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Telefónica 2030: crecimiento orgánico, dividendo ajustado a la realidad y compras en espera
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Telefónica 2030: crecimiento orgánico, dividendo ajustado a la realidad y compras en espera

Marc Murtra ha presentado su primer plan estratégico al frente de la operadora, aparcando las grandes operaciones y apuntando a la mejora de la forma actual de proceder

Foto: Marc Murtra, presidente de Telefónica.
Marc Murtra, presidente de Telefónica.
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Telefónica ha presentado este miércoles su esperado plan estratégico para el periodo 2026-2030. La operadora ha tratado de convencer a los mercados de que su visión es realista, a largo plazo y centrada en el crecimiento orgánico para poder acometer con garantías adquisiciones inorgánicas. La primera reacción del mercado ha sido negativa, con caídas en bolsa que han superado el 13%, y que se prolongan este miércoles al ceder más de un 3%.

Aunque lo más llamativo fue el recorte del dividendo, especialmente el de 2026, que se reducirá un 50%, las explicaciones de los analistas a las caídas en bolsa se han centrado más en el ajuste a la baja de las previsiones de generación de caja y en los ratios de endeudamiento de la compañía. Otros expertos resaltan la ausencia de novedades estimulantes en las compras de rivales. Y precisamente en este último flanco la expectación era elevada.

Murtra tomó las riendas de Telefónica en enero, con una visión sobre la necesidad de consolidar el sector en Europa. Durante estos casi diez meses, el presidente de la operadora ha verbalizado esa necesidad, y el mercado ha especulado con posibles novias, tanto nacionales (Vodafone en España), como internacionales (1&1 en Alemania).

Pero el plan no ha entrado en ningún detalle sobre compras y se ha centrado en la estrategia de crecimiento operativo: mejora de la experiencia, los servicios, la tecnología y la simplificación de la estructura. Esto no significa que Telefónica renuncie a la posibilidad de crecer mediante adquisiciones de rivales, pero la falta de detalles enfría las expectativas.

Foto: telefonica-recorta-dividendo-2026-objetivos-203

El propio Murtra ha admitido que el grupo se encuentra preparado para abordar las posibles oportunidades que se presenten en el horizonte del plan. Pero la ausencia de mensajes más claros en este sentido evidencia que desde Telefónica se contempla, precisamente, como una palanca a activar cuando surjan (si surgen) esas oportunidades y no como un requisito inexcusable para crecer.

"Solo invertiremos donde haya grandes oportunidades para la captación de valor", ha señalado la directora financiera del grupo, Laura Abasolo. "Sinergias de costes y de redes, precio apropiado y ‘remedies’ apropiados" son los requisitos indispensables que Murtra ha puesto a esta opción.

Más ingresos

Así, sin tomar en consideración la opción de las operaciones corporativas, Murtra y su equipo han planteado una senda de crecimiento más ambiciosa que la dibujada anteriormente por su predecesor, José María Álvarez-Pallete, con un objetivo de crecimiento de los ingresos de hasta el 3,5% en 2030.

La posposición de cualquier plan de M&A permite a Telefónica excluir momentáneamente cualquier plan de ampliar capital, pero no es suficiente para evitar un nuevo recorte a un dividendo que ha estado en cuestión durante años, a pesar de los diversos ajustes a la baja que tuvo que ejecutar durante su mandato Álvarez-Pallete.

Para un grupo lastrado desde la pasada crisis financiera por una abultada deuda que ha limitado de forma constante su capacidad de actuación, hace tiempo que el esfuerzo por mantenerse en la zona alta de los ránquines de dividendos dejó de mostrarse como un reclamo sugestivo para los inversores. Como se señalaba en este periódico en enero, tras la salida del anterior presidente, "el empeño en mantener unos niveles de pago elevados ha representado un condicionante que no ha jugado precisamente a favor de los intereses del negocio a lo largo de este periodo".

