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Fluidra avista los fantasmas de la crisis de 2008 y se hunde en bolsa desde máximos
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Fluidra avista los fantasmas de la crisis de 2008 y se hunde en bolsa desde máximos

El grupo de piscinas ha pasado de ser la estrella del mercado español a hundirse bruscamente conforme crecen los temores a una recesión a escala global

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“La fiesta de la piscina puede terminar en 2023”, escribían recientemente los expertos de Bloomberg Intelligence. Aunque el comentario era referido a las perspectivas del grupo estadounidense Pentair, ilustra a la perfección la sensación que envuelve las acciones de Fluidra desde hace varias semanas. En pleno inicio de la temporada grande de las piscinas, el fabricante español de equipamiento y soluciones conectadas para equipamiento y 'wellness' se desangra en bolsa hasta alcanzar sus cotas más bajas desde finales de 2020, tras enlazar cinco caídas en las últimas seis sesiones, en las que se ha dejado alrededor de un 18% de su valor.

Este resbalón representa, en cualquier caso, la continuación de una dinámica negativa en la que se ha visto envuelta Fluidra desde el inicio de año e incluso antes. El grupo que preside Eloi Planes, que se destacó en los momentos más sombríos de la pandemia como el gran vencedor del mercado nacional, ha visto desmoronarse en apenas unos meses gran parte de lo avanzado desde entonces. Desde que estableció su máximo el pasado 23 de septiembre (un 190% por encima de los niveles en los que se movía al inicio de la pandemia) ha sufrido un descalabro bursátil de en torno al 50%. Los casi 7.500 millones en que se llegó a valorar entonces se han desinflado a apenas 3.500 millones.

El caso de Fluidra puede insertarse en el listado de compañías que, tras gozar de un entorno excepcionalmente próspero a causa de los confinamientos provocados por el coronavirus (en su caso, la tendencia a la búsqueda de casas más grandes y más equipadas, que conllevaron un creciente interés en piscinas), han visto en la normalización posterior de las actividades un contratiempo para sostener sus elevadas perspectivas de crecimiento.

En una semana, Santander, Bestinver y Kepler han recortado su valoración entre un 14 y un 40%

Incluso, a pesar de un primer trimestre en que logró batir las expectativas del mercado, la compañía con sede en Sant Cugat no solo no ha logrado recuperar la confianza de los inversores, sino que ha visto en las últimas fechas cómo se han intensificado los recelos. En apenas una semana, firmas como Santander y Bestinver Securities han recortado en torno a un 14% la valoración que otorgan a su negocio, mientras que Kepler Chevreaux lo redujo en más de un 40%, hasta situarlo en 16,6 euros (con diferencia, la visión más pesimista sobre el valor entre todas las firmas de análisis).

Esta nueva oleada de desconfianza sobre Fluidra avanza en paralelo a los temores sobre la economía global, que podrían conllevar una desaceleración del mercado inmobiliario de obvias repercusiones para su negocio. “No podemos descartar los primeros indicios de que un deterioro de la coyuntura macroeconómica (inflación sostenida; endurecimiento de la política monetaria) esté haciendo mella en los mercados finales más cíclicos del sector”, indicaban los analistas de Santander en su último informe sobre la compañía, en el que advertían de evidencias de un deterioro de la demanda a lo largo de junio.

Una imagen semejante a la que detectan en Bestinver Securities, donde han recortado de forma significativa sus expectativas a medio plazo sobre la compañía. Ahora esperan un crecimiento anual de las ventas entre 2023 y 2025 del 3,7%, frente al 5% anterior, y unos márgenes sobre el ebitda ajustado del 8,6%, frente al 10% que estimaban antes.

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Las preocupaciones del mercado sobre los efectos que puede tener en el negocio de las piscinas una crisis que acabe afectando al inmobiliario parecen lógicas. Según comentarios de la compañía estadounidense Hayward Holdings, durante la crisis financiera de los años 2008-2009, la construcción de nuevas piscinas en Estados Unidos (un mercado crucial para el sector y también para Fluidra) se desplomó alrededor de un 60%. En aquel momento, Fluidra —una compañía mucho más pequeña de lo que es hoy, que acababa de saltar al parqué— llegó a perder casi el 70% de su valor bursátil, entre noviembre de 2007 y diciembre de 2008.

Sin embargo, los expertos insisten en que el mercado de construcción de piscinas ha mantenido durante la primera mitad del año unas inercias bastante sólidas; el negocio de Fluidra no es dependiente exclusivamente de la construcción de nuevas piscinas, sino que cuenta con una parte muy destacada de sus ventas en las áreas de reparación y mantenimiento, y, sobre todo, la situación actual del mercado inmobiliario resiste pocas comparativas con la que dio lugar a la citada crisis.

En cualquier caso, los analistas de Bestinver Securities hacían en un informe publicado este lunes una estimación de lo que podría suponer para Fluidra una crisis en la que la construcción de casas y piscinas cayera a los niveles de la crisis financiera de 2008. Según sus estimaciones, un descalabro de este tipo sería congruente con valoraciones de 28,1 euros por acción, lo que supondría un potencial superior al 50% desde sus niveles actuales, “lo que nos lleva a reafirmar que el mercado está descontando una recesión más profunda que la que se produjo en 2007-2009, un escenario excesivamente pesimista”, indican.

Una crisis como la de 2008 aún justificaría precios más de un 50% superiores a los actuales

Esta parece una visión coincidente entre la mayoría de las firmas de análisis. De hecho, el valor medio que le otorga el consenso de Bloomberg se sitúa casi un 90% por encima de su cotización actual y firmas como Berenberg, Intermoney o Credit Suisse le dan potenciales superiores al 118%.

Pero con los miedos económicos en su punto álgido y unas tendencias del negocio presumiblemente a la baja, no parece fácil que el mercado encuentre a corto plazo razones para volver a mojarse por Fluidra. Los analistas de Santander advierten de que los datos de ventas de julio serán cruciales para medir si se confirma que el freno de la actividad en junio supone el inicio de una desaceleración secuencial que dificulte a la compañía de Eloi Planes cumplir sus objetivos.

“A pesar de ver recorrido alcista en términos fundamentales, tanto en nuestro escenario bajista como en el de base, creemos que puede ser un poco pronto para recomendar la compra aprovechando los bajos niveles alcanzados, dado que prevemos: (a) un probable flujo de noticias desfavorables relativas a la inflación y las subidas de tipos; (b) un riesgo previsible (y significativo) de caída de las estimaciones de los analistas ‘sell-side’ (principalmente bancos de inversión) para 2022 y 2023, y (c) una creciente presión sobre los objetivos de Fluidra para los volúmenes y la rentabilidad de 2022”, señalan en el banco para justificar el recorte de su recomendación hasta neutral.

Todo parece indicar que los inversores se han puesto en el peor caso a la hora de valorar a Fluidra. El problema para la compañía es que probablemente le llevará tiempo demostrarles que están equivocados.

“La fiesta de la piscina puede terminar en 2023”, escribían recientemente los expertos de Bloomberg Intelligence. Aunque el comentario era referido a las perspectivas del grupo estadounidense Pentair, ilustra a la perfección la sensación que envuelve las acciones de Fluidra desde hace varias semanas. En pleno inicio de la temporada grande de las piscinas, el fabricante español de equipamiento y soluciones conectadas para equipamiento y 'wellness' se desangra en bolsa hasta alcanzar sus cotas más bajas desde finales de 2020, tras enlazar cinco caídas en las últimas seis sesiones, en las que se ha dejado alrededor de un 18% de su valor.

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