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Las bolsas y las divisas descuentan la recesión en Europa
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Las bolsas y las divisas descuentan la recesión en Europa

El Ibex 35 marcó ayer mínimos de cierre desde abril de 2005 con la segunda mayor caída de su Historia: el 8,16% (la mayor fue la

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Las bolsas y las divisas descuentan la recesión en Europa

El Ibex 35 marcó ayer mínimos de cierre desde abril de 2005 con la segunda mayor caída de su Historia: el 8,16% (la mayor fue la del 10 de octubre, del 9,14%). La mayoría de los medios achacaron este desplome a la nueva crisis argentina, con la decisión de su presidenta de nacionalizar los planes de pensiones para pagar la deuda del país. Aunque es innegable que eso agravó la caída en Madrid, en Europa las caídas superaron el 5% y en Estados Unidos, el 6% en el caso del S&P 500. Así pues, nos encontramos ante algo más grave y global: la desconfianza generalizada en un final próximo de la crisis.

Los analistas justificaban el rebote de las últimas sesiones por las contundentes medidas de las últimas semanas para frenar la crisis: los planes de rescate de la banca en los principales países -que no sólo incluyen la compra de activos tóxicos, sino también la entrada de dinero público en su capital-; el compromiso de no dejar quebrar a ningún gran banco -de ahí las recientes inyecciones estatales en UBS, ING o la banca francesa en general-; la bajada de tipos concertada del día 8 y la disposición de los bancos centrales a volver a hacerlo si es necesario; y las inyecciones ilimitadas de liquidez en dólares y euros al tipo oficial en cada zona.

Estas medidas habían relajado los tipos interbancarios a ambos lados del Atlántico (Euribor y Libor). Esto parecía haber devuelto el optimismo a muchos expertos, y no eran pocos los que aseguraban que el mercado había hecho suelo, que las valoraciones eran tan bajas que era imposible caer más e incluso anunciaban una vuelta en V, es decir, una recuperación tan rápida como la caída previa. Estos pronósticos saltaron ayer por los aires.

Ya había algunas señales preocupantes, como el hecho de que detrás de la mejora del Euribor no había una vuelta a la normalidad del mercado interbancario. O los desplomes del petróleo y demás materias primas, clara evidencia de que el mercado piensa que la grave crisis financiera va a trasladarse en una crisis económica todavía más grave. En el caso de Europa, el hundimiento del euro hasta mínimos de dos años en la zona de 1,28 dólares anticipa claramente una profunda recesión en nuestro continente.

Una recesión particularmente dramática en España

Eso es lo que explica principalmente el nuevo derrumbe bursátil. Ayer, UBS emitió un informe en el que asegura que ya no estamos hablando de recesión en EEUU (donde augura cuatro trimestres de crecimiento negativo, nada menos), sino de que es inevitable también en Europa. Es más, el banco suizo predice que será particularmente dramática en aquellos países en los que, como en EEUU, los mercados inmobiliarios estaban muy sobrevalorados y ahora se están hundiendo (Gran Bretaña, España) o en los que se enfrentan a problemas estructurales (Italia). Aunque ni siquiera países más estables como Suiza se salvarán, por su dependencia de las exportaciones y del sector financiero, a su juicio.

Una fuente de esta entidad es todavía más tajante al hablar del sector financiero: La verdadera crisis en Europa todavía no ha empezado, lo que hemos visto hasta ahora es únicamente la repercusión de la crisis norteamericana a través de la depreciación de los activos relacionados con su mercado inmobiliario. A su juicio, ahora van a empezar los impagados, empezando por los enormes créditos que se han concedido para adquisiciones apalancadas de empresas cuando su precio estaba en máximos históricos. No hay que olvidar que UBS dijo hace una semana que son inevitables más quiebras bancarias por muchos planes de rescate que adopten los Gobiernos.

Así pues, la famosa 'teoría de la avalancha' sigue cobrando cuerpo: una vez iniciada una avalancha como la actual en el sistema financiero, las medidas adoptadas para pararla están condenadas al fracaso hasta que la pendiente de la montaña se reduzca o se acabe la ladera de forma vertical; algo que se traduce, en el primer caso, en la extensión del impacto a toda la sociedad mediante estos planes de rescate, y en el segundo, en el duro proceso de desapalancamiento que vive la economía mundial.

Mucha gente quiere vender y nadie quiere comprar

A todo esto hay que añadir los factores puros de mercado. Ante la crisis que se avecina, muchos inversores están retirando su dinero de la bolsa o de los fondos de inversión de renta variable. Si hemos estado a punto de ver una retirada masiva de depósitos de los bancos, cómo no va a haber ventas en unas bolsas que se hunden a diario, explica un profesional del mercado. Estos reembolsos han sido espectaculares en el caso de los hedge funds, lo que, sumado al enorme apalancamiento de estos vehículos, se traduce en su obligación de vender acciones por valor de un billón de dólares según algunas estimaciones.

Demasiado lastre para que las bolsas suban... y para que dejen de bajar. Porque, frente a esta presión vendedora, no hay flujo comprador en bolsa más allá de los inversores más cortoplacistas, como confirman diferentes brokers. Lo que hoy es malo mañana puede ser peor. Y hasta que no haya señales de una recuperación sostenible, lo mejor parece no hacer caso de los cantos de sirena que se escuchan con cada rebote.

El Ibex 35 marcó ayer mínimos de cierre desde abril de 2005 con la segunda mayor caída de su Historia: el 8,16% (la mayor fue la del 10 de octubre, del 9,14%). La mayoría de los medios achacaron este desplome a la nueva crisis argentina, con la decisión de su presidenta de nacionalizar los planes de pensiones para pagar la deuda del país. Aunque es innegable que eso agravó la caída en Madrid, en Europa las caídas superaron el 5% y en Estados Unidos, el 6% en el caso del S&P 500. Así pues, nos encontramos ante algo más grave y global: la desconfianza generalizada en un final próximo de la crisis.

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