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El plantón de los Sendagorta en ITP, la ira de Cinven y el té de la embajada
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El plantón de los Sendagorta en ITP, la ira de Cinven y el té de la embajada

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones y movimientos. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

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Algún día se sabrá, con pelos y señales, cómo el fondo de inversión Cinven perdió la puja por la española ITP Aero. Sobre todo, después de que su oferta fuera la elegida por Rolls-Royce para venderle por 1.500 millones de euros el fabricante de turbopropulsores con sede en el País Vasco. Sin embargo, ninguno de los dos tuvo en cuenta la cantidad de filtros por los que pasaría la operación ni su peso en la decisión final, sobre todo cuando se habla de una compañía 'estratégica' en la que todo el mundo quiere tener voz y voto.

Este contexto explica que la venta de ITP Aero haya facturado más horas de diplomacia que de auditoría. Un buen ejemplo de esas relaciones tejidas por detrás de los protagonistas tuvo lugar el pasado mes de junio. Con el proceso de venta abierto, dirigentes del PNV se vieron con 'staff' de la embajada británica en España, té mediante, para compartir sensibilidades sobre la operación: inversiones, empleo, deslocalización… Mientras tanto, el Gobierno iba construyendo también su argumentario para ‘volver’ a una compañía que ya fue pública.

Con tantas sensibilidades políticas en liza y tan indefinidas, la candidatura de Bain Capital se coló en el proceso gracias, entre otras cosas, a su oferta escoba: igualaba el precio de Cinven y a su vez dejaba hueco (hasta un 30%) para que Moncloa y Lehendakaritza sugirieran una fórmula de consenso para encajar la cuota española. La firma estadounidense, asesorada por los ‘sorayos’ de Cuatrecasas y los 'llorentinos', jugó la baza de la máxima flexibilidad frente a la ortodoxia del fondo británico, que formó un bloque ajustado a las instrucciones de Goldman Sachs.

Foto: Foto: ITP.

Nada de esto habría sucedido si la apuesta vasca para ITP Aero no hubiera sido Sener. El grupo de ingeniería de la familia Sendagorta, antiguo dueño de la compañía, nunca estuvo en la operación hasta la invitación del Palacio de Ajuria Enea. Y fue para entrar en el consorcio de Cinven, el fabricante aeronáutico burgalés Aciturri y un grupo de inversores vascos liderado por José Poza. Sin embargo, en lugar de adherirse al pacto de accionistas con un porcentaje (cedido por todos de manera proporcional), exigió nuevas condiciones que no le aceptaron.

Fuera del bloque elegido, Sener rebotó al bando de Bain Capital para que la cuota exigida por el PNV se cumpliera. Sin embargo, tampoco los Sendagorta, con disparidad de criterios dentro del grupo familiar, formarán parte de la oferta final del fondo americano, para desconcierto del Ejecutivo de Iñigo Urkullu. La disposición del actual presidente, Andrés Sendagorta, exmilitar y de perfil más institucional, choca con la de su antecesor y primo, Jorge Sendagorta, retirado hace un año, pero con su hijo Jorge Sendagorta Cudós como consejero delegado.

Así las cosas, el próximo 27 de septiembre expira el plazo de dos meses concedido por Rolls-Royce para formalizar la venta y Bain Capital explora fórmulas alternativas para retocar su bloque tras la espantada del grupo de ingeniería, aunque no las necesite en clave de dinero, sobre todo teniendo en cuenta que sus socios españoles, Sidenor y JB Capital, tienen un peso menor. En realidad, el único descolgado es el Gobierno vasco, a quien se ha ofrecido participar de manera simbólica en el capital, pero con poderes de veto, para ofrecerle garantías.

Foto: Manuel de la Rocha, jefe de la oficina económica de Moncloa. (EC)

El otro ángulo español, monitorizado por el Ministerio de Industria, parece menos espinoso. La elección de Indra para participar en la compra de ITP Aero está todavía poco madura, sobre todo teniendo en cuenta las condiciones de la llegada de Marc Murtra a la presidencia de la cotizada, impulsada desde el 'holding' público SEPI, su primer accionista, para sustituir a Fernando Abril-Martorell. La tecnológica española, con gran parte de negocio en la industria de defensa, tendrá un hueco reservado para formalizar su entrada hasta el verano de 2022.

Todo este trabajo subterráneo se ha hecho aguas arriba y meses antes del día D, pero nunca 'a posteriori', como ahora hace Cinven para desquitarse. El fondo británico, descolocado por cómo lo han sacado de la operación, ha tratado de llegar lo más alto posible para quejarse y poner en valor sus credenciales (30.000 millones de valor en España y 26.000 empleados en participadas). Sin embargo, su ruego no ha conseguido audiencia en la Moncloa y ha terminado en la casilla de salida: el secretario general de Industria, Raúl Blanco. Todo esfuerzo es legítimo, aunque el partido parece decidido.

Algún día se sabrá, con pelos y señales, cómo el fondo de inversión Cinven perdió la puja por la española ITP Aero. Sobre todo, después de que su oferta fuera la elegida por Rolls-Royce para venderle por 1.500 millones de euros el fabricante de turbopropulsores con sede en el País Vasco. Sin embargo, ninguno de los dos tuvo en cuenta la cantidad de filtros por los que pasaría la operación ni su peso en la decisión final, sobre todo cuando se habla de una compañía 'estratégica' en la que todo el mundo quiere tener voz y voto.

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