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Lo que la crisis de Oriente Medio revela sobre la convulsa realidad del petróleo
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Lo que la crisis de Oriente Medio revela sobre la convulsa realidad del petróleo

Pese a la escalada de los últimos días, el barril de Brent se mantiene muy lejos de máximos y los expertos ven razones de peso para descartar una nueva crisis energética

Foto: Vistas de Teherán. (EFE/Abedin Taherkenareh)
Vistas de Teherán. (EFE/Abedin Taherkenareh)
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El recrudecimiento de las tensiones en Oriente Medio ha vuelto a dirigir, de forma automática, las miradas de los inversores hacia el mercado petrolero. El lanzamiento de misiles iraníes a Israel ya ha provocado repuntes del precio del crudo de hasta el 8% en lo que va camino de ser la semana más alcista desde 2022. Y algunas voces vuelven a subrayar el riesgo de que esto sea solo el principio de una escalada que lleve los precios petroleros a máximos históricos, desencadenando una nueva crisis económica e inflacionaria a escala global.

Cualquier repaso a la historia de la región ayuda a entender estos temores, pues son varios los momentos en que los conflictos entre Israel y sus vecinos han derivado en una crisis petrolera, con lo sucedido en la década de 1970 como el episodio más relevante.

Sin embargo, y pese a que la tensión en la región se mantiene elevada desde hace casi un año, el impacto de la situación sobre los precios del crudo ha sido escaso (al margen de repuntes muy puntuales). De hecho, y pese a las alzas de la última semana, el barril de Brent se mantiene por debajo de los niveles de hace un año.

Como observa Ignacio Fuertes, director de inversiones de Miraltabank, existen diversas razones que explican el casi nulo efecto de la tensión geopolítica en el mercado de materias primas energéticas.

Foto: Fotografía de archivo de una plataforma petrolífera en China. (EFE/Wu Hong)

En primer lugar, el experto observa que, a diferencia de lo que sucedió en la década de los 70, los países árabes en la región, con Arabia Saudí a la cabeza, no parecen inclinados a cerrar filas con el enemigo de Israel –en este caso, Irán– y castigar a Occidente con el cierre del suministro.

Además, observa, en un mundo crecientemente multipolar, los productores afectados por sanciones de Occidente –como es el caso de Rusia e Irán– han sido capaces de seguir colocando su producción en el mercado, principalmente en Asia, aunque a precios rebajados, lo que ha supuesto un tope para los precios.

A diferencia de los 70, los países productores no están alineados en un frente común

Si a esto se añade el incremento de la producción en Estados Unidos y el debilitamiento de la economía internacional, se puede entender por qué el mix de oferta y demanda se ha mantenido inclinado a favor de una moderación de los precios. Una situación en la que Fuertes llama la atención sobre el impacto de la transición energética y el auge del vehículo eléctrico, especialmente en un país tan relevante para el consumo de petróleo como China.

"Aproximadamente el 45% de un barril de petróleo se destina a la producción de gasolina, que es el principal combustible afectado por esta transición. A medida que más consumidores se alejan de los combustibles fósiles, la demanda de petróleo disminuye", apunta el experto de Miraltabank.

Nada de esto debe entenderse, en cualquier caso, como una garantía de que los problemas actuales no podrán derivar en una escalada intensa y sostenida de los precios del crudo. Especialmente si acaban afectando a alguna de las vías preferenciales de comercio marítimo de crudo.

La clave de Ormuz

Dependiendo de la escala de la respuesta de Israel al ataque iraní, "podría ser potencialmente significativa para los mercados petroleros. No solo por el impacto inmediato de la pérdida de barriles iraníes, sino también por el hecho de que este escenario corre el riesgo de desbordarse hacia algo más extremo, lo que podría conducir potencialmente a una interrupción en los flujos de petróleo y GNL del Golfo Pérsico a través del estrecho de Ormuz", explica Warren Patterson, responsable de estrategia de materias primas en ING.

