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La fe infinita de los mercados: por qué Trump golpea pero no tumba las bolsas
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Esperanza frente a la incertidumbre

La fe infinita de los mercados: por qué Trump golpea pero no tumba las bolsas

Aunque existe un claro consenso en que los aranceles propuestos por EEUU serían muy dañinos para la economía, los inversores confían en que tendrán un recorrido muy limitado

Foto: Un 'trader' con una gorra de Trump en la Bolsa de Nueva York. (Reuters/Andrew Kelly)
Un 'trader' con una gorra de Trump en la Bolsa de Nueva York. (Reuters/Andrew Kelly)
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Cualquiera que se haya mantenido informado sobre las declaraciones de Donald Trump desde su victoria electoral del pasado noviembre (e incluso de antes) será consciente de que la imposición de nuevos aranceles comerciales supone una pieza esencial en su manual de instrucciones.

Al fin y al cabo, como recuerdan este lunes los expertos de Barclays, ya el pasado 25 de noviembre, el republicano señaló su intención de poner tarifas del 25% a México y Canadá y del 10% a China, precisamente lo mismo que ha firmado este fin de semana. "Promesas hechas, promesas cumplidas", recalcan en el banco británico.

No obstante, el tropiezo que registran este lunes los mercados evidencia que este desarrollo no era asumido aún por la mayoría de los inversores como una realidad inevitable.

Se pueden esgrimir diversas razones para explicar la confianza de los inversores en que estos aranceles no llegarían a concretarse, desde declaraciones del propio Trump, informaciones en distintos medios norteamericanos o los perfiles de algunos de sus nombramientos clave, hasta la decisión de omitirlos en su primera batería de medidas.

Foto: Cuenta atrás para los aranceles de EEUU a México y Canadá. (EFE)

Ahora, sin embargo, parece claro que la economía mundial y, por ende, los mercados tendrán que lidiar con una nueva fase de guerra comercial, en la que, además, desde su primer envite, Trump se muestra mucho más agresivo que en la que marcó su anterior mandato. Solo hace falta considerar que entonces el presidente estadounidense impuso aranceles sobre importaciones por valor de 380.000 millones de dólares, mientras que las actuales alcanzarían a un conjunto de bienes valorado en 1,4 billones. Y aún faltarían por definir unas tasas sobre Europa que el mandatario ya ha prometido que llegarán.

En opinión de los expertos esta nueva ronda de aranceles obliga a redefinir el marco en el que los inversores vienen basando sus apuestas, pues pronostican un impacto severo en el crecimiento económico global (para EEUU, Oxford Economics proyecta un deterioro de hasta siete décimas incluso si el plan planteado inicialmente se suavizara) y un impulso a la inflación que algunas analistas ya señalan que podría cerrar definitivamente la puerta a nuevos recortes de tipos de interés en el país.

De "gran shock" a herramienta de negociación

La perspectiva de "un gran shock" comercial, como anticipan desde Deutsche Bank, con daño al crecimiento y menores recortes de tipos, constituye un cóctel con el potencial suficiente para hacer descarrilar las bolsas. Máxime en un momento en el que las fuertes alzas acumuladas en los dos últimos años han dejado al mercado con una red de seguridad precaria ante posibles decepciones.

Foto: Bolsa e Ibex 35, en directo | Última hora de los mercados (EFE / Ana Bornay)

Y sin embargo, el derrape que registran este lunes las bolsas internacionales queda lejos de transmitir una sensación de zozobra entre los inversores como cabría imaginar, con recortes que en Wall Street solo superan el 1% en el caso del Nasdaq y en Europa se sitúan en torno al 1,5%, apenas una muesca a las fuertes ganancias de enero.

