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China se defiende de su parte de responsabilidad en el aumento de los precios de los cereales
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China se defiende de su parte de responsabilidad en el aumento de los precios de los cereales

El mundo vive una crisis alimentaria sin precedentes debido a políticas como el uso del cereal para combustible en Occidente, a la que hay que añadir

Foto: China se defiende de su parte de responsabilidad en el aumento de los precios de los cereales
China se defiende de su parte de responsabilidad en el aumento de los precios de los cereales

El mundo vive una crisis alimentaria sin precedentes debido a políticas como el uso del cereal para combustible en Occidente, a la que hay que añadir el aumento de consumo de potencias emergentes como China y la India.

"El consumo de cereal de China no tiene prácticamente influencia en esta crisis. Casi nos autoabastecemos", señaló a Efe Yin Changbin, profesor de la Academia de Agricultura de China, que no incluye en su cómputo de cereal a la soja.

China produjo el año pasado 501,5 millones de toneladas de grano, y exportó ocho millones; este año, con un consumo previsto de 518 millones de toneladas, el gobierno ha reconocido que espera una cosecha similar a la de 2007.

Según datos oficiales chinos, el país asiático produce un 65 por ciento de los cereales que consume su masiva población de 1.300 millones de habitantes, pero en el último año la inflación se ha cebado con este alimento básico como en el resto del planeta.

El encarecimiento del petróleo y, por ende, el de los fertilizantes y el transporte, ha impactado en el cereal.

En la que se considera la primera crisis de la "globalización", el aumento de los precios del cereal ha devuelto por debajo del umbral de la pobreza a cien millones de personas en el último año y disparado protestas desde Argentina hasta Indonesia.

El presidente de EEUU, George W. Bush, cuyo gobierno subsidia a sus campesinos para la producción de biocombustibles, culpó en mayo de la crisis a la prosperidad de países pobres como la India, donde la gente "está empezando a pedir mejor nutrición y mejor alimento".

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó a China la semana pasada a luchar contra esta crisis alimentaria, a lo que el primer ministro chino, Wen Jiabao, le respondió: "China alimenta a una quinta parte de la población mundial con menos de un 9 por ciento de la tierra arable del planeta. Esta es nuestra contribución".

Un informe del Banco Mundial está a punto de sacarle los colores al presidente estadounidense, al indicar que la producción de biocombustibles no supone un 3 por ciento de incremento del precio de los alimentos, como sostiene Bush.

Entre 2002 y febrero de este año el precio de los alimentos ha subido un 140 por ciento, del que 75 puntos porcentuales corresponden al aumento de demanda para biocombustibles, según ese informe.

El dato no es nuevo. Lester Brown, presidente del estadounidense Instituto de Política de la Tierra y autor del libro "¿Quién va alimentar a China?", publicó en enero un informe que indica que el consumo de cereal mundial aumentó entre 1990 y 2005 a un ritmo de 21 millones de toneladas anuales debido a un aumento demográfico de 70 millones de personas.

Sin embargo, la demanda de cereal para destilerías de etanol en EEUU disparó el incremento de demanda hasta 54 millones de toneladas en 2006 y en 81 millones el año pasado, asegura Brown en su informe.

"A diferencia de otros aumentos del precio del cereal por motivos climáticos, éste ha sido inducido por medidas políticas y hay que solucionarlo con ajustes políticos", sugirió Brown en una visita a Pekín.

China, que emitió en 2005 una directriz para la producción de biofuel, ha detenido este proyecto y, según el profesor Yin, destina sólo "cereales caducados" a su producción.

Sin embargo, Washington sostiene que la producción de biocombustibles de China aumentará en 2008 un 11 por ciento hasta los 1,55 millones de toneladas.

Según indicaron a Efe fuentes del sector en China, la reducción de la tierra arable es el gran problema que afronta el país asiático, con menos de un 13 por ciento cultivable de su superficie.

La recalificación de terrenos para industrialización y construcción están reduciendo los cultivos, lo que ha provocado la emigración de 250 millones de campesinos en las últimas décadas.

Entre las muchas soluciones, Pekín está a punto de aprobar una política para estimular a las empresas chinas a comprar tierras en el exterior, tras décadas de proyectos similares en países como Australia, Cuba, México, Kazajistán, Uganda, Kenia y Tanzania.

En 1996 la compañía china Suntime Group invirtió en 150 hectáreas en Cuba para plantar arroz, y dos años después compró 1.050 hectáreas en México, según datos publicados por la prensa oficial china; y en 2006 Pekín firmó acuerdos con África para mejorar la producción de arroz en suelo africano.

El mundo vive una crisis alimentaria sin precedentes debido a políticas como el uso del cereal para combustible en Occidente, a la que hay que añadir el aumento de consumo de potencias emergentes como China y la India.

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