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La Cámara de Representantes cede a las presiones demócratas y posterga a hoy el voto del plan
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La Cámara de Representantes cede a las presiones demócratas y posterga a hoy el voto del plan

La Cámara de Representantes de Estados Unidos cedió el jueves a las presiones de algunos demócratas y postergó para el viernes la votación definitiva de un

La Cámara de Representantes de Estados Unidos cedió el jueves a las presiones de algunos demócratas y postergó para el viernes la votación definitiva de un plan de estímulo económico por unos 789.000 millones de dólares. Algunos líderes demócratas de ambas cámaras del Congreso habían indicado a los periodistas que el plan sería sometido a votación a lo largo de la jornada de ayer.

Una vez aprobado por ambas cámaras, el plan será la tercera ley que promulgue el presidente de EEUU, Barack Obama, durante sus primeros cien días de mandato. Sin embargo, varios demócratas de la cámara baja expresaron su malestar porque el acuerdo alcanzado el miércoles por un grupo de diez negociadores del Congreso redujo el monto global del paquete de estímulo, en particular el componente fiscal del plan.

La tensión generada por el plan en el Congreso se llevó por delante la candidatura del senador republicano por Nueva Hampshire, Judd Gregg, para secretario de Comercio. Gregg explicó que retiraba su candidatura en parte porque el plan de estímulo (...) contiene conflictos irreconciliables para mí. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, accedió a la petición demócrata de repasar con más tiempo el proyecto de ley y aceptó postergar el voto.

El plan de estímulo, que es la máxima prioridad del Gobierno de Obama, fue ingeniado para atajar la peor crisis económica en EEUU desde la Gran Depresión, en momentos en que la economía ha perdido más de tres millones de empleos desde que comenzó la recesión en 2007. Como señal de la urgencia de lograr el plan, Obama envió al Capitolio al jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Rahm Emanuel, al director de presupuestos, Peter Orszag, y el número dos de éste, Rob Nabors, para participar en la sesión bicameral.

Aunque fuentes legislativas indicaron que el descontento de los demócratas no supone que el plan corra peligro, algunos republicanos dejaron claro que siguen oponiéndose a la formulación del plan. Estamos muy preocupados (...) en estos tiempos, con la cantidad de dinero en gastos fiscales (incluidos en el plan), deberíamos aspirar a la mayor eficiencia posible en el manejo del dinero de los contribuyentes, se quejó el número dos de los republicanos en la Cámara de Representantes, Eric Cantor.

Cantor insistió en que un plan de estímulo debe, ante todo, crear y preservar empleos, y que el Congreso debe aumentar los recortes tributarios en vez de aventurarse a más gastos fiscales. Cuando la Cámara de Representantes aprobó el pasado 28 de enero su versión del plan de estímulo, de 819.000 millones de dólares, ninguno de los 177 republicanos votó a favor del plan.

La versión del Senado, de 838.000 millones de dólares, sólo contó con el respaldo de tres republicanos: Susan Collins, Olympia Snowe y Arlen Specter, todos ellos de corte moderado. De hecho, de los 219 republicanos en el Congreso, solo ellos tres apoyaron el plan, después de conseguir concesiones de la mayoría demócrata. Por ejemplo, los legisladores disminuyeron el monto de los recortes tributarios de la nómina salarial a entre 400 y 800 dólares para individuos y familias, respectivamente.

Durante el proceso de armonización bicameral, los legisladores de ambas cámaras del Congreso lograron reducir el monto total del plan de estímulo, tras una serie de intensas negociaciones en las que hicieron ajustes tanto al componente fiscal como al de recortes tributarios. Hasta ahora, se han divulgado pocos detalles de su contenido, pero fuentes legislativas aseguraron que se trata de un buen equilibrio en torno a las prioridades económicas del país.

El plan, tal como está concebido, prevé la creación o preservación de 3,5 millones de empleos; ayudas para los gobiernos locales y estatales que afrontan déficit presupuestario; fuertes inversiones en obras de infraestructura y en programas sociales, y ayuda para los desempleados, entre otros elementos. Así, los gobiernos estatales recibirán un total de 54.000 millones de dólares, parte de los cuales podrán utilizar para la modernización de las escuelas públicas.

También se redujo considerablemente el monto global en créditos tributarios para quienes compran casa y para quienes compran vehículos nuevos. El líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, dijo ayer que la cámara alta podría votar entre esta noche y mañana, pese a que los republicanos amenazan con bloquear la votación porque no han visto el texto definitivo del plan. De todas maneras, la meta de los congresistas es aprobar el plan cuanto antes y enviarlo al Despacho Oval a más tardar el lunes próximo.

