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El 'misterio' de Viscofan: el defensivo que no protege contra la crisis de Ucrania
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El 'misterio' de Viscofan: el defensivo que no protege contra la crisis de Ucrania

Aunque cuenta con un respaldo unánime entre los analistas, los inversores siguen dando la espalda a sus acciones, a pesar de contar con un negocio menos expuesto a la crisis

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En tiempos de turbulencias, negocios defensivos. La receta resulta obvia y común: cuando en el horizonte económico asoman las incertidumbres, los inversores buscan refugio en aquellas compañías que, por unas u otras razones, presentan una menor sensibilidad al deterioro de la economía.

En España, el ramillete de compañías que se puede seleccionar para enfrentarse a la amenaza de recesión es muy diverso, pero en cualquier lista suele ocupar un lugar destacado Viscofan. El fabricante de envolturas cárnicas tiene a sus espaldas un largo historial de buen desempeño en periodos de crisis, como ya quedó claro en 2020, en pleno azote del coronavirus, cuando sus acciones escalaron casi un 50% entre marzo y agosto.

El carácter defensivo de Viscofan viene apuntalado por la resiliencia de sus ventas, que no solo tienden a escapar al lógico descenso del consumo que se deriva de las crisis económicas, sino que con frecuencia salen beneficiadas. Así lo resaltaban recientemente los analistas de UBS, al apuntar cómo los consumidores pueden responder a la inflación actual y el deterioro de su poder adquisitivo intensificando el consumo de salchichas (el principal producto para el que se usan las envolturas de Viscofan) en detrimento de otros productos cárnicos más caros.

Con un 30% de sus ventas en EEUU, es una de las más beneficiadas por la fortaleza del dólar

A esto, Viscofan añade otras ventajas, que deberían jugar a su favor en el entorno actual: su liderazgo en el sector le otorga un amplio poder de fijación de precios; su diversificación geográfica la protege de problemas puntuales en determinadas regiones; la composición de sus ventas la convierten en una clara beneficiada de la fortaleza del dólar (genera en Estados Unidos en torno al 30% de sus ventas), y su sólida posición financiera la resguarda del encarecimiento de los costes de la deuda e, incluso, sustenta expectativas de un dividendo creciente en el medio plazo.

Todas estas cuestiones parecen haber convencido a las firmas de análisis, que en los últimos meses han ido mejorando de forma muy marcada su visión sobre el grupo que dirige José Domingo de Ampuero. Si el pasado octubre apenas un 40% de los analistas que cubren el valor aconsejaba comprar sus acciones, hoy el consejo de compra es unánime, según los datos recopilados por Bloomberg. El precio objetivo medio que le otorgan se sitúa un 27,6% por encima de su cotización actual.

Foto: Valor añadido repsol dos

Pero resulta paradójico observar que nada de esto ha valido a Viscofan para recuperar la confianza de un mercado que le viene dando la espalda desde hace varios trimestres. Si en 2021 el grupo quedó descolgado de las ganancias que registró la bolsa española, en 2022 no le están yendo mejor las cosas y al cierre de este miércoles acumula pérdidas cercanas al 9%, tres puntos más que el Índice General de la Bolsa de Madrid.

Los expertos aducen varios motivos que han impedido a Viscofan sacar a relucir su carácter defensivo. Por un lado, destaca un incremento de costes que estaría afectando a sus márgenes de negocio, como ya quedó acreditado en el primer trimestre del año, cuando el máximo histórico de ingresos no evitó un deterioro de márgenes de más de tres puntos porcentuales.

Sin embargo, como observa Rafael Bonardell, analista de Banco Sabadell, el grupo ya puso en marcha a inicios de año una subida de precios y tiene previsto aplicar otra en el segundo semestre, que si bien no será suficiente para evitar cierto deterioro de su rentabilidad, sí debería mitigar mucho el golpe y ayudar a apuntalar una recuperación que se prevé para 2023. Porque, además, por el lado de los costes de la energía, el grupo cuenta con un pequeño negocio de cogeneración que le permitiría cubrir al menos la mitad del incremento de la factura, según Bonardell.

Las subidas de precios deben ayudar a mitigar el golpe del aumento de los costes

Pero, además, la compañía podría estar siendo víctima también del trazo grueso de los mercados, en un momento en que los inversores observan con recelo las perspectivas del sector de alimentación por las convulsiones generadas por la guerra de Ucrania. Así lo cree Manuel Lorente, analista de Mirabaud: “Hay cierta inquietud en torno a cómo puede afectar a los suministros alimentarios la situación de Ucrania. Y en ese contexto el mercado está golpeando en un mismo saco al sector de alimentación. Se está discriminando muy poco”, señala.

Una mirada fría al negocio de Viscofan debería servir para aliviar cualquier preocupación en este sentido, ya que ninguno de sus suministros básicos se encuentra actualmente amenazado por los enfrentamientos en el territorio ucraniano, por lo que su normal operativa no debería verse afectada.

Con esta expectativa y considerando que los riesgos ya están en gran medida recogidos en las valoraciones del fabricante de envolturas cárnicas (cotiza a apenas 16,20 veces los beneficios esperados para 2023), tanto Bonardell como Lorente parecen confiar en que, a medida que se prolonguen las dificultades económicas y Viscofan vaya evidenciando su mejor capacidad para lidiar con las dificultades, los inversores volverán a valorar la seguridad frente a las turbulencias económicas que, pese a todo, sigue ofreciendo su negocio.

En tiempos de turbulencias, negocios defensivos. La receta resulta obvia y común: cuando en el horizonte económico asoman las incertidumbres, los inversores buscan refugio en aquellas compañías que, por unas u otras razones, presentan una menor sensibilidad al deterioro de la economía.

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