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Repsol avanza su giro estratégico en las mejores condiciones posibles
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Repsol avanza su giro estratégico en las mejores condiciones posibles

La compañía se muestra confiada en que los altos precios del crudo le permitirán impulsar su estrategia de crecimiento y mantener una atractiva remuneración sin debilitar su balance

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Si quedaba alguna duda de que el sector petrolero es el gran vencedor del complejo entorno actual, Repsol las ha despejado todas en la mañana de este jueves. El grupo petrolero español ni siquiera ha necesitado batir las expectativas del mercado para conquistar a los inversores con un resultado operativo que más que duplica el del mismo periodo de 2021 y que deja hechos gran parte de los deberes que la compañía se había marcado para este ejercicio en su plan estratégico.

Los elevados precios del petróleo se han traducido en mejoras de los resultados de Repsol en muy diversos frentes y, lo que es mejor para el grupo que preside Antonio Brufau, parecen llamados a seguir generando unas condiciones muy favorables por un tiempo prolongado, beneficiándose además de las particularidades de su negocio. "Repsol parece estar bien posicionada para aprovechar este entorno. La reducción de las exportaciones rusas otorga a Repsol una ventaja competitiva frente a otras refinerías, ya que produce alrededor del 55% de destilados medios", señalan los analistas de Bestinver.

Así, la compañía se animó a augurar, por ejemplo, que los elevados márgenes de refino vistos en el primer tramo del año se mantendrán a lo largo de todo 2022, lo que se traduciría en un impacto adicional de hasta 700 millones de euros en su ebitda ajustado. Y esta situación da confianza a Repsol para plantear un incremento de la remuneración a sus accionistas a través de la recompra de hasta un 10% de sus acciones, valoradas a día de hoy en algo más de 2.700 millones de euros.

Mientras el resto de la economía mundial y de las finanzas avanzan en penumbras entre las incertidumbres desatadas por la guerra de Ucrania, Repsol, como buena parte de sus competidores, se maneja en uno de los entornos más favorables que se recuerda en las últimas décadas. Una disparidad que ha puesto al sector en el foco de los reguladores, lo que en el mercado español se ha acabado traduciendo en un descuento decretado por el gobierno (de 20 céntimos por litro) en el que a los grandes grupos de distribución de combustibles, como Repsol, les toca correr con una cuarta parte.

Foto: Logo de Repsol en su sede de Madrid. (Reuters/Andrea Comas)

Pero Repsol tiene razones para no preocuparse en exceso por esta subvención forzosa, según ha explicado su CEO, Josu Jon Imaz. No solo porque la parte de su negocio afectada representa una parte minoritaria en la cuenta de resultados del grupo, sino porque la compañía presume de haber encontrado la manera de aprovechar la situación en su estrategia de reposicionamiento, con ofertas adicionales dirigidas a los clientes digitales, que se han traducido en un importante incremento de las operaciones (hasta cuatro y cinco veces más que antes de esta situación) por esta vía que la compañía ha puesto en el centro de su estrategia de crecimiento como grupo multienergético.

Las ganancias en torno al 5% que registraban las acciones de la compañía a media sesión, y que la sitúan de nuevo al filo de sus máximos históricos (en precios ajustados por dividendo) son una muestra clara de que a los inversores les inquietan poco los posibles impactos regulatorios a los que se pueda ver sometida la compañía y, en cambio, les convence el panorama que se vislumbra a corto y medio plazo para el negocio de Repsol.

Una Repsol a la que estas condiciones tan favorables le han llegado en un momento especialmente propicio, por la necesidad que tenía el grupo de asegurarse fondos con los que sufragar el giro que estaba dando a su negocio, para posicionarse con fuerza en el mercado de las energías limpias. Los crecientes flujos de caja derivados de la marcha del negocio otorgan al grupo margen para reducir su deuda (un 21% en términos interanuales) y mantener una atractiva remuneración al accionista con una apariencia de sostenibilidad que no muchas empresas pueden igualar.

El grupo tiene avanzada la entrada de un socio en su negocio de renovables

Y la posición financiera de la compañía podría verse apuntalada próximamente, ya que el propio Imaz ha afirmado que la entrada de un socio en su negocio de renovables (una operación que el grupo viene estudiando desde hace cerca de un año y medio) se encuentra bastante avanzada y podría concretarse a lo largo del trimestre actual. Que una operación de este tipo vaya a llevarse a cabo en un momento en que el viento sopla tan a favor del grupo parece un buen indicador para esperar que los términos deben resultar satisfactorios.

Repsol está aprovechando las condiciones actuales no solo para escalar en bolsa de la mano de su sector, sino incluso para superar con creces a muchos de sus competidores (suma cerca de un 30% en el año, prácticamente el doble que el sector de energía del Stoxx 600) y aún son clara mayoría los analistas que ven margen para que esta escalada se prolongue en el tiempo –firmas como Goldman o Kepler le otorgan valoraciones más de un 30% superiores a su cotización actual.

El proceso de transición en el que se halla inmerso Repsol desde hace varios años sigue siendo una tarea delicada y desafiante. De hecho, cuestiones como la inflación de costes que afecta al negocio renovable también pueden agravar sus complejidades. Pero probablemente el grupo español no podría haber elegido unas condiciones más propicias para abordarla.

Si quedaba alguna duda de que el sector petrolero es el gran vencedor del complejo entorno actual, Repsol las ha despejado todas en la mañana de este jueves. El grupo petrolero español ni siquiera ha necesitado batir las expectativas del mercado para conquistar a los inversores con un resultado operativo que más que duplica el del mismo periodo de 2021 y que deja hechos gran parte de los deberes que la compañía se había marcado para este ejercicio en su plan estratégico.

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