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La locura de Portillo, la ruina de Gaesco
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La locura de Portillo, la ruina de Gaesco

Es un secreto a voces en Barcelona. La desesperada situación en que se encuentra Gaesco tiene detrás un nombre propio no menos desesperado: Luis Portillo. El

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La locura de Portillo, la ruina de Gaesco

Es un secreto a voces en Barcelona. La desesperada situación en que se encuentra Gaesco tiene detrás un nombre propio no menos desesperado: Luis Portillo. El hombre que se creyó invencible apostó demasiado fuerte este verano y perdió. Y arrastra en su caída a quien le facilitó esa apuesta, un broker que se dejó llevar por el brillo de una suculenta ganancia en una sola tacada y no midió los riesgos; una firma histórica de la bolsa española que ahora está al borde del abismo.

Los destinos de Portillo y Gaesco están unidos inextricablemente. Cada día que baja Colonial, Gaesco vale menos. De hecho, ése es el factor determinante para fijar el precio en el proceso de venta en el que se encuentra la entidad. Del tamaño final del agujero provocado por las posiciones de Portillo, dependerá la cifra definitiva, según han confirmado a El Confidencial distintas fuentes conocedoras de la situación.

Todo comenzó este verano, cuando el entonces presidente de Colonial invierte 314 millones de euros en la ampliación de capital para pagar la compra de Riofisa a precio de oro. Una compra financiada a base de deuda con la garantía de las propias acciones, como es habitual en él y en la mayoría de los inmobiliarios españoles. Entonces, se le ocurre una idea genial, o eso cree él. Se trata de apalancarse todavía más mediante derivados (equity swaps) y, con la ganancia que esperaba obtener gracias a la subida de Colonial en bolsa, reducir el endeudamiento contraído con la ampliación y los asfixiantes gastos financieros que conllevaba.

La operación pasa por los principales brokers del país, pero nadie quiere meterse en eso. Demasiado riesgo. Demasiado apalancamiento y mucho miedo al derrumbe del sector inmobiliario después del 'Catastroc' y ante las claras evidencias del fin de la burbuja. Hasta que por fin alguien se deja tentar por Portillo: Gaesco. No hay cifras oficiales pero, según las fuentes consultadas, el importe nominal de la operación puede superar los 500 millones de euros, en swaps con un precio de ejercicio de entre 2,3 y 2,4 euros por acción de Colonial.

Según estas fuentes, no sólo invierte Portillo, sino también sus socios Nozar y Domingo Díaz de Mera, aunque por importes sustancialmente inferiores. Y también hay una pequeña porción de estos derivados referenciados a Astroc. Las contrapartidas de Gaesco en la operación son Santander, BBVA (aunque con una posición muy pequeña) y un broker británico que cuenta con Chevreaux (Crédit Agricole) para el diseño de los derivados.

El castillo de naipes se derrumba

Pero la cosa sale mal, claro. Como dice S. McCoy, "el peligro de los listos es creerse los más listos". Y Portillo se lo había creído. La cotización de Colonial empieza a caer y además estalla el primer escándalo de Gaesco, cuando reconoce en noviembre un agujero de 40,6 millones de euros por pérdidas originadas por un cliente. Según ha podido saber El Confidencial, dicho cliente es Jordi Pont, un inversor privado en futuros y habitual del parqué de la Bolsa de Barcelona.

Es un secreto a voces en Barcelona. La desesperada situación en que se encuentra Gaesco tiene detrás un nombre propio no menos desesperado: Luis Portillo. El hombre que se creyó invencible apostó demasiado fuerte este verano y perdió. Y arrastra en su caída a quien le facilitó esa apuesta, un broker que se dejó llevar por el brillo de una suculenta ganancia en una sola tacada y no midió los riesgos; una firma histórica de la bolsa española que ahora está al borde del abismo.

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