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El 'maravilloso' mundo de las cajas no quiere verse en el espejo de la crisis
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El 'maravilloso' mundo de las cajas no quiere verse en el espejo de la crisis

El sector financiero mundial se hunde un poco más cada día, pero hay unas entidades a prueba de bombas aunque quiebre hasta el último banco europeo

El sector financiero mundial se hunde un poco más cada día, pero hay unas entidades a prueba de bombas aunque quiebre hasta el último banco europeo o norteamericano: las cajas de ahorros españolas. Es la principal conclusión del Foro Estratégico del sector celebrado ayer en Madrid con la asistencia de los presidentes, directores generales y numerosos directivos de las 45 cajas españolas. Los mensajes emitidos en este acto dejaron claro que, o bien son las entidades más seguras y solventes, o bien viven en un mundo maravilloso en el que no existe la morosidad, la falta de liquidez, los vencimientos de deuda, la restricción del crédito, el derrumbe inmobiliario, etc. etc. Y partiendo de esa base, cualquier autocrítica brilló por su ausencia, como es lógico.

Por ejemplo, el presidente de La Caixa, Isidre Fainé, declaró que no conozco a ninguna caja que esté en dificultades en estos momentos y en nuestro caso mucho menos, que estamos prestando en el interbancario. Y apostilló que no creo que haya problemas de liquidez en ninguna entidad financiera (española). Otro con un discurso similar fue Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, que afirmó no creer que se esté hablando de fusiones ni que haya riesgos para ninguna caja, de verdad que no. Una apostilla que resultó de lo más elocuente.

La conferencia estrella del programa, una mesa redonda con los citados Fainé y Blesa más Braulio Medel (Unicaja), José Luis Olivas (Bancaja), Carlos Egea (Caja Murcia) y José Antonio Olavarrieta (director general de CECA), tuvo momentos sonrojantes. No escatimaron en palabras para explicar qué es una caja de ahorros, precisamente a un auditorio compuesto exclusivamente por directivos de estas entidades y periodistas especializados, o para glosar las virtudes de la obra social y su apoyo incondicional a los artistas. Dicho lo cual, ninguno de los presentes entendía por qué se cuestiona todavía la figura de las cajas, que luchan por mantener ese modelo ni público ni privado.

Con la que está cayendo ahí fuera, la negación de la crisis por parte de los presis fue patente a lo largo y ancho de las intervenciones. Así, mientras unos se vanagloriaban diciendo que las cajas han conseguido que los intereses estén tan bajos, tal cual, otros se mostraban convencidos de que es un gran momento para la expansión internacional de las cajas. Discursos que contaron con el subrayado corporativo de la patronal de las cajas, que ensalzó la contribución voluntaria que estas entidades realizan a la obra social; que si no quisieran, no tendrían por qué hacerlo. Da miedo preguntar a quién pagarían entonces dividendos.

Menos mal que un poco antes, el presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás, había puesto algo de cordura al admitir la gravedad de la crisis y la necesidad de flexibilidad de las cajas para cambiar el modelo de negocio y adaptarse a los nuevos tiempos. Pero tampoco fue mucho más allá: El modelo que propone alguien tan poco amigo de las cajas como el Financial Times para las próximas décadas se parece mucho al nuestro, una banca simple, basada en las personas y la experiencia, local y con mayor presencia del sector público.

Aunque admitió que la morosidad aumentará más que en los años 90 y que bajarán los beneficios del sector, afirmó que la economía española y las cajas de ahorro están llevando, en esta época de incertidumbre, mayor tranquilidad y seguridad que otros países, mientras en todo el mundo están temblando los pilares del sistema financiero. El colofón fue la metáfora del corcho (las cajas) y la marea (la economía): el corcho sube cuando la marea está alta y baja cuando ocurre lo contrario, pero nunca se hunde.

Algún asistente algo avergonzado echaba en falta la autocrítica: Es verdad que la crisis financiera viene de fuera, pero aquí tenemos lo nuestro con la burbuja inmobiliaria. Y pretender que las cajas no hemos tenido ninguna culpa de ello es negar la evidencia, admitía. Pero no hubo una sola palabra sobre la excesiva liberalidad a la hora de conceder créditos en los últimos años, con valoraciones muchas veces disparatadas de las viviendas hipotecadas, ni sobre la participación de las cajas en las grandes operaciones apalancadas de compra de inmobiliarias, que han terminado en concurso de acreedores como el de Martinsa-Fadesa, en rescates como los de Colonial o Afirma, o en continuas refinanciaciones como Hábitat. Y lo que aún queda por venir.

El sector financiero mundial se hunde un poco más cada día, pero hay unas entidades a prueba de bombas aunque quiebre hasta el último banco europeo o norteamericano: las cajas de ahorros españolas. Es la principal conclusión del Foro Estratégico del sector celebrado ayer en Madrid con la asistencia de los presidentes, directores generales y numerosos directivos de las 45 cajas españolas. Los mensajes emitidos en este acto dejaron claro que, o bien son las entidades más seguras y solventes, o bien viven en un mundo maravilloso en el que no existe la morosidad, la falta de liquidez, los vencimientos de deuda, la restricción del crédito, el derrumbe inmobiliario, etc. etc. Y partiendo de esa base, cualquier autocrítica brilló por su ausencia, como es lógico.

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