La codicia de los asesores del Ibex tiene su precio: 40.000 millones al limbo
El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones y movimientos. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas
El ejercicio 2024 pasará a la historia española más por las operaciones corporativas sobre compañías que se anunciaron, se trabajaron y no se ejecutaron, que por las que llegaron a buen puerto. Pese al inicio prometedor con las transacciones sobre Idealista, Dorna, Universidad Europea o Mombake, operaciones por un valor de 40.000 millones de euros se han esfumado desde la primavera, al no llegar a un acuerdo los compradores y los vendedores. Y todo después de meses de trabajo de directivos, abogados, auditoras y, sobre todo, banqueros de inversión.
Los líderes de entidades internacionales como JP Morgan, Citi, Bank of America, Goldman Sachs, UBS, Barclays, Société Générale, Evercore, Lazard, Rothschild o nacionales como AZ Capital o Alantra han intentado promover numerosas transacciones de fusiones y adquisiciones tras un 2023 para olvidar.
El año 2023 fue el peor en una década por volumen de operaciones, según datos de consultoras como EY y Bain & Company. Ese descenso de la actividad provocó una caída correlativa de las comisiones de intermediación, que se tradujo en miles de despidos en todo el mundo, cerca de 30.000 entre los grandes colosos de Wall Street.
Esta coyuntura de falta de ingresos y recortes masivos fomentó la creatividad a la hora de proponer a presidentes y consejeros delegados, operaciones para crear valor para sus accionistas u obtener grandes plusvalías vendiendo empresas familiares. Y la forma de convencer a los dueños fue inflando el valor de sus empresas, asegurándoles que podían encontrar un comprador que les pagaría un múltiplo récord, o sacarlas a bolsa con una valoración inigualable.
Pasó con Naturgy y la saudí Taqa, una operación de 26.000 millones, que los árabes desestimaron en la recta final al no aceptar un precio casi histórico sin, además, tener capacidad de mando en la compañía española controlada por Criteria Caixa. Algo parecido sucedió con las salidas a bolsa de Bergé, que pedía un acto de fe sobre su negocio de movilidad, o más tarde con las de Tendam y Europastry, que cancelaron sus ofertas públicas de venta en dos ocasiones. La antigua Cortefiel se echó atrás en julio y septiembre, mientras que el fabricante de masa congelada para panaderías canceló su estreno el día que debía hacer el 'pricing'.
Sus bancos coordinadores les dijeron que sus acciones valían mucho más de lo que los inversores estaban dispuestos a pagar por ellas. En ambas, estuvo al frente la JP Morgan de Ignacio de la Colina, que también lideró el debut en bolsa de Puig Brands, la gran decepción del Ibex. En apenas cuatro meses, se había desplomado un 20% y perdió por el camino 3.000 millones de capitalización. A alguien se le fue la mano con el precio.
Esta semana pasó lo mismo con Rovi, que decidió no continuar con el proceso de venta de su filial fabricante de fármacos para terceros. Lazard, uno de los bancos asesores de la OPA fallida sobre Naturgy y que lideraba la de Magyar Vagon sobre Talgo, informó a la familia López Belmonte de que podía conseguir un comprador para ese negocio por 5.000 millones. Envió más de 50 cartas a potenciales interesados para calentar una operación por la que, supuestamente, preguntaron Permira, KKR o Cinven, nombres que suelen utilizarse para inflar cualquier operación.
El 8 de agosto, Lazard, tras enviar un documento de cuatro páginas y con el verano de por medio, pidió ofertas vinculantes inmediatas. Ninguno de los que habían solicitado la información interna se acercaba a los 4.000 millones, ni siquiera a los 3.000 que, supuestamente, CVC Capital Partners, asesorado por Bank of America, iba a abonar. Finalmente, Rovi comunicó el jueves que cancelaba la venta al comprobar que las expectativas de precio que su banco de cabecera le había transmitido estaban muy lejos de la realidad actual.
Lazard, liderado en España por Pedro Pasquín y Borja Semprún, se juega ahora el año con el deal de Grifols, la empresa catalana de hemoderivados que se hundió en bolsa por las dudas sobre su contabilidad y solvencia. Pasquín y Semprún, dos banqueros de larga trayectoria y éxito probado, asesoran a Brookfield y a la familia fundadora en una transacción que se ha retrasado otro mes debido a las dificultades para obtener la financiación. De salir adelante, se embolsarán varios millones en comisiones de intermediación que compensarán otras operaciones, como la búsqueda de un comprador para Prisa, o la de un socio para Iberdrola en Estados Unidos (aquí de la mano de Rothschild) que tampoco se concretaron.
La bajada de los tipos de interés en Europa y Estados Unidos debería facilitar que varias de las operaciones que se han quedado por el camino, como el troceo de Clece por parte de ACS o la salida a bolsa de Hotelbeds, se retomen en breve, así como impulsar las transacciones en marcha, como las desinversiones de Indra y Urbaser. Otra cuestión es la OPA de BBVA sobre Sabadell, donde el factor político influye tanto como las cotizaciones.
Siempre y cuando la lógica de los números prevalezca sobre la ambición desmedida de ejecutivos y banqueros de inversión.
El ejercicio 2024 pasará a la historia española más por las operaciones corporativas sobre compañías que se anunciaron, se trabajaron y no se ejecutaron, que por las que llegaron a buen puerto. Pese al inicio prometedor con las transacciones sobre Idealista, Dorna, Universidad Europea o Mombake, operaciones por un valor de 40.000 millones de euros se han esfumado desde la primavera, al no llegar a un acuerdo los compradores y los vendedores. Y todo después de meses de trabajo de directivos, abogados, auditoras y, sobre todo, banqueros de inversión.
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