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La nueva generación de la energía eólica: una central con cometas que iguala la potencia de una planta nuclear
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La nueva generación de la energía eólica: una central con cometas que iguala la potencia de una planta nuclear

La respuesta a las crecientes necesidades energéticas del mundo podría estar en el viento. Esta renovable se puede aprovechar de una manera más efectiva de cómo

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La nueva generación de la energía eólica: una central con cometas que iguala la potencia de una planta nuclear

La respuesta a las crecientes necesidades energéticas del mundo podría estar en el viento. Esta renovable se puede aprovechar de una manera más efectiva de cómo ahora hacen los molinos aerogeneradores, que sólo utilizan las corrientes de aire más cercanas a la tierra ya que suelen tener una altura media de unos 80 metros y raramente alcanzan los 150. Excepto en los lugares muy ventosos, por lo general, la velocidad del viento a 80 metros del suelo es de 4,6 metros al segundo. A 800, sin embargo, el aire circula mucho más rápido, alcanzando los 7,2 metros al segundo de media, una cifra que ofrece unas posibilidades excepcionales para la producción de energía eléctrica.

El reto surge al intentar alcanzar esa altura con un artefacto que sobreviva a las embestidas del viento y las sepa aprovechar. La solución podría estar en las manos de los niños: las cometas. Una evolución de este juguete, la vela que los amantes del “Sky Surf” utilizan para volar por encima de las olas, es la clave de un revolucionario sistema que un grupo de investigadores italianos está desarrollando con el que, según dicen, pueden producir gracias al viento tanta energía como una central atómica. La idea surgió gracias al encuentro entre un amante del “Sky Surf” y dueño de una empresa de sistemas automatizados, Massimo Ippolito, y un profesor de controles automáticos de la Universidad Politécnica de Turín, Mario Milanese. Ippolito, Milanese y un tercer socio han constituido Kite Gen, cuyo objetivo es “ofrecer soluciones eficientes a la escasez de energía planetaria” por medio de renovables “baratas, abundantes y no contaminantes”.

Para que las cometas de Kite Gen aprovechen la energía del viento, los investigadores han planeado un sistema que han bautizado “el yoyó”. Consiste en sujetar por con dos cables de 800 metros al artefacto volador de manera que, conforme asciende, hace girar dos cilindros que, a modo de dinamo, producen energía. Cuando la cometa ha alcanzado su máxima altura, un motor recoge los cables y el vuelo vuelve a comenzar. Para ello, sólo gasta el 15% de la electricidad producida antes. Los impulsores de Kite Gen han diseñado además un sistema de navegación que, por medio de sensores adheridos a la cometa, da información a los cilindros de la base para que cacen o amollen los cabos de manera que el vuelo del artefacto sea siempre en forma de ocho. Así, el aprovechamiento del viento y la producción energética se maximizan.

Al provocar este movimiento, Kite Gen hace que las cometas se comporten como si fueran la parte exterior de la hélice de una turbina, aunque colocada en el lugar donde el viento es más fuerte, según explicó Milanese al diario italiano La Repubblica. Las plantas de producción eléctrica planeadas por Kite Gen estarían formadas por varias de estas cometas con sus respectivas bases y un centro de control desde el que se pilota el vuelo de los artefactos según los datos que ofrecen los sensores. De acuerdo a sus proyecciones, las cometas podrían llegar a producir hasta 1.000 megavatios de energía si 200 de ellas se conectaran a un anillo que, a modo de tiovivo, hicieran girar. Este tipo de central, que generaría la misma energía que una planta nuclear mediana, costaría entre 500 y 600 millones de euros, una sexta parte del precio de la atómica. La electricidad producida sería también muy barata, ya que, según los cálculos de Kite Gen, sólo supondría un tercio de lo que hoy cuesta la energía más económica, el carbón.

La respuesta a las crecientes necesidades energéticas del mundo podría estar en el viento. Esta renovable se puede aprovechar de una manera más efectiva de cómo ahora hacen los molinos aerogeneradores, que sólo utilizan las corrientes de aire más cercanas a la tierra ya que suelen tener una altura media de unos 80 metros y raramente alcanzan los 150. Excepto en los lugares muy ventosos, por lo general, la velocidad del viento a 80 metros del suelo es de 4,6 metros al segundo. A 800, sin embargo, el aire circula mucho más rápido, alcanzando los 7,2 metros al segundo de media, una cifra que ofrece unas posibilidades excepcionales para la producción de energía eléctrica.

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