Fadesa está dividida: el consejo quiere seguir y el bufete Gómez-Acebo y Pombo recomienda ir a concurso

A las 16,30 horas se cita el consejo de administración de Martinsa-Fadesa. El único y principal punto del orden del día trata sobre la conveniencia de solicitar el concurso voluntario de acreedores o, por el contrario, luchar por seguir adelante en la actual situación, buscando desesperadamente 150 millones antes del próximo 7 de agosto, en el caso de que los 45 bancos acreedores concedieran esa prórroga.

Antes de verse la cara, el consejo de administración recoge dos sensibilidades bien distintas. Por un lado, los vocales dominicales, representados en las personas de Antonio Martín Criado (15%), Rafael Bravo, Juan Carlos Rodríguez Cebrián (ex Inditex-7%), José Luis Olivas (Bancaja-6%) y Jesús Salazar (Sos Cuetara-4%), que abogan por solventar las actuales dificultades. Por otro, con asiento en el consejo, pero sin voto, el secretario, Angel Varela, socio del bufete Gómez Acebo y Pombo.

Fernando Martín se enfrente ante un serio dilema. El presidente de la inmobiliaria, cuyo hijo, Fernando Martín del Agua, también se sienta en el consejo, sopesa cuál de las dos soluciones le ofrece mejores condiciones para salvar la compañía. Los socios minoritarios con voz y voto no pueden oponerse al 45% del capital en manos de Fernando Martín. Aun así, durante todo el fin de semana han estado en permanente contacto entre sí y con el presidente para hacerle saber su opinión.

En la misma línea, Gómez-Acebo y Pombo ha asistido a Fernando Martín, aunque su postura es bien distinta. Desde el despacho que dirigie Manuel Martín han recomendado al promotor vallisoletano que se acoja a la figura jurídica que ofrece la suspensión de pagos, como ya dejó entrever el presidente en su hecho relevante del viernes, en el que advertía claramente que en caso de no obtener una prórroga de un mes para lograr 150 millones se vería abocado a esa decisión.

El órdago de Martinsa-Fadesa ha evidenciado a las claras las necesidades de financiación que atraviesa. Tras el plante del ICO, entidad publica con la que tenía acordado el crédito de 150 millones, la inmobiliaria puede convertirse en la primera grande del ladrillo que quiebre, después de los fiascos de Llanera y Astroc, o de los apuros solventados por Habitat y Colonial, que aún debe refinanciar su deuda.