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Menos capital, más dividendo: por qué Santander sube casi un 5% en bolsa
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DÍA DEL INVERSOR

Menos capital, más dividendo: por qué Santander sube casi un 5% en bolsa

El mercado acoge con entusiasmo un plan exento de grandes transformaciones, pero que marca una mayor disposición de la entidad a remunerar a sus accionistas

Foto: Foto: EC Diseño.
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Del tercer Día del Inversor de la era Botín sale una Santander aparentemente idéntica a la que llegaba al encuentro. De la maraña de cifras que representan los nuevos objetivos de la entidad hasta 2025, resulta difícil desgajar mensajes que supongan una transformación en los modos de hacer negocio del banco. “La nueva estrategia no contiene ninguna acción transformadora en forma de simplificación del perímetro o reestructuración de costos específicos”, observan al respecto los analistas de UBS.

Sin embargo, resulta obvio que los gestores del banco han sabido encontrar el camino para satisfacer las expectativas de los inversores. Como señalan en Jefferies, la conjunción de los nuevos objetivos de ganancias con la mejora de la remuneración al accionista implican haber marcado “las casillas correctas”.

Las ganancias de más del 5% que las acciones del grupo han llegado a registrar en la mañana de este martes y que al cierre se moderaron ligeramente hasta el 4,79% así parecen mostrarlo, en lo que puede entenderse como un antes y un después en la visión que los inversores tienen del banco.

Foto: Ana Botín (d), presidenta de Santander, y Héctor Grisi, CEO. (Reuters/Violeta Santos Moura)

No deja de resultar significativo que el plan que tan bien han recibido los inversores conlleva unos planes de capital que prácticamente suponen dejar de seguir reforzándose en ese ámbito, considerado durante la última década uno de los puntos débiles más obvios del banco español.

Cuando Ana Botín llegó a la presidencia, en 2014, la ratio CET1 fully loaded se situaba en torno al 8%. Desde entonces, se ha asentado en el 12% y, según el nuevo plan, se mantendrá en ese nivel durante los próximos tres años. Un mensaje claro no solo para los inversores, sino también para el supervisor, el Banco Central Europeo (BCE), que ha venido pidiendo más solvencia a Santander y el resto de grandes entidades españolas en los últimos años. De hecho, había voces que apuntaban a una necesidad de seguir aumentando la tasa de capital hasta el 13%, que por el momento parece descartar el equipo de Botín.

Firmas como UBS o Goldman Sachs no han dejado de resaltar este factor, que defrauda las expectativas del consenso. Pero, frente a esto, el mercado parece haberse alineado con Santander, premiando una subida del objetivo del pay out hasta el 50%, que, aunque dentro de lo previsible (e incluso por debajo de algunas estimaciones), viene acompañada de una mejora de los objetivos de ganancias que podría convertirla en un premio aún más jugoso para sus accionistas.

Los objetivos de rentabilidad del grupo apuntan a beneficios de hasta 13.000 M en 2025

“Si bien el objetivo de pago aumentó al 50%, en línea con el consenso, pero por debajo de nuestras expectativas, señalamos las ambiciones de crecimiento de ingresos y los objetivos de rentabilidad significativamente más altos del banco que podrían ofrecer montos absolutos de distribución para los accionistas muy por encima de las expectativas”, observan en Credit Suisse.

No en vano, Santander ha fijado en entre el 15 y el 17% su meta de rentabilidad (RoTE), muy por encima de las cifras que manejaba el consenso. “En nuestra opinión, esto ejerce una mayor presión alcista sobre las previsiones de ganancias del consenso para 2023-25”, corroboran en Goldman Sachs. Estas cifras estarían guiando hacia un beneficio neto en 2025 cercano a los 13.000 millones de euros.

Obviamente, queda siempre la duda de si la entidad será capaz de alcanzar unos objetivos aparentemente tan ambiciosos. Y es fácil entender que, durante la rueda de preguntas de los analistas a Botín, el nuevo CEO, Héctor Grisi, y el director financiero, José García Cantera, la mayor parte de las cuestiones hayan girado sobre cómo piensa conseguir Santander las cifras de crecimiento planteadas. Dudas ante las que la respuesta ha sido construir negocios más globales, una gama de productos más simples que se pueda exportar de unos países a otros, mayor eficiencia tecnológica y control de costes. El cumplimiento de los objetivos marcados en el anterior plan se presenta como garantía de su capacidad de desempeño.

Foto: Valor Añadido Santander.

Santander ha sido durante años un banco observado con cautela por los inversores, como evidencia el descuento al que sigue cotizando frente a sus principales competidores. Las complejidades de un conglomerado global —en una época en la que los inversores parecen preferir las simplicidades de los negocios más enfocados—, en el que siempre existe algún punto débil que afea la imagen general, han pesado como una losa en la cotización de Santander.

Ahora, la entidad se presenta ante el mercado como “un combinado de ganancias que cotiza con un gran descuento”, tal y como apuntan en UBS. Una imagen muy parecida a la que ha trasladado en los últimos años, pero que se ve reforzada ahora con un mayor sesgo hacia la distribución de capital entre sus inversores, en lugar de otras prioridades, como reforzar un capital que se ha mostrado más que suficiente para lidiar con los últimos ejercicios.

BBVA ya asumió unas prioridades semejantes tras la venta de su negocio en EEUU y, sin dar un viraje ostensible a su negocio (de hecho, incidiendo en algunos de los aspectos que más disgustan a los expertos, como la apuesta por Turquía), ha logrado impulsar de forma significativa sus valoraciones, apoyada en un generoso plan de remuneración. Santander parece dibujar ahora una trayectoria similar y, a poco que pueda demostrar la solidez de sus propósitos, tiene mucho ganado para conservar la renovada confianza de los inversores.

Del tercer Día del Inversor de la era Botín sale una Santander aparentemente idéntica a la que llegaba al encuentro. De la maraña de cifras que representan los nuevos objetivos de la entidad hasta 2025, resulta difícil desgajar mensajes que supongan una transformación en los modos de hacer negocio del banco. “La nueva estrategia no contiene ninguna acción transformadora en forma de simplificación del perímetro o reestructuración de costos específicos”, observan al respecto los analistas de UBS.

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