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Resultados del Santander: sorpresas positivas, pero castigo bursátil (-7%)
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Caídas tras los resultados

Resultados del Santander: sorpresas positivas, pero castigo bursátil (-7%)

Pese a mejorar las estimaciones del mercado, el banco sufre en bolsa, ante unas señales de cautela que muestran al mercado los desafíos que aguardan al negocio

Foto: Foto: VA.
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La novedad empieza a convertirse en costumbre en Banco Santander. La entidad que dirige Ana Botín se presentó este martes ante el mercado con un conjunto de resultados en el que predominaron las sorpresas positivas, prolongando así una tendencia que ya se hizo evidente en el último tramo de 2021.

Desde los volúmenes de la actividad comercial a los márgenes, pasando por los ingresos, las cifras de capital o la rentabilidad de los activos, la entidad puso sobre la mesa una serie de desempeños que superaron con creces las estimaciones del mercado, lo que justificaba a primera hora de la sesión que sus acciones repuntaran más de un 3%, aunque finalmente han cerrado con una caída cercana al 7%.

A lo largo de los últimos meses, el mercado ha parecido mirar con cierto escepticismo la positiva evolución del negocio de Santander. Aunque la entidad no ha tenido un mal desempeño sobre el parqué desde el inicio del año —sus ligeras ganancias mejoran con mucho las pérdidas superiores al 8% que arrastra el sector en 2022—, apenas le han servido para cerrar la brecha de valoración que la entidad arrastra con respecto al conjunto de la industria financiera europea (cotiza a poco más de seis veces sus beneficios estimados para 2022, prácticamente un 35% por debajo de la media del sector).

La entidad cotiza a un PER casi un 35% inferior a la media de la banca europea

A medida que el banco va dando muestras de que los buenos resultados recientes tienen continuidad trimestre tras trimestre, cabría esperar que esos recelos se fueran diluyendo. Y, sin embargo, este martes, las ganancias iniciales dieron paso pronto a los recortes, que llegan a superar el 5%, evidenciando que la confianza de los inversores en el banco español sigue sin arraigar.

Esta situación hace preciso mirar, una vez más, a los puntos débiles del cuadro financiero de Santander, que también los hay. La entidad de Ana Botín basó buena parte de su mejora de resultados en una disminución de las provisiones que puede resultar problemática si se hacen reales los temores sobre una brusca desaceleración de la economía internacional, a causa de las tensiones generadas por la guerra en Ucrania.

Foto: Ana Botín, presidenta de Banco Santander. (EFE/Zipi)

Algunos de los números registrados en el primer trimestre se acercan más a los objetivos de largo plazo que a los establecidos para este ejercicio, mucho más modestos. Por ejemplo, el ROTE —'return on tangible equity'—, que, por encima del 14%, ya ve cerca la meta del 15% fijada por los dirigentes de la entidad. Pero, aun así, el banco ha optado por mantener sin cambios esas metas, en lo que parece un posicionamiento cauteloso en torno a los peligros que se avecinan. No en vano, las estimaciones sobre el coste del riesgo se han elevado ligeramente, con el mercado brasileño mostrando señales de debilidad que no pueden ser pasadas por alto.

También es cierto que la buena marcha de las divisas latinoamericanas esconde un comportamiento más bien neutro de las ganancias comerciales, debido al fuerte incremento de los costes en un entorno fuertemente inflacionario.

En los últimos meses, se han lanzado numerosos mensajes positivos sobre las buenas nuevas que trae a la banca el escenario de tipos al alza al que parecen dirigirse la mayor parte de las economías desarrolladas, ignorando que este también puede presentarse con una serie de desarrollos negativos que pueden acabar por anular las buenas nuevas.

El aumento del coste del riesgo en Brasil supone una muestra de debilidad a vigilar

Si las cifras de Santander en el primer trimestre del año representan la prueba inequívoca de ese entorno más propicio, sus estimaciones para el resto del año actúan como recordatorio de esos desafíos que esperan por delante.

No parece ilógico que esto inquiete a los inversores. Pero tampoco puede ignorarse que este no es, ni mucho menos, un problema exclusivo de Santander, que, de hecho, puede sacar especial rédito en estas circunstancias de su elevada diversificación. Y, además, conviene tener en cuenta el elevado colchón del que se ha provisto la entidad en estos primeros meses del año para poder alcanzar sus objetivos, incluso ante un deterioro significativo de las condiciones económicas.

Puede entenderse con todo esto que las cuentas de Santander no logren impulsar el optimismo de analistas e inversores, al mantener abierto un sinfín de incertidumbres que es preciso mantener vigiladas a lo largo de los próximos trimestres. Con las cifras en la mano, sin embargo, resulta cada vez más difícil explicar el descuento al que cotiza el banco y que, lejos de cerrarse, este martes vuelve a ensancharse.

La novedad empieza a convertirse en costumbre en Banco Santander. La entidad que dirige Ana Botín se presentó este martes ante el mercado con un conjunto de resultados en el que predominaron las sorpresas positivas, prolongando así una tendencia que ya se hizo evidente en el último tramo de 2021.

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