La apuesta de Ana Botín para digitalizar el ADN de Santander España: claves y obstáculos
El banco cántabro está llevando a cabo cambios importantes en el organigrama de la empresa. El último movimiento ha sido el de fichar a Ignacio Juliá, procedente de otra entidad bancaria, ING
Movimientos de calado en Banco Santander para renovar su estructura y potenciar la transformación digital y las sinergias con negocios globales que busca Ana Botín, como ha venido defendiendo durante años. El fichaje de Ignacio Juliá, CEO hasta ahora de ING España, para dirigir el banco en el mercado español, supone un cambio importante, tanto por el cargo como por el mensaje que envía al grupo.
La entidad ha sorprendido este viernes con el nombramiento de Ignacio Juliá para sustituir a Ángel Rivera, a quien la buena marcha del negocio en España, siendo el principal mercado –antes de su llegada lo era Brasil–, no le ha sido suficiente para consolidarse en el grupo.
Rivera seguirá en el banco hasta final de año para facilitar la transición, según ha anunciado el banco cántabro. "Es un profesional joven, con gran experiencia en el modelo de banco que queremos ser. Estoy convencida de que su experiencia y perfil nos ayudarán a acelerar la implantación de las plataformas globales y a impulsar el crecimiento de Santander España", ha dicho Ana Botín, presidenta del Santander, que el martes 10 de septiembre cumple 10 años como presidenta.
Juliá ha sido pieza clave en ING desde el lanzamiento del banco en España en 1999 y lo ha liderado como CEO desde 2020, tras sustituir a César González-Bueno, ahora consejero delegado del Sabadell. El nuevo ejecutivo del Santander lideró la diversificación del negocio de ING y aceleró el impulso digital.
El ejecutivo, según explican fuentes cercanas, tiene obsesión por implementar nuevos procesos digitales que mejoren la eficiencia del banco y que sirvan para incrementar las interacciones con los clientes y, de este modo, generar más negocio.
Esta es la gran apuesta del Santander. Ana Botín no solo quiere que el banco genere beneficios crecientes en España, liderando los beneficios récord del grupo, sino que sirva de pilar para la transformación que busca en la entidad. Es decir, plataformas globales y acabar siendo un banco digital con oficinas.
Es la gran clave del movimiento, pero también un reto. Juliá ha lidiado con un banco creado desde cero en España que, precisamente, se ha posicionado como el banco no banco. El hecho de no asociar la marca con un banco tradicional y no tener infraestructura ha permitido atraer talento cualificado joven y tener mejores cuotas de retención que los grandes bancos, además de evitar tener que realizar recortes que afecten a la plantilla. El mensaje siempre ha sido de crecimiento.
Atraer trabajadores
Sin embargo, Santander es uno de los bancos más grandes de Europa, y el segundo en tamaño en España. Tiene mucha infraestructura y una marca asociada a la gran y vieja banca. Para acometer la transformación que se prevé con este movimiento, se necesita atraer empleados cualificados y bien remunerados, dispuestos a trabajar en un banco. Además, es posible que en algún momento se tengan que realizar recortes para los que no hay experiencia previa.
Santander ha llevado a cabo varios expedientes de regulación de empleo (ERE) desde que Ana Botín asumió la presidencia, y se da por hecho que habrá más a corto o medio plazo en España, especialmente cuando el margen de clientes se reduzca debido a la bajada de tipos del Banco Central Europeo (BCE), que ya comenzó en julio.
Además, Santander tiene una gran estructura en España y una plantilla con una edad media mayor que la de ING. Con un esquema mucho más vertical y 1.833 oficinas y 24.229 empleados, según el informe del primer semestre.
El reto de Juliá es conseguir que este mensaje de transformación y apuesta digital cale en toda la estructura y permee hasta las oficinas. Estos procesos suelen ser lentos, si es que tienen éxito. No es una tarea fácil.
Los números le facilitarán la entrada, pero después será otro desafío. España ha sido, con Rivera como CEO, el principal mercado de Banco Santander, con un beneficio de 1.756 millones en la primera mitad del año, el 29% del total. No obstante, el margen de clientes ya cayó en el segundo trimestre, desde el 3,61% hasta el 3,48%, por lo que necesitará crecimiento para mantener el aumento de márgenes y del beneficio en los próximos trimestres.
Más cambios
Por lo pronto, Santander también se ha reforzado para mejorar su apuesta por la banca privada y la gestión de activos, con el fichaje de Víctor Allende, jefe de la división en CaixaBank, quien ha sido pionero en varias apuestas seguidas por el resto del sector, como las carteras de gestión discrecional o la creación de segmentos para ultrarricos con pago explícito en el asesoramiento.
Botín sigue moviendo el organigrama del banco para impulsar la transformación del grupo. En mayo, la entidad apostó por Javier García-Carranza, uno de sus ejecutivos de confianza que ha liderado inversiones y reestructuraciones con protagonismo del Santander, para sustituir a otra de las personas por las que había apostado en los últimos años, Víctor Matarranz, al frente de la división de seguros, fondos y banca privada.
Movimientos de calado en Banco Santander para renovar su estructura y potenciar la transformación digital y las sinergias con negocios globales que busca Ana Botín, como ha venido defendiendo durante años. El fichaje de Ignacio Juliá, CEO hasta ahora de ING España, para dirigir el banco en el mercado español, supone un cambio importante, tanto por el cargo como por el mensaje que envía al grupo.
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