Sucesión e IA en el seguro: las otras batallas que enfrentan Mapfre y Mutua
El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones y movimientos. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas
Las grandes aseguradoras afrontan el desafío de profundizar en la digitalización y adoptar la inteligencia artificial para ser más eficientes sin dejar de lado la sucesión de sus cúpulas. Las empresas del sector asegurador no han tenido una crisis financiera que obligue a acelerar en eficiencia, como ha ocurrido con la banca. Pero la presión en autos, el principal ramo y deficitario en la mayoría de las compañías, obliga a un nuevo enfoque. La transformación digital llegará junto a la necesidad de renovar las cúpulas, con pasos dados en Mapfre y con incertidumbre en Mutua.
Mapfre y Mutua Madrileña son los dos principales actores del mundo asegurador español en seguros generales (en vida el dominador es Vidacaixa). Mapfre es la mayor aseguradora española a escala global, y la segunda del ranking de primas tras VidaCaixa. Mutua es tercera, pero primera en seguros generales, gracias a su liderazgo en autos y a la aportación de Adeslas, su joint venture con CaixaBank.
Las dos aseguradoras se comparan continuamente. Y quieren salir mejor que la otra en la foto. Ya sea en un nicho concreto como el ranking de fondos de inversión, donde se han superado mutuamente en los últimos trimestres para ser la mayor gestora no bancaria, como en una clasificación de mayor envergadura que cubra todo el negocio de seguros.
De hecho, suelen chocar de forma velada. Mapfre es una de las aseguradoras que pierde dinero en autos, con una ratio combinada (gastos corrientes y siniestros respecto a ingresos) superior al 100 %. Mutua, por su parte, sigue siendo rentable en el ramo y capta clientes.
Mapfre, como han hecho también otras aseguradoras (el caso más evidente es el de Línea Directa), ha tenido que subir precios. Y siempre asegura públicamente que la regulación exige que se cubran los costes, y que es inevitable la inflación de primas ante el incremento de costes de piezas y reparaciones y la mayor siniestralidad, con un parque de vehículos cada vez más envejecido. Pero Mutua se ha enrocado en evitar hablar de aumentos de precios generalizados en las primas.
Más allá del shock de inflación en talleres y el repunte de siniestralidad, lo que ha puesto de manifiesto la crisis del ramo de autos, todavía el más importante en España, es la necesidad de mejorar la eficiencia en las aseguradoras. En el cálculo de las primas para la captación y retención de clientes, en el trámite de siniestros, en la relación con los talleres, en los procesos internos, en el análisis de datos para la venta cruzada de productos y en cualquier vía que reduzca costes o permita una mayor explotación de sus recursos. No en vano, todos los conductores tienen un seguro, más del 70 % de las viviendas, uno de hogar, y cada vez más familias, uno de salud (12,4 millones en 2024, un 40 % más que una década antes).
El reto de la digitalización coincide con el de renovar las cúpulas. Antonio Huertas tiene cinco años por delante antes de tener que dejar la presidencia por estatutos, y ya ha liderado movimientos para que la aseguradora tenga fácil una sucesión ordenada. En Mutua, Ignacio Garralda, a sus 73 años, es presidente desde 2008, y no está clara su sucesión. Ni cuándo se producirá ni quién la liderará. El consejo de Mutua tiene una edad media de 68 años.
Inversión en tecnología
Los actuales capos del seguro español, por ahora, siguen enfocados en hacer más eficientes sus aseguradoras. Como el resto de grandes compañías, han invertido y dado pasos hacia la digitalización y el uso de las nuevas tecnologías en los últimos años, pero todos los asesores que rodean la industria coinciden en la necesidad de profundizar en ello. Y este desafío a corto y medio plazo coincidirá con la sucesión de las cúpulas, cuyo camino parece más preparado en Mapfre que en Mutua tras los movimientos del último año.
Mapfre, que ha tenido a la deficitaria Verti como banco de pruebas durante años (la experiencia es lo único positivo que, hasta el momento, ha podido sacar ante las pérdidas acumuladas), ha elevado la apuesta por las nuevas tecnologías. El área corporativa de Transformación de la Operación, liderada por José Antonio Arias, incluye tecnología, data, ciberseguridad y operaciones, dependiendo de ella la estrategia de digitalización y transformación.
Arias (A Coruña, 1967) forma parte del comité ejecutivo desde 2022, y está llamado a ganar peso. Por otro lado, Mapfre asegura que lleva años empleando la inteligencia artificial en programas para transformar el negocio, desde automatizar la gestión documental hasta los procesos de atención al cliente. En paralelo, Mapfre ha elegido este verano a Leire Jiménez para ser desde el 1 de septiembre directora corporativa de Innovación (chief innovation officer) del grupo, cargo que compatibilizará con seguir siendo CEO de Mawdy, unidad de negocio de asistencia de la compañía.
Por su parte, Mutua Madrileña invirtió 200 millones de euros en su último plan estratégico (2021-2023) en nuevas herramientas y sistemas tecnológicos, y quiere sacarle partido en el nuevo (2024-2026). Para ello, ha modificado su comité de dirección y ha dedicado una dirección general adjunta exclusivamente a tecnología, con Rafael Arnedo al frente. A sus 45 años, se convierte en un peso emergente de la aseguradora. Ahora, liderará al equipo dedicado a aplicar la inteligencia artificial, la explotación de los datos o la robotización y automatización de nuevos procesos y tareas rutinarias.
Arnedo tenía también responsabilidad sobre el área de personas, talento y cultura, pero Mutua ha modificado el organigrama para dejarle con la exclusividad de la tecnología, y esta dirección pasa a estar liderada por Carmen Campos.