Del mismo modo que los inversores se armaron de confianza en los meses previos para esquivar las amenazas arancelarias, parecen dispuestos a conceder ahora a Trump un margen de rectificación, especialmente porque la lógica de esta nueva embestida comercial resulta difícil de comprender. Y la decisión de posponer durante un mes los aranceles a México y, posteriormente, a Canadá, anunciada esta misma tarde, da fuerza a esta idea.

Foto: Logo de DeepSeek. (Getty/Anadolu/Omer Taha Cetin)

"Hay tres razones por las que creemos que los aranceles del 25% pueden no ser permanentes. En primer lugar, serían perjudiciales para Estados Unidos, y los grupos empresariales estadounidenses ya están ejerciendo presión sobre la administración Trump. En segundo lugar, serán difíciles de implementar debido al alto grado de integración en la industria manufacturera en América del Norte. Por último, creemos que es probable que Canadá y México acepten la mayoría de los términos de Trump sobre migración y drogas", explicaban este lunes los analistas de Bank of America.

Este tipo de planteamientos ofrece una justificación de peso para que los inversores no se dejen llevar por el pánico. Bajo el prisma de unas amenazas arancelarias (o medidas de corta duración) que solo tendrían como efecto duradero un reequilibrio de las relaciones comerciales entre distintos bloques, los inversores no tendrían razones para abandonar el relato optimista que ha alimentado durante los últimos meses el buen hacer de las bolsas, basado, en gran medida, en la promesa de una nueva revolución tecnológica a partir de la inteligencia artificial.

"Es poco probable que los aranceles a Canadá y México se mantengan, el crecimiento económico de EEUU debería representar un viento de cola para las acciones y seguimos creyendo que la IA presenta un poderoso viento de cola estructural para las ganancias y los mercados de acciones", explicaba este lunes Mark Haefele, director de inversiones de UBS Global Wealth Management.

Aunque la crisis se resuelva rápidamente, dejará efectos duraderos en el comercio internacional

Pero lo cierto es que las últimas maniobras de Trump son un recordatorio del complejo escenario global al que se deben enfrentar los inversores a lo largo de los próximos ejercicios, con la sombra de una guerra comercial en el horizonte que no necesita ni siquiera entrar en vigor para causar efectos más o menos gravosos. "Aunque la crisis se resuelva rápidamente y se levanten los aranceles, se habrá perdido una parte considerable de la confianza. Las empresas se lo pensarán dos veces antes de seguir invirtiendo dinero en proyectos de inversión –algunos de ellos con un horizonte de más de diez años– en México o en otros países. Al fin y al cabo, parece que ya no se puede confiar en el espíritu y la letra de los acuerdos comerciales firmados", advierten en Commerzbank.

Es probable que nada de esto se haga notar de forma duradera en los parqués mientras no se plasme en efectos económicos notorios. Los inversores han interiorizado a lo largo de los últimos años la idea de que cualquier problema que se presente resulta manejable (sobre todo, si se cuenta con el respaldo de los bancos centrales) y sus secuelas, pasajeras, por lo que asumen cualquier recorte como una ocasión de tomar nuevas posiciones a precios más atractivos.

Tras el reciente episodio de tensión que recorrió los mercados tras la irrupción de la inteligencia artificial china de DeepSeek, el director gerente para mercados globales y especialista táctico de Goldman Sachs, Scott Rubner, detectó el surgimiento de un nuevo acrónimo para describir la situación de los mercados: FUD (miedo, incertidumbre y duda, por sus siglas en inglés).

Lo cierto es que, hasta el momento, los planes de Trump llegan con toneladas de incertidumbre y duda para los inversores. Del miedo, en cambio, hay aún pocas noticias. Pero no debe perderse de vista que los efectos de aquellas pueden acabar abriéndole la puerta a este cuando menos se espere.

Cualquiera que se haya mantenido informado sobre las declaraciones de Donald Trump desde su victoria electoral del pasado noviembre (e incluso de antes) será consciente de que la imposición de nuevos aranceles comerciales supone una pieza esencial en su manual de instrucciones.

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