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Nuevo revés a Almirall (-11%): una espera que desespera a los inversores
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Resultados del primer trimestre

Nuevo revés a Almirall (-11%): una espera que desespera a los inversores

La frágil confianza generada tras las cuentas de 2021 vuelve a ceder ante el surgimiento de nuevas dificultades en el camino hacia la consecución de los objetivos del grupo

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Resulta chocante observar los informes de analistas posteriores a los resultados de Almirall en el primer trimestre y la reacción de sus acciones. A diferencia de en la última presentación de cuentas, que supuso un considerable impulso para la cotización de la farmacéutica de la familia Gallardo, en esta ocasión los inversores penalizan con descensos que han superado el 11% al cierre de la sesión. Unos números que, en el peor de los casos, igualan las estimaciones del mercado.

No es novedad que el negocio de Almirall hace tiempo que no entusiasma a los inversores. Aunque el grupo presenta un atractivo perfil de crecimiento a medio y largo plazo, a través de una serie de nuevos productos de amplio potencial, que ha sido ampliamente reconocido por los expertos (de hecho, ninguna de las firmas que cubren el valor aconseja su venta, según los registros de Bloomberg), su rendimiento sobre el parqué hace tiempo que genera pocas alegrías a sus accionistas. Antes de la caída de este lunes, Almirall cotizaba un 33% por debajo de sus niveles del verano de 2019.

En cierto modo, los inversores parecen poco alentados por una transición hacia un perfil de mayor crecimiento que está tomando más tiempo del deseado y que se está enfrentando a más obstáculos (muchos de ellos derivados de la pandemia del coronavirus) de los que cabía esperar inicialmente. Y aunque varios de estos productos empiezan a dejar ya notas muy positivas (especialmente, Ilumetri, que impulsa un notable crecimiento de los productos dermatológicos en el mercado europeo), estas se ven deslucidas por el continuado incremento de los costes de marketing e inversión en desarrollo, que se plasman en una negativa evolución del capital circulante del grupo.

Foto: Carlos Gallardo, nuevo presidente de Almirall. (Almirall)

Cuando Almirall presentó en febrero sus cuentas de 2021, todas estas cuestiones ya estaban sobre la mesa, pero los inversores parecieron entender que los riesgos ya estaban en gran medida descontados en su precio y que el potencial de ganancias resultaba sugestivo. Pero tras una limitada recuperación, el grupo parece haber vuelto ahora a la casilla de salida, fulminando todas las ganancias que había acumulado en el ejercicio.

Algunas piedras en el camino, como la prolongada caída de las ventas en Estados Unidos y el daño que algunos tratamientos genéricos están haciendo sobre algunos de sus productos, como Seysara, podrían estar sugiriendo a los inversores que el relato de crecimiento futuro no está tan bien apuntalado como da a entender la compañía dirigida por Gianfranco Nazzi, motivando una nueva oleada de desconfianza que deja el precio de sus acciones por debajo de los 11 euros, más de un 25% por debajo del precio objetivo que le otorga el consenso de analistas.

Como sugieren los analistas de Banco Santander, el resbalón en Estados Unidos (donde las ventas core cayeron un 32,9%) podría estar haciendo temer a los inversores una reedición de los problemas que la compañía ya atravesó en este mercado en 2017, a pesar de que el grupo explica que se trata de una cuestión puntual debida a los mayores reembolsos y a los esquemas de seguros de franquicias. "En cualquier caso, creemos que esto ya no es una parte relevante de la historia de la acción y por eso creemos que el mercado esta reaccionando de forma exagerada", apuntan.

Con la acción cotizando en niveles cercanos a los que mostraba el pasado febrero, antes de sus resultados, y con expectativas más o menos sólidas de que conseguirá cumplir con sus objetivos para 2022, podría pensarse que Almirall representa hoy una opción interesante de compra a poco que se cumplan sus expectativas. Sin embargo, sobre el parqué, la confianza en la compañía se muestra demasiado resentida y con un periodo aún tan prolongado por delante hasta que haya evidencias firmes de que sus promesas de crecimiento van tornando en realidades, se antoja complicado un giro a corto plazo en el sentimiento de los inversores.

Resulta chocante observar los informes de analistas posteriores a los resultados de Almirall en el primer trimestre y la reacción de sus acciones. A diferencia de en la última presentación de cuentas, que supuso un considerable impulso para la cotización de la farmacéutica de la familia Gallardo, en esta ocasión los inversores penalizan con descensos que han superado el 11% al cierre de la sesión. Unos números que, en el peor de los casos, igualan las estimaciones del mercado.

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