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El impacto bursátil de las elecciones en EEUU: más división y poco impulso
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El impacto bursátil de las elecciones en EEUU: más división y poco impulso

Aunque históricamente estos comicios han dado paso a un periodo de fuertes ganancias en Wall Street, este año hay razones para dudar de su influencia en el rumbo de las bolsas

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De las urnas al éxito en bolsa. Este es el proceso que muchos inversores en Wall Street parecen aguardar tras la celebración este martes de las elecciones de mitad de mandato (las midterm). La historia respaldaría esta sucesión de acontecimientos. No en vano, en los 18 últimos ciclos políticos en Estados Unidos, los 12 meses previos a estos comicios han arrojado un rendimiento medio del S&P 500 de apenas un 5%, frente a las ganancias de más del 15% que se han registrado en los 12 meses siguientes y que convierten al tercer año de los ciclos presidenciales, en este periodo, en los más rentables para el índice estadounidense. Con estos precedentes, no parece extraño que los inversores estén tomando posiciones en el parqué, como muestran las tres jornadas consecutivas de ganancias que acumula la bolsa neoyorquina.

Entre quienes han tratado de explicar este patrón (que apenas presenta distingos entre mandatos demócratas o republicanos) se impone la idea de que ese notable impulso poselectoral responde al hecho de que las midterm derivan con frecuencia en un escenario político más dividido, lo que sería acogido con buen tono por los inversores.

Si se da por cierta esta teoría, todo parece preparado para un buen año bursátil, dado que, a falta de que se conozcan los resultados finales, resulta muy probable que los republicanos recuperen, al menos, el control de la Cámara de Representantes, resquebrajando el poder que habían reunido los demócratas hace dos años.

Los 12 meses posteriores a las 'midterm' suelen registrarse fuertes alzas en Wall Street

La preferencia de los inversores por una situación que podría abocar, en buena medida, a un escenario de parálisis económica resulta bastante más lógica de lo que podría parecer a primera vista. Al fin y al cabo, la principal demanda de estos es estabilidad y una situación que dificulte al partido en el poder sacar adelante sus propuestas legislativas implica un menor riesgo regulatorio para las empresas.

Esto resulta evidente, por ejemplo, en el caso del sector farmacéutico, ya penalizado por la reciente Ley de Reducción de la Inflación, que incluye mecanismos para rebajar el precio de los medicamentos una vez en el mercado. En las últimas semanas, algunos miembros del partido demócrata se han manifestado a favor de reforzar esta medida, con nuevas disposiciones que limiten también el precio de lanzamiento de los productos farmacéuticos. Con los republicanos al frente de al menos una de las cámaras parece poco viable que estas propuestas salgan adelante.

Además, en el entorno actual, una situación de bloqueo a los proyectos del presidente Joe Biden podría ser vista como especialmente favorable, dado que dificultaría la ejecución de sus planes de gasto público, tan bien acogidos al inicio de su mandato, pero que ahora podrían resultar contraproducentes ante la necesidad de poner coto a la escalada de la inflación.

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Es por eso por lo que en ING consideran que, para los mercados, el peor desenlace de estos comicios sería uno en que los demócratas mantuvieran el control tanto de la Cámara de Representantes como del Senado. “Los mercados percibirían esto como un resultado de menor crecimiento y mayor intromisión política, lo que tendería a presentar un riesgo a la baja para los mercados de valores”, observan.

Y en la misma línea, Mike Wilson, estratega jefe de renta variable de Morgan Stanley, apuesta porque una victoria en ambas cámaras de los republicanos propiciaría un “boom” de corto plazo en las bolsas, según una nota citada por el portal Marketwatch.

No puede ignorarse, sin embargo, que un escenario de fragmentación de poderes conllevaría también importantes riesgos, máxime en un escenario tan complejo como el actual en el que la capacidad del Gobierno de responder a las necesidades generadas por la crisis inflacionaria se vería seriamente comprometidas. Sobre todo porque en el horizonte ya se contempla la necesidad de un próximo acuerdo presupuestario y de que, a mediados de 2023, se establezca un nuevo techo de gasto. Y en medio de un entorno político fuertemente polarizado, la perspectiva de una negociación dura que vuelva a dejar a la mayor economía del mundo al filo de un cierre de gobierno no puede verse sino como una amenaza indeseable.

La fragmentación política agudiza el riesgo de que EEUU afronte un cierre de gobierno

En cualquier caso, para bien o para mal, los inversores no deberían esperar grandes consecuencias derivadas de estas elecciones. Como observan en Oxford Economics, “los indicadores de incertidumbre sugieren que la incertidumbre de la política fiscal es mucho menor hoy que antes de los comicios de mitad de mandato anteriores, y la incertidumbre de la política monetaria, como era de esperar, es mucho mayor. Esto limita el alcance de las ganancias”.

En otras palabras, hoy, más que casi en cualquier otro momento, el volante de los mercados está en manos de la Fed. Las agresivas subidas de tipos que está llevando a cabo el banco central en su lucha contra la inflación y el consiguiente drenaje de liquidez son la principal causa de inquietud de los inversores y solo un próximo fin de las mismas parece capaz de apuntalar una recuperación sostenida de las bolsas, con independencia de lo que acontezca en la arena política.

Para los inversores, la contienda clave sigue siendo la del banco central contra la escalada de los precios. Y en ella, tanto a demócratas como a republicanos les corresponde por ahora un papel muy secundario.

De las urnas al éxito en bolsa. Este es el proceso que muchos inversores en Wall Street parecen aguardar tras la celebración este martes de las elecciones de mitad de mandato (las midterm). La historia respaldaría esta sucesión de acontecimientos. No en vano, en los 18 últimos ciclos políticos en Estados Unidos, los 12 meses previos a estos comicios han arrojado un rendimiento medio del S&P 500 de apenas un 5%, frente a las ganancias de más del 15% que se han registrado en los 12 meses siguientes y que convierten al tercer año de los ciclos presidenciales, en este periodo, en los más rentables para el índice estadounidense. Con estos precedentes, no parece extraño que los inversores estén tomando posiciones en el parqué, como muestran las tres jornadas consecutivas de ganancias que acumula la bolsa neoyorquina.

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