En su opinión, el principal peligro es que Israel lance un ataque contra la capacidad productiva de Irán, lo que podría suponer la salida del mercado de 1,7 millones de barriles diarios, lo que conduciría a un déficit de oferta que, estima, podría elevar los precios medios del barril de Brent por encima de los 90 dólares en 2025.

Más dramático –aunque menos probable– sería un escenario de corte del tráfico en Ormuz. "Casi un tercio del comercio marítimo mundial de petróleo se mueve a través del estrecho de Ormuz y, si bien algunas infraestructuras de oleoductos implican que una parte de los flujos de petróleo podrían desviarse para evitar el estrecho, aún quedan en riesgo unos 14 millones de barriles diarios de suministro de petróleo. Una interrupción significativa de estos flujos sería suficiente para impulsar los precios del petróleo a nuevos máximos históricos, superando el máximo histórico de cerca de 150 dólares por barril de 2008", advierte Patterson.

Foto: Edificios destruidos en Yan Junis tras los ataques de Israel. (EFE/EPA/Mohammed Saber)

En el mercado existe, en cualquier caso, una extendida convicción de que ni Israel ni Irán pretenden llevar su conflicto al terreno petrolero, dado que tal escenario podría restarles respaldos relevantes en su batalla.

Es esta idea la que facilita que, a día de hoy, el mercado no se esté posicionando de forma obvia para una gran crisis petrolera. En última instancia, la evolución del mercado no puede desligarse de las últimas señales provenientes de la OPEP, que mantiene en pie su plan de incrementar gradualmente la oferta en los próximos meses, conforme Arabia Saudí parece haber aparcado sus planes de hacer subir los precios a la cota de los 100 dólares.

En la encrucijada que supone para la organización el progresivo giro hacia una economía electrificada, el temor a seguir perdiendo cuota de mercado ante productores alternativos, la preocupación porque los altos precios de la energía puedan agudizar la debilidad de la economía global y, por ende, seguir destruyendo demanda y las diferencias entre los miembros del cártel (algunos de ellos parecen interesados en sacar rendimiento a sus recientes inversiones en capacidad productiva y, de hecho, varios ya están excediendo las cuotas de producción pactadas) son factores que hacen difícil pensar en que la OPEP contribuya a dar forma a una nueva crisis energética.

Los últimos planes de la OPEP evidencian incentivos para evitar un auge desmedido de precios y una nueva crisis

Según el columnista de Bloomberg, Javier Blas, experto en energía y materias primas, es más factible que la situación actual de la OPEP conduzca a precios de 50 dólares el barril que a 100.

Parece inevitable, en cualquier caso, que, a corto plazo, sean los acontecimientos de Oriente Medio los que dicten los próximos movimientos del crudo y, como observan en Capital Economics, en función de cómo evolucionen las cosas, el petróleo podría llegar a escalar hasta 20 dólares más en las próximas semanas.

"Pero si bien los riesgos geopolíticos están firmemente en el centro de atención en este momento, no hay que olvidar los factores fundamentales del mercado petrolero que esperan entre bastidores, que no son favorables a un precio del petróleo persistentemente más alto. De hecho, los riesgos para nuestro pronóstico, ya por debajo del consenso, de que el crudo Brent termine 2025 a 70 dólares por barril son posiblemente a la baja", apunta David Oxley, economista jefe de clima y materias primas en la firma de análisis británica.

El recrudecimiento de las tensiones en Oriente Medio ha vuelto a dirigir, de forma automática, las miradas de los inversores hacia el mercado petrolero. El lanzamiento de misiles iraníes a Israel ya ha provocado repuntes del precio del crudo de hasta el 8% en lo que va camino de ser la semana más alcista desde 2022. Y algunas voces vuelven a subrayar el riesgo de que esto sea solo el principio de una escalada que lleve los precios petroleros a máximos históricos, desencadenando una nueva crisis económica e inflacionaria a escala global.

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