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Un máster en apuros: Llanera confirma su aterrizaje brusco y admite impagos a proveedores
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CRISIS INMOBILIARIA

Un máster en apuros: Llanera confirma su aterrizaje brusco y admite impagos a proveedores

Vienen las vacas flacas. La inmobiliaria valenciana Llanera está en serios apuros para llegar a fin de mes, como se diría vulgarmente en términos de economía

Foto: Un máster en apuros: Llanera confirma su aterrizaje brusco y admite impagos a proveedores
Un máster en apuros: Llanera confirma su aterrizaje brusco y admite impagos a proveedores

Vienen las vacas flacas. La inmobiliaria valenciana Llanera está en serios apuros para llegar a fin de mes, como se diría vulgarmente en términos de economía doméstica. Al menos, tiene problemas puntuales para afrontar pagos a proveedores, que sería la forma más técnica y eufemística para referirse a la salud financiera de la compañía fundada por Fernando Gallego en 1988.

Para muchos, Llanera es el espejo de lo que ahora pasa en el seno de muchas de las inmobiliarias que han nacido o crecido durante la última década en la España del ladrillo. En poco menos de 20 años, una constructora nacida en el municipio de Llanera de Ranes daba el salto al Reino Unido patrocinando con su nombre equipos de fútbol y rugby de las islas. La piel de toro se quedaba pequeña.

En 2002, la segunda generación, universitaria y con master del IESE bajo el brazo, tomó las riendas del negocio. Con la llegada de Fernando Vicente Gallego (hijo) al cargo de consejero delegado, la diversificación del grupo creció exponencialmente. El maná del suelo y la promoción permitirían un crecimiento mucho más rápido y vertiginoso que con algunos de los viejos negocios, como las canteras.

Durante los últimos años, Llanera regó de publicidad corporativa espacios altamente cotizados. Quería jugar en la liga de los grandes, incluso llegar a bolsa. La puesta en marcha del manual de conocimientos recién adquiridos dio un resultado excelente, sobre todo en Valencia, donde el grupo había involucrado en sus promociones a Generalitat (Instituto Valenciano de Vivienda), Bancaja y CAM.

Para arropar su consolidación, Vicente Gallego se hizo acompañar en el consejo de administración de algunos conocidos y reputados profesores de la escuela de negocios IESE, caso de Luis María Huete o José Luis Suárez (también consejero de Fadesa), así como de un equipo directivo rabiosamente joven, fichado en algunos casos a golpe de talonario. La burbuja inmobiliaria lo aguantaba todo.

Venta de suelo para pagar deudas

Como ha ocurrido otras veces, Llanera creció tanto y tan deprisa que la llegada del cambio de ciclo le ha cogido con el paso cambiado. Demasiado grande para corregir su dirección en poco tiempo. Aun así, su notoriedad y sus alianzas le han permitido ir capeando el temporal, con operaciones que algunos han interpretado como claros síntomas de debilidad manifiesta.

Antes del verano, la valenciana vendió más de 4 millones de metros cuadrados de su cartera a Bancaja y Banco de Valencia, dos de sus principales financiadores, ingresando así una inyección de liquidez que le daba aire para abordar un nuevo plan estratégico. Por el camino, el pertinente recorte de plantilla (más de 200 personas) y la renuncia a muchos de los proyectos que tenía previstos abordar.

Sin embargo, el acelerón provocado por la crisis de liquidez en el sistema financiero ha hecho que su capacidad de resistencia quede tocada. Ayer mismo trascendió que Llanera, que al cierre de 2006 reconoció una deuda de 300 millones de euros, renegocia con Bancaja y CAM sus líneas de crédito. Y otra vez, la cesión de suelo vuelve a asomarse como solución más probable ante la falta de liquidez.

Vienen las vacas flacas. La inmobiliaria valenciana Llanera está en serios apuros para llegar a fin de mes, como se diría vulgarmente en términos de economía doméstica. Al menos, tiene problemas puntuales para afrontar pagos a proveedores, que sería la forma más técnica y eufemística para referirse a la salud financiera de la compañía fundada por Fernando Gallego en 1988.

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