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El BCE deja claro que quiere bajar los tipos: la duda es si Trump lo va a permitir
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La gran divergencia

El BCE deja claro que quiere bajar los tipos: la duda es si Trump lo va a permitir

La inflación de la eurozona se encamina al objetivo del 2% y la economía está estancada. En otro momento, con este escenario, el BCE estaría aplicando una política monetaria expansiva

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters/Louiza Vradi)
La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters/Louiza Vradi)
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La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, evitó esta mañana como pudo la pregunta complicada del día: ¿Está cómoda con un tipo de interés tan alejado del de Estados Unidos? No quiso contestar y se limitó a explicar que el Consejo de Gobierno del BCE está cómodo con reducir la inflación hacia el objetivo del 2%. Donald Trump a la Casa Blanca es el elefante en la habitación en cada una de las ruedas de prensa de Lagarde.

Hasta la victoria de Trump, la Reserva Federal (Fed) y el BCE mantenían un ritmo de la política monetaria paralelo. Ambas entidades estaban aflojando su política monetaria a medida que la crisis inflacionista empezaba a dar una tregua. Sin embargo, la coronación de Trump cambia el escenario, porque sus políticas serán claramente inflacionistas: aranceles, lucha contra la inmigración, estímulos fiscales…

Este giro ha obligado a la Reserva Federal a cambiar sus planes y a ralentizar la normalización de su política monetaria. Esta semana se ha evidenciado la distancia entre los dos bancos centrales: la Fed ha frenado sus bajadas de tipos de interés, reduciendo las expectativas de futuros recortes, mientras que el BCE sigue apretando el acelerador. No sólo recortó el precio oficial del dinero en 0,25 puntos, también ha preparado el camino para próximos recortes en las siguientes reuniones.

Para la eurozona, esta brecha supone un problema por el impacto que genera en el tipo de cambio. Aunque el BCE no está autorizado a intervenir el tipo de cambio, la realidad es que la divisa impacta de forma indirecta sobre la inflación, por lo que nunca puede perderla de vista. Y lo que está ocurriendo es que el euro va camino hacia la paridad con el dólar, lo que ata las manos del eurobanco.

La brecha de tipos de interés a uno y otro lado del Atlántico es de 1,75 puntos porcentuales. Sirva como ejemplo que Estados Unidos paga 1,40 puntos más por financiarse a 10 años que España, un diferencial pocas veces visto en la historia. Uno de los resultados de esta política monetaria tan divergente es el flujo de capitales desde Europa (y el resto del mundo) hacia EEUU para aprovechar el atractivo de los altos tipos de interés. Este flujo de inversores aprecia el dólar y devalúa al resto de las divisas. Cuanto mayor es el diferencial, más incentivo tienen los ahorradores para llevar su dinero al otro lado del Atlántico.

Tras las decisiones de esta semana, el tipo de cambio ha vuelto a encaminarse hacia la paridad y los gestores creen que se alcanzará este año. Los inversores descuentan tres bajadas adicionales del precio del dinero en la eurozona este año, frente a las dos de Estados Unidos. La brecha de tipos de interés llegaría a los 200 puntos porcentuales al final de año.

Foto: Donald Trump, presidente de EEUU. (EFE)

Este diferencial limita las opciones del BCE de bajar los tipos de interés tanto como quisiera. Aunque quiera introducir estímulos para reanimar la economía del continente, el riesgo a importar inflación limitará su margen de acción. Sin ir más lejos, la mayor parte de los contratos de importación de energía se firman en dólares, lo que generaría un alza de costes en todos los sectores.

Con la situación económica actual (inflación controlada y una economía totalmente estancada), el BCE incluso podría plantearse llevar su política monetaria a terreno expansivo. Esto es, bajar los tipos de interés por debajo del nivel neutral (que probablemente sea del 2%). El escenario no es muy diferente al que vivió Europa hasta la crisis financiera, con el agravante de que los mayores tipos de interés están incentivando el ahorro y detrayendo demanda. Sin embargo, la sombra de Trump obligará al BCE a moverse con cautela. Como señaló Lagarde durante la rueda de prensa, todavía hay numerosos riesgos de que la inflación se desvíe al alza: políticas arancelarias, crisis energética o, aunque no lo dijera, tipo de cambio.

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, evitó esta mañana como pudo la pregunta complicada del día: ¿Está cómoda con un tipo de interés tan alejado del de Estados Unidos? No quiso contestar y se limitó a explicar que el Consejo de Gobierno del BCE está cómodo con reducir la inflación hacia el objetivo del 2%. Donald Trump a la Casa Blanca es el elefante en la habitación en cada una de las ruedas de prensa de Lagarde.

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