Foto: murta-fusion-telefonica-vodafone-1-1

Ahora, con el recorte a la mitad (0,15 euros por acción) para el próximo ejercicio, que supondrá un ahorro anual de 850 millones de euros, y su condicionamiento posterior a la evolución del flujo de caja libre (si se cumplen las previsiones, el pago repuntaría al entorno de los 0,27 euros ya en 2027, según las estimaciones de Renta 4) Telefónica sienta las bases para que estos pagos dejen de suponer una merma de sus posibilidades estratégicas y se ajusten de forma más adecuada a su realidad financiera.

Una realidad financiera que, en ausencia de grandes operaciones corporativas y a la espera de que los grandes principios del plan estratégico presentado este miércoles tornen en acciones concretas, sigue mostrándose desafiante.

Aunque opacados por el plan estratégico, Telefónica hizo públicos ayer sus resultados del tercer trimestre, que, entre otras cuestiones, destacaron por una cifra de EBITDA (beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) inferior a lo estimado –con el negocio en Alemania situándose por debajo de las expectativas– y por la debilidad del flujo de caja, que contribuyó a un incremento de la deuda neta. Y las expectativas del grupo apuntan a una evolución de la caja inferior a la estimada por los analistas.

"La previsión de flujo de caja operativo efectivo (EFCF) para 2025 se ha reducido considerablemente de 2.700 millones de euros a 1.900 millones de euros. Se estima que la mitad de la reducción se debe al aplazamiento de los ingresos fiscales y por litigios previstos. El resto corresponde al capital de trabajo y a los gastos operativos", explican en JP Morgan. Según el banco estadounidense, la proyección que hace la propia Telefónica de esta variable indica que el FCF alcanzaría los 3.200 millones en 2028, un 20% menos de lo actualmente estimado por el consenso.

Pese a esto, que no es más que el reflejo de un negocio limitado por las presiones competitivas (y regulatorias), Telefónica apunta a un descenso del apalancamiento hasta las 2,5 veces en 2028, lo que apuntalaría un balance sólido con calificación de grado de inversión, según los expertos de Mediobanca Research.
Para un grupo que ha visto reducirse más de un 14% sus ingresos en el último lustro y ha recortado su resultado operativo prácticamente a la mitad, es evidente que no existen soluciones fáciles e indoloras y así se plasma en el enésimo ajuste del dividendo. Pero quienes esperaban que el nuevo plan de Telefónica trazara soluciones agresivas para reparar de golpe sus problemas se han llevado una decepción.

El objetivo del flujo de caja para 2028 es un 20% inferior a la estimación del consenso

Murtra y su equipo han llegado a la conclusión de que, en ausencia de oportunidades claras para dar un golpe sobre la mesa de las ‘telecos’ europeas, la Telefónica del futuro solo puede surgir del trabajo diario. Sin más alardes que los necesarios para hacer, con la mayor eficiencia posible, el mismo trabajo que la ha caracterizado a lo largo de los años y corrigiendo cuestiones fundamentales (aunque poco vistosas). Entre ellas, la divergencia entre la visión estratégica y el contexto empresarial, la reticencia a tomar decisiones difíciles, la alta complejidad organizativa y operativa, la limitada flexibilidad financiera o la lentitud en la ejecución.

La Telefónica de Murtra fía así su resurgir al largo plazo y confía en que esta primera reacción adversa de los mercados sea solo un movimiento cortoplacista. Para ello, como casi siempre, hará falta que los números acompañen.

Telefónica ha presentado este miércoles su esperado plan estratégico para el periodo 2026-2030. La operadora ha tratado de convencer a los mercados de que su visión es realista, a largo plazo y centrada en el crecimiento orgánico para poder acometer con garantías adquisiciones inorgánicas. La primera reacción del mercado ha sido negativa, con caídas en bolsa que han superado el 13%, y que se prolongan este miércoles al ceder más de un 3%.

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