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El dilema de Oliu: ¿necesita Sabadell una fusión alternativa para escapar de BBVA?
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El dilema de Oliu: ¿necesita Sabadell una fusión alternativa para escapar de BBVA?

Las noticias de conversaciones con Abanca y Unicaja para valorar una posible fusión vuelven a poner en primera línea sobre si el banco catalán cuenta con tamaño suficiente para competir con sus rivales más grandes

Foto: Carlos Torres, presidente de BBVA, y Josep Oliu, presidente de Sabadell.
Carlos Torres, presidente de BBVA, y Josep Oliu, presidente de Sabadell.
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El culebrón de la opa de BBVA sobre Sabadell se enreda con la aparición de nuevos personajes. Justo cuando la operación parece encarar su momento decisivo, en los últimos días ha ido surgiendo una sucesión de informaciones que apuntan a que el banco catalán estaría sondeando la posibilidad de ejecutar alguna operación alternativa mediante la que defenderse del asalto de la entidad que preside Carlos Torres.

Aunque no es la primera vez que esta opción se pone sobre la mesa, el cúmulo de noticias que apuntan a un interés de Sabadell por unir fuerzas con Unicaja o con Abanca —o, incluso, con ambas a la vez— refuerza la sensación de que, en efecto, algo se estaría moviendo, actualmente, en este sentido. La ausencia de núcleo duro en Sabadell permitiría a Juan Carlos Escotet, presidente y dueño de Abanca, o a la Fundación Unicaja, en convertirse en principales accionistas del Sabadell si se produjera una fusión con canje de acciones, aunque el banco catalán sea más grande. Más complejo sería decidir la gobernanza o la ubicación de la sede del nuevo banco.

Resulta interesante el momento en que surgen estas informaciones, puesto que, una vez superado el escollo de la CNMC, en el mercado se asumía que (a la espera de la decisión del Gobierno, que aún podría endurecer las condiciones impuestas por Competencia para autorizar la oferta de BBVA) ya son solo los accionistas de Sabadell los únicos capaces de evitar que el banco de origen vasco acabe engullendo a su rival.

En estas circunstancias, la apuesta de Sabadell por tejer alianzas alternativas difícilmente puede leerse como un antídoto directo contra una oferta a la que su dirección se ha opuesto desde el primer minuto. La Ley de Opas pone restricciones a los opados, para proteger los intereses de los accionistas y velar porque estos puedan decidir ante una oferta. El deber de pasividad exige tener la autorización expresa en Junta para realizar cualquier acción que busque impedir el triunfo de la opa. No obstante, el opado sí puede buscar ofertas competidoras.

Foto: Carlos Torres, presidente de BBVA, recibe en Las Tablas al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante la mirada del ministro Carlos Cuerpo. (BBVA)

Si se dieran por buenas las informaciones que señalan que las conversaciones con otros bancos están aún en fase preliminar (la ausencia de comunicaciones a la CNMV por parte de los implicados parece respaldar que no existe nada avanzado), se antoja complicado que pueda articularse un proyecto viable de fusión antes de que se pusiera en marcha el proceso de aceptación de la oferta de BBVA, que en ningún caso debería demorarse más de unas semanas. Si Economía eleva la semana que viene el dictamen de la CNMC al Consejo de Ministros, el Gobierno tendría un mes para decidir si suaviza, endurece o valida los compromisos. Tras esto, la CNMV tendría que aprobar el folleto, que está muy avanzado, y en cinco días empezaría un periodo de aceptación que puede durar entre 30 y 70 días.

Tampoco parece que la posibilidad de una fusión alternativa ofrezca al Ejecutivo de Pedro Sánchez ninguna razón adicional para intentar dificultar la compra de Sabadell por parte de BBVA. Lo que juzga ahora mismo el Gobierno es si esta operación puede ser nociva para el interés general (por razones de competencia, cohesión social y territorial, etc.) no si Sabadell cuenta con alternativas para una operación que, a primera vista, no es crítica para su supervivencia.

¿Un banco pequeño?

