Y si el mejor 'banker' del Ibex es un abogado del Estado

No es el primer abogado del Estado que hace carrera en el mundo de la banca ni tampoco será el último. Visto el reciente ascenso a los mandos ejecutivos de Inditex de Óscar García Maceiras, curtido en Banco Pastor y Banco Santander, o la promoción a presidente de Francisco Serrano para pilotar la salida a bolsa de Ibercaja, cabría pensar que estos altos funcionarios vuelven a monopolizar los bailes de sillones entre las grandes cotizadas, pero en realidad lleva pasando décadas, como puso de moda Mario Conde en los ochenta, aunque con distintos niveles de intensidad.

Cada vez es más normal que los responsables jurídicos de las compañías —más aún en sectores regulados como banca, seguros, energía, salud…— den el salto a responsabilidades de negocio. Y en el caso de Bankinter, el mirlo naranja de la banca doméstica, ese viaje se ha producido por partida doble. Las luces son para la consejera delegada, Dolores Dancausa, abogada de formación y con barniz extra en Harvard, a los mandos desde 2010 procedente de Línea Directa, la filial de seguros del banco donde empezó e hizo carrera como secretaria del consejo hasta primera ejecutiva.

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Un paso por detrás está Íñigo Guerra, el verdadero tapado del banco y persona de confianza de Alfonso Botín, vicepresidente ejecutivo y máximo accionista de la entidad (23%) a través de Cartival, la sociedad familiar de su padre, Jaime Botín. Su evolución guarda ciertas similitudes con Dancausa, pues antes de ser director general y responsable de banca de inversión (2013) dirigió la secretaría general, a la que llegó con solo 36 años (2009) tras un periodo de mili interna tutelado por Rafael Mateu de Ros, abogado del Estado y socio fundador de Ramón y Cajal, entonces secretario del consejo.

Que su carrera prometía era algo más que probable tras acceder al cuerpo de AE como número uno de la promoción del año 2000. Aunque, como otros muchos, su paso por la Administración fue breve, pues tras un primer destino en Toledo y otra etapa en el Gabinete de Estudios de la Abogacía General del Estado saltó de inmediato a Bankinter. En el banco naranja va camino de cumplir dos décadas al servicio de los Botín, primero ganándose la confianza de Jaime como jurista y luego como punta de lanza ejecutiva de Alfonso, a quien reporta orgánicamente como director general.

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El peso ejecutivo de Guerra ha ido creciendo con el paso del tiempo, apoyado en los resultados cosechados al frente de banca de inversión sin ser un banquero de cuna, lo que le ha granjeado el reconocimiento del sector desde las filas de Bankinter. Sobre su espalda cuelga el lucrativo negocio de gestión alternativa, que estrenó en 2013 con la alianza para hacer banca en la sombra con el fondo Magnetar. Desde entonces, ha lanzado casi una veintena de vehículos, con cerca de 8.000 millones movilizados, como propuesta de valor para clientes de banca privada e institucionales.

Este modelo alternativo, donde Bankinter busca al mejor socio gestor para cada proyecto de inversión, que coinvierte junto al banco y sus clientes, ha sido replicado años después. El ejemplo más llamativo es el realizado por Banco Santander, que hace un par de años puso en marcha Tresmares Capital de la mano de la gestora de ‘private equity’ Qualitas para adentrarse en el negocio de la financiación alternativa a pymes. Una senda que ahora explora BBVA para diferentes segmentos y a la que Banca March ha reorientado su modelo tras abandonar la venta de producto propio.

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Los últimos números de Bankinter (tercer trimestre de 2021) dejan claro el peso que esta apuesta representa ya en el banco, pionero en la apuesta tecnológica en los ochenta, pero que tras la crisis financiera de 2007 sostuvo su cuenta de resultados con los buenos números de Línea Directa. El margen bruto del banco, con tipos negativos, ha ido pivotando hacia el cobro de comisiones por la comercialización de productos y servicios de valor añadido, hasta representar un tercio, sin contar los extraordinarios que en ocasiones genera tras vender algún vehículo de inversión.

Basta repasar el perfil del consejo de administración de Bankinter para entender sus dinámicas de funcionamiento y cuál es el foco de Alfonso Botín para su banco. Al margen de Dancausa y del presidente, Pedro Guerrero, otro abogado del Estado y cofundador de AB Asesores, y sin contar a los dominicales (Botín y Masaveu), los independientes atesoran bagaje profesional en banca de inversión, banca privada o consultoría estratégica en el sector financiero: María Teresa Pulido, Teresa Martín-Retortillo, Álvaro Álvarez-Alonso, Fernando Francés o Cristina García-Peri.

En este contexto, Guerra ha demostrado su capacidad como abogado del Estado de evolucionar del perfil jurídico al ejecutivo. Padre de cinco hijos, todavía tiene menos de 50 años y tiempo para ascender peldaños en el escalafón de Bankinter, sobre todo teniendo en cuenta que Dancausa, que ha sido capaz de sacar a bolsa Línea Directa, está más cerca de los 65 y que su mandato vence en 2023, año en el que cumplirá 13 ejercicios como consejera delegada y casi tres décadas dentro del grupo. Los Botín tienen banquillo para mantener su banco entre tanto gigante.