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La Inditex de Marta Ortega se niega a cambiar de traje y desconcierta al mercado (-5%)
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La Inditex de Marta Ortega se niega a cambiar de traje y desconcierta al mercado (-5%)

Pese a registrar unos resultados récord, el mercado penaliza a una acción situada en niveles muy exigentes, mientras el grupo sigue apostando por abrir nuevas vías de crecimiento

Foto: Foto: EFE/Cabalar
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Ingresos récord, beneficio récord, dividendo récord. Inditex ha coronado el primer año de presidencia de Marta Ortega con un cúmulo de hitos que, a primera vista, harían las delicias de cualquier inversor. “La entrega de Inditex en 2022 ha sido impresionante, especialmente dados los obstáculos que la compañía ha enfrentado durante el año”, apunta Manuel Lorente, analista de Mirabaud Securities, en referencia al cierre del negocio en Rusia, los problemas de las cadenas de suministro, el golpe de la inflación o los bloqueos en China.

Tras un largo periodo de dificultades, la matriz de Zara ha logrado reactivar, con fuerza, la senda del crecimiento, poniendo en valor los méritos de la estrategia seguida en el pasado y afianzando un modelo que genera la confianza suficiente como para permitirse repartir entre sus accionistas unos 3.740 millones de euros en concepto de dividendos (una cifra superior a la capitalización total de hasta 10 empresas del Ibex).

Este salto en la remuneración al accionista representa un paso hasta cierto punto esperado en la evolución de Inditex, una empresa que durante años protagonizó un intenso crecimiento que hoy le permite ocupar una posición de fortaleza en los principales mercados internacionales y que durante los últimos años llevó a cabo una profunda reinvención de su negocio para adaptarse a la nueva realidad de un negocio en vías de transformación por efecto de las tendencias de digitalización.

Foto: El consejero delegado de Inditex, Óscar García Maceiras, durante la presentación de los resultados correspondientes a su ejercicio fiscal 2022-2023. (EFE/Cabalar)

Con gran parte del trabajo hecho, un margen de crecimiento a priori limitado y más de 10.000 millones de euros en caja, la reconversión en una empresa más enfocada en la distribución de beneficios era vista por muchos como un paso natural.

Y en parte eso es lo que ha pretendido ofrecer la nueva dirección del grupo con el incremento de la remuneración al accionista del 29%. Es cierto que la compañía de Arteixo ya lleva muchos años mejorando de forma regular sus dividendos, pero también es cierto que sus cifras la han mantenido lejos de las primeras posiciones en las clasificaciones de rentabilidad por dividendo. Algo que ni siquiera este nuevo aumento corrige por completo: el pago de 1,2 euros por acción supondría (que comprende una importante parte como pago extraordinario, mientras deja el ordinario en el 60% del beneficio), a precios de cierre de la jornada del martes una ‘yield’ de poco más del 4%, muy lejos del casi 10% que entrega Enagás (en la que, por otra parte, tiene participación Amancio Ortega) o las cifras cercanas al 8% de Telefónica, BBVA o Mapfre, entre otras. No en vano, los analistas de UBS hablan de “la falta de una recompensa más generosa para los accionistas” como un posible punto negativo para la acción.

Una acción que, en efecto, no ha reaccionado nada bien a las cuentas del grupo textil, que pierde a media sesión algo más del 5% de su valor, cifras solo eclipsadas por el descalabro de la banca. Un dato de ebit que en el último trimestre queda por debajo de las estimaciones (y a lo que se suman las malas sensaciones que dejan las cuentas de H&M, conocidas también este miércoles) parece mostrar a los inversores que el negocio se encamina hacia una desaceleración notable, tras el ‘boom’ que supuso la normalización pospandémica.

Eleva su inversión a 1.600M al considerar que tiene margen para aumentar crecimiento

Ese discurso encajaría con la visión de que a Inditex lo que le correspondería ahora es asumir su realidad de empresa llamada a crecer de forma modesta y tratar de maximizar su atractivo por dividendo. Pero esta es una realidad que sigue sin tener cabida en el discurso de la dirección, que ha considerado apropiado, contra toda expectativa, incrementar sus niveles de capex, hasta los 1.600 millones de euros para reforzar su presencia a escala internacional, con un aumento del espacio bruto de sus tiendas del 3%, que parece contrastar con el cierre de más de 1.000 establecimientos en los últimos ejercicios.

“Inditex tiene presencia en 213 mercados, con una baja cuota en cada uno de ellos y en un sector altamente fragmentado, por lo que vemos oportunidades de crecimiento”, sostiene la compañía, que se marca entre sus objetivos introducir la marca Oysho en Reino Unido y Stradivarius en Alemania, al tiempo que se refuerza en Estados Unidos con más de 30 proyectos (que comprenden nuevas tiendas, reubicaciones y ampliaciones) y se esfuerza por remodelar sus localizaciones más emblemáticas, incluyendo la próxima apertura de un Zara en los Campos Elíseos de París.

Foto: EC

Con este paso, Inditex viene a decir a los inversores que no está dispuesta a asumir el sino de compañía de bajo crecimiento, sino que sigue encontrando opciones de seguir reflejando ritmos de expansión suficientemente sólidos para afianzar su condición de compañía de referencia de la moda a escala global.

El movimiento, en primera instancia, no parece haber convencido a los inversores (aunque no hay que ignorar que el entorno general no ayuda ni que Inditex acumulaba unas ganancias en los últimos meses que habían llevado su cotización a niveles muy exigentes), que parecían preparados para dar la bienvenida a la nueva imagen una Inditex más generosa con sus inversores y más conservadora en su gasto de capital.

Su dirección, por contra, se resiste a dar paso a ese nuevo rol, convencidos de que aún tienen mucho rendimiento que extraer, en un momento en que, además, muchos de sus rivales enfrentan una situación mucho menos sólida. Es de suponer que los méritos (o deméritos) de esta posición tardarán en hacerse efectivos, por lo que a Ortega y su equipo les queda por delante una complicada misión para convencer al mercado de que a Inditex el traje de empresa de crecimiento le sigue sentando tan bien como siempre.

Ingresos récord, beneficio récord, dividendo récord. Inditex ha coronado el primer año de presidencia de Marta Ortega con un cúmulo de hitos que, a primera vista, harían las delicias de cualquier inversor. “La entrega de Inditex en 2022 ha sido impresionante, especialmente dados los obstáculos que la compañía ha enfrentado durante el año”, apunta Manuel Lorente, analista de Mirabaud Securities, en referencia al cierre del negocio en Rusia, los problemas de las cadenas de suministro, el golpe de la inflación o los bloqueos en China.

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