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Exbanqueros y empresarios prepararon una fundación para salvar la imagen del emérito
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el proyecto está paralizado

Exbanqueros y empresarios prepararon una fundación para salvar la imagen del emérito

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones, movimientos y desenlaces. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

Foto: El Rey emérito Juan Carlos I. (EC)
El Rey emérito Juan Carlos I. (EC)
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A finales de 2019, un reducido grupo de personas manejaba un proyecto en torno a la figura del Rey emérito. La figura de Juan Carlos I ya estaba cuestionada en términos de opinión pública y esta iniciativa pretendía preservar la figura del monarca y ensalzar sus servicios en la historia reciente de España. Para ello, barajaban la opción de constituir una fundación de nuevo cuño o rescatar alguna existente para canalizar esa tarea, con distintos enfoques, tanto desde el ángulo político como empresarial o de relaciones internacionales.

La oportunidad del plan queda demostrada a la luz de los últimos acontecimientos, pero ha llegado demasiado tarde. El propósito de este grupo de notables, vinculados el mundo de los negocios y la alta sociedad, muchos de la misma generación que el emérito (del tipo José María Amusátegui, Plácido Arango…), con quienes ha compartido corte, era revertir la mala imagen pública generada desde que trascendió su relación de intereses (afectivos y pecuniarios) con la princesa Corinna Larsen.

Foto: Montaje: Enrique Villarino.

El plan ha entrado en vía muerta antes de echar siquiera a rodar, tras meses de trabajo informal casi hasta antes de la crisis sanitaria. Todo cambió a partir de marzo, cuando en pleno estado de alama, el actual Rey vino a desterrar de manera simbólica a su padre, a quien retiró su asignación del presupuesto de la Casa Real, además de renunciar a la herencia personal o a cualquier activo que pueda no estar en consonancia con la legalidad. El riesgo ya no era una cuestión reputacional, sino judicial.

Antes de que esta nueva ola informativa desnudase el pasado 'juancarlista', el propio emérito avaló esta iniciativa, sabedor de que su ahora controvertido 'modus vivendi' como monarca, con un marcado “sentido comercial de la vida”, como describe una persona de su entorno para referirse al rol de embajador de negocios, sepulte los logros alcanzados bajo su reinado e incluso amenace la continuidad de los Borbones, más ahora que las fuerzas políticas con ideario republicano ocupan más espacios de poder.

El espíritu de esta fundación en ciernes era destacar la influencia de Juan Carlos I en episodios críticos que determinaron la consolidación de la democracia española, sobre todo en la primera década de su mandato (1975-1986). Por eso, aunque parte de sus conductas como Rey sean reprobables, confundir los servicios de 'lobby', en ocasiones a demanda de grandes empresas del país, pero en otros casos por iniciativa propia, con los de un simple comisionista sería, a ojos de sus defensores, un ejercicio de cinismo histórico.

El espíritu de esta fundación en ciernes era destacar la influencia del Rey en episodios que determinaron la consolidación de la democracia

Basta repasar los títulos nobiliarios concedidos durante cuatro décadas para reconocer lo arropado que estuvo el emérito por una parte de la sociedad civil más influyente: Villar Mir (OHL), O'Shea (Botín), Sánchez Asiaín (Banco Bilbao-BBVA), Menéndez (Uría), Garrigues (Garrigues), Godó ('La Vanguardia'), Durán (Dragados), Luca de Tena ('ABC'), Lara (Planeta), Benjumea (Abengoa), Escámez (Banco Central)… Porque a todos convino su papel, incluidas las 'borbonadas' que todos conocían con algún detalle.

Con el paso de los años, el aparato de la Casa Real (Almansa, Aza y Spottorno) fue incapaz de controlar los usos y maneras de Juan Carlos I. Solo así se explica que su vida al margen de la oficialidad terminara en manos del CNI, asumiendo el general Félix Sanz Roldán tareas que antes correspondían a Zarzuela, sobre todo a raíz de la implosión provocada por el famoso episodio de Botsuana. Aquel fue el epicentro de los terremotos posteriores que han sacudido la familia real, más allá del capítulo Iñaki Urdangarin.

Como asegura una persona al corriente de la iniciativa, nadie duda de que Juan Carlos I habría tenido un funeral con honores institucionales y populares en caso de fallecer hace 10 años. Sin embargo, su embarazosa recta final está erosionando el sentido propio de la Corona, que tan expuesta ha estado ya por sus relaciones con el dinero con personajes como Manuel Prado, Mario Conde o Javier de la Rosa, quemados por esa ligazón, de la que tampoco se ha librado Corinna. Así que, en vista de los acontecimientos, la fundación tendrá que esperar.

A finales de 2019, un reducido grupo de personas manejaba un proyecto en torno a la figura del Rey emérito. La figura de Juan Carlos I ya estaba cuestionada en términos de opinión pública y esta iniciativa pretendía preservar la figura del monarca y ensalzar sus servicios en la historia reciente de España. Para ello, barajaban la opción de constituir una fundación de nuevo cuño o rescatar alguna existente para canalizar esa tarea, con distintos enfoques, tanto desde el ángulo político como empresarial o de relaciones internacionales.

Rey Don Juan Carlos Javier de la Rosa
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