Relevo generacional
Estos cambios se producen a las puertas de que los dos mayores rivales del mercado asegurador español tengan que afrontar un cambio generacional. En Mapfre hay pasos en esa dirección, pero en Mutua Madrileña no está claro.
Mapfre realizó varios movimientos en el comité de dirección a finales del año pasado que hay que leer en clave de futuras sucesiones. Los estatutos de Mapfre marcan que el límite de edad en la presidencia y en otros cargos ejecutivos es de 65 años, y para ser consejero, 70 años.
Antonio Huertas (Villanueva de la Serena, 1964), presidente de Mapfre desde 2012, tiene 60 años. Aún le queda un mandato al frente. Su mano derecha, el director financiero y, según muchas fuentes, una especie de consejero delegado (cargo que no existe en Mapfre), es Fernando Mata, con 63 años.
Precisamente, José Luis Jiménez, que recaló en Mapfre desde March en 2015 para potenciar el negocio de la gestión de activos para terceros, es director general financiero adjunto del grupo desde enero. Un movimiento que se da por hecho que será para suceder en dos años a Mata.
Junto a este nombramiento, Mapfre apostó por Elena Sanz como CEO de Iberia, lo que la convierte en una de las candidatas para suceder a Huertas en cinco años. Además, cada vez tiene más presencia mediática. Sustituye a José Manuel Inchausti que, a sus 60 años, pasa a ser vicepresidente y sin opciones de suceder a Huertas, que tiene la misma edad y se da por hecho que seguirá hasta los 65 años.
Elena Sanz, con 54 años, es una de las pocas personas del comité ejecutivo actual de Mapfre que, por edad, podría suceder a Huertas en cinco años. También tienen mucha carrera por delante, dentro del comité, Felipe Nascimento, valor emergente de Mapfre, que es CEO de Brasil desde enero y tiene 49 años, pero con el hándicap de no haber tenido puestos de responsabilidad en España; Eduardo Pérez de Lema, 53 años, consejero y CEO de seguros internacionales desde enero; y Miguel Ángel Rosa, CEO de Mapfre RE desde enero, con 46 años. Más cerca de la jubilación estarán, cuando Huertas cumpla 65 años, el citado José Antonio Arias, ahora con 57 años, Alfredo Castelo, director general de personas, estrategia y sostenibilidad desde enero, con 57 años; o el CEO de Norteamérica, Jaime Tamayo, con 57 años.
En el caso de Mutua Madrileña, aunque su presidente, Ignacio Garralda, es más veterano que Huertas, no hay nada claro en cuanto a su futura sucesión. Garralda (Madrid, 1951) es presidente de Mutua desde 2008, ha liderado la expansión de la aseguradora a escala nacional y, de forma incipiente, internacional. Y también se ha convertido en uno de los empresarios madrileños más relevantes.
En el caso de Mutua, aunque su presidente, Ignacio Garralda, es más veterano que Huertas, no hay nada claro en cuanto a su futura sucesión
Garralda tiene 73 años. Su trayectoria profesional estuvo marcada por su paso por AB Asesores, donde fue fundador y vicepresidente. Es decir, viene del mundo del brokeraje, el asesoramiento financiero y la venta de fondos. Precisamente, Mutua ha tenido siempre, y ahora está ahondando en ella, la apuesta por vender fondos para sus mutualistas y para terceros.
No hay límite de edad para que Garralda siga siendo presidente, aunque en el seno de Mutua se espera que más pronto que tarde se prepare un plan de sucesión y que el futuro presidente salga de dentro. Ignacio Garralda ha contado siempre con el apoyo del consejo, con el aval del crecimiento de la aseguradora y su rentabilidad. De cara al futuro, algunos miembros del consejo son proclives a continuar con la expansión nacional e internacional y el crecimiento, y otros por apostar por un perfil bajo y centrarse en la rentabilidad, sin más esfuerzos por crecer. No en vano, la empresa es una mutua que se debe a sus mutualistas presentes.
Mientras que en Mapfre ha habido movimientos en clave sucesoria, en Mutua no se sabe qué ocurrirá. El vicepresidente, Jaime Montalvo, cumplirá en noviembre 82 años, con lo que queda fuera de la ecuación de una futura sucesión de Garralda.
El consejo tiene 11 miembros, y la edad media es de 68 años. Solo hay cuatro miembros por debajo de los 60 años. Carmen Gómez de la Barreda, con 56 años, consejera de Mutua desde 2021 y, también, consejera de Redeia o Hispasat; José Periel Martín, 54 años, notario de profesión y consejero desde 2006; Rafael Rubio, 54 años, consejero desde 2004, hijo de un expresidente de Mutua y banquero privado de profesión; y Rufino García-Quirós, 55 años, consejero desde 2002, y consejero de varias empresas del sector agroalimentario, inmobiliario y distribución.
Más joven es el comité de dirección de Mutua, con algunos valores emergentes o pesados como el mencionado Rafael Arnedo, Javier Mira, director general de Mutua y presidente de Adeslas, de 56 años. Pero habrá que ver si el consejo apuesta por un ejecutivo que está fuera del órgano, prefiere optar por uno de sus miembros, o ficha fuera del grupo. En cualquier caso, no se sabe cuándo ocurrirá esto.
Las grandes aseguradoras afrontan el desafío de profundizar en la digitalización y adoptar la inteligencia artificial para ser más eficientes sin dejar de lado la sucesión de sus cúpulas. Las empresas del sector asegurador no han tenido una crisis financiera que obligue a acelerar en eficiencia, como ha ocurrido con la banca. Pero la presión en autos, el principal ramo y deficitario en la mayoría de las compañías, obliga a un nuevo enfoque. La transformación digital llegará junto a la necesidad de renovar las cúpulas, con pasos dados en Mapfre y con incertidumbre en Mutua.