La Cámara de Representantes de Estados Unidos cedió el jueves a las presiones de algunos demócratas y postergó para el viernes la votación definitiva de un plan de estímulo económico por unos 789.000 millones de dólares. Algunos líderes demócratas de ambas cámaras del Congreso habían indicado a los periodistas que el plan sería sometido a votación a lo largo de la jornada de ayer.

Una vez aprobado por ambas cámaras, el plan será la tercera ley que promulgue el presidente de EEUU, Barack Obama, durante sus primeros cien días de mandato. Sin embargo, varios demócratas de la cámara baja expresaron su malestar porque el acuerdo alcanzado el miércoles por un grupo de diez negociadores del Congreso redujo el monto global del paquete de estímulo, en particular el componente fiscal del plan.

La tensión generada por el plan en el Congreso se llevó por delante la candidatura del senador republicano por Nueva Hampshire, Judd Gregg, para secretario de Comercio. Gregg explicó que retiraba su candidatura en parte porque el plan de estímulo (...) contiene conflictos irreconciliables para mí. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, accedió a la petición demócrata de repasar con más tiempo el proyecto de ley y aceptó postergar el voto.

El plan de estímulo, que es la máxima prioridad del Gobierno de Obama, fue ingeniado para atajar la peor crisis económica en EEUU desde la Gran Depresión, en momentos en que la economía ha perdido más de tres millones de empleos desde que comenzó la recesión en 2007. Como señal de la urgencia de lograr el plan, Obama envió al Capitolio al jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Rahm Emanuel, al director de presupuestos, Peter Orszag, y el número dos de éste, Rob Nabors, para participar en la sesión bicameral.

Aunque fuentes legislativas indicaron que el descontento de los demócratas no supone que el plan corra peligro, algunos republicanos dejaron claro que siguen oponiéndose a la formulación del plan. Estamos muy preocupados (...) en estos tiempos, con la cantidad de dinero en gastos fiscales (incluidos en el plan), deberíamos aspirar a la mayor eficiencia posible en el manejo del dinero de los contribuyentes, se quejó el número dos de los republicanos en la Cámara de Representantes, Eric Cantor.

Cantor insistió en que un plan de estímulo debe, ante todo, crear y preservar empleos, y que el Congreso debe aumentar los recortes tributarios en vez de aventurarse a más gastos fiscales. Cuando la Cámara de Representantes aprobó el pasado 28 de enero su versión del plan de estímulo, de 819.000 millones de dólares, ninguno de los 177 republicanos votó a favor del plan.

La versión del Senado, de 838.000 millones de dólares, sólo contó con el respaldo de tres republicanos: Susan Collins, Olympia Snowe y Arlen Specter, todos ellos de corte moderado. De hecho, de los 219 republicanos en el Congreso, solo ellos tres apoyaron el plan, después de conseguir concesiones de la mayoría demócrata. Por ejemplo, los legisladores disminuyeron el monto de los recortes tributarios de la nómina salarial a entre 400 y 800 dólares para individuos y familias, respectivamente.

Durante el proceso de armonización bicameral, los legisladores de ambas cámaras del Congreso lograron reducir el monto total del plan de estímulo, tras una serie de intensas negociaciones en las que hicieron ajustes tanto al componente fiscal como al de recortes tributarios. Hasta ahora, se han divulgado pocos detalles de su contenido, pero fuentes legislativas aseguraron que se trata de un buen equilibrio en torno a las prioridades económicas del país.

El plan, tal como está concebido, prevé la creación o preservación de 3,5 millones de empleos; ayudas para los gobiernos locales y estatales que afrontan déficit presupuestario; fuertes inversiones en obras de infraestructura y en programas sociales, y ayuda para los desempleados, entre otros elementos. Así, los gobiernos estatales recibirán un total de 54.000 millones de dólares, parte de los cuales podrán utilizar para la modernización de las escuelas públicas.

También se redujo considerablemente el monto global en créditos tributarios para quienes compran casa y para quienes compran vehículos nuevos. El líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, dijo ayer que la cámara alta podría votar entre esta noche y mañana, pese a que los republicanos amenazan con bloquear la votación porque no han visto el texto definitivo del plan. De todas maneras, la meta de los congresistas es aprobar el plan cuanto antes y enviarlo al Despacho Oval a más tardar el lunes próximo.

Senado