro ampliaciones de capital en los últimos años por casi 1.000 millones. Y, pese a la mejora de sus números operativos, de haber salido ya de la UCI, los acreedores no terminan de darle otro balón de oxígeno.

En otras palabras, una compañía que no es capaz de pagar su deuda tiene que poner en marcha una cadena de televisión para agradar al Gobierno que, en apenas una semana, ya ha demostrado quién manda en una Telefónica con una plataforma con 3,5 millones de usuarios.

Oughourlian ya ha visto en las barbas de Pallete que a Sánchez no le tiembla el pulso cuando dejas de serle útil. Incluso, como en el caso de Carlos Torres, presidente de BBVA, cuando las sigues a pies juntillas, y apoyas la destitución de su amigo de Telefónica (fue de los pocos invitados a su 60 cumpleaños en El Filandón) y tres días después se entera de que Banco Sabadell se lleva la sede a Barcelona para agradar al PSC y torpedear aún más la OPA del grupo financiero vasco. El Ibex no da miedo en Moncloa, como tampoco lo da un PP que, además de no haber olido la jugada en Telefónica, también se planteaba prescindir de Pallete en el caso de haber ganado las elecciones.

José María Álvarez-Pallete ha decidido irse unos días de vacaciones después de que el Gobierno de Pedro Sánchez, al que facilitó la toma de control del Grupo Prisa, dueña del diario El País y la Cadena Ser, decidiese cesarlo como presidente de Telefónica el pasado 17 de enero. El despido no deja de ser una demostración de poder del inquilino de la Moncloa, pero Álvarez-Pallete ha preferido tomárselo con calma y tomar distancia.

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