El movimiento, en cualquier caso, puede leerse como la respuesta de Sabadell al argumento que BBVA ha esgrimido de forma tenaz, a lo largo del último año, sobre la necesidad de contar con bancos más grandes, capaces de hacer frente a las exigencias del escenario financiero actual. Aunque esta idea ha sido enarbolada para justificar el interés del propio BBVA en la operación, también encierra la consideración de que Sabadell, con alrededor de 250.000 millones de euros en activos, frente a los 773.000 de BBVA o los 636.000 de CaixaBank, podría resultar demasiado pequeño para competir en un entorno cada vez más feroz, que requiere de cuantiosas inversiones, especialmente en el área de tecnología.

De hecho, entre los expertos más favorables a la operación propuesta por BBVA, ha sido un argumento común el de que Sabadell por sí solo carecería de la escala y la diversificación deseable, especialmente en un entorno de tipos de interés decrecientes, como el que enfrenta ahora la eurozona.

Desde Sabadell, sin embargo, estos planteamientos han sido rechazados de forma tajante. Sin ir más lejos, su CEO, César González-Bueno, ironizó sobre el tamaño del banco hace unos meses: "No somos Bank of America, pero con un balance de 240.000 millones, no somos un banco pequeño". Frente al argumento de BBVA de que es necesario ganar escala para competir, Gonzalez-Bueno siempre recuerda que el banco más rentable en España desde hace años es Bankinter, con un balance de 124.000 millones en marzo y una rentabilidad cercana al 20%. En el periodo de tipos al 0% fue el único banco con una rentabilidad de dos dígitos y superior al coste del capital, una variable difícil de cuantificar que hace referencia a la rentabilidad exigida por los inversores para invertir. Bankinter, de hecho, es el banco español cotizado con una valoración más alta en términos de valor bursátil frente al contable.

El movimiento parece sugerir que la idea de que Sabadell es demasiado pequeño está calando

"No quiero hablar mal de nadie. Pero este rollo de la inteligencia artificial y el tamaño… Estamos en un tamaño de banco que, si no existiera, habría que inventarlo. Tenemos un balance de 240.000 millones, y somos el cuarto banco de España, que es una economía grande, con lo que no es un banco pequeño. Y al mismo tiempo tenemos capacidad de crecimiento, y eso es lo que estamos haciendo", afirmó González-Bueno en una entrevista con El Confidencial.

Si en 2020, la primera vez que BBVA y Sabadell abrieron conversaciones para una posible integración, el banco de Josep Oliu parecía en una posición delicada, en la que su compra por otra entidad podía entenderse como un bote salvavidas, la recuperación protagonizada desde entonces ha situado a la entidad catalana en una posición de fuerza, en el que su propia viabilidad como proyecto independiente parece incuestionable. Por eso, tampoco faltan voces entre los analistas que defienden su capacidad para mantenerse en solitario y seguir expandiendo su negocio de forma atractiva y saludable. Como recuerdan estos, no existe un tamaño ideal de banco, sino modelos de negocio específicos, que pueden resultar más o menos rentables con independencia de su envergadura.

Pero, ahora, el simple hecho de que se pueda estar auspiciando la idea de fusiones alternativas a la de BBVA sugiere que en algunos sectores (ya sea en el propio Sabadell o desde el Gobierno, señalado como posible patrocinador de la idea) preocupa que pueda estar calando entre los accionistas de Sabadell la sensación de que el de la oferta de BBVA pueda ser el único tren viable para que el banco catalán deje de ser una entidad de segunda fila y dé el salto a la liga de la gran banca.

Cuando llegue el momento de decidir si aceptan o no la oferta de BBVA (si antes el Gobierno no la trunca con exigencias que resulten inasumibles para Carlos Torres y su equipo), los accionistas de Sabadell podrán hacerlo bajo la idea de que el rechazo a la misma no significaría cerrar el camino del crecimiento mediante fusiones de su entidad. Otras vías aparecen hoy como viables. Cuánto pueda servir esto para condicionar su decisión es una cuestión mucho más compleja de valorar.

El culebrón de la opa de BBVA sobre Sabadell se enreda con la aparición de nuevos personajes. Justo cuando la operación parece encarar su momento decisivo, en los últimos días ha ido surgiendo una sucesión de informaciones que apuntan a que el banco catalán estaría sondeando la posibilidad de ejecutar alguna operación alternativa mediante la que defenderse del asalto de la entidad que preside Carlos Torres.

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