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La moderación del IPC en enero: una señal engañosa que no desactiva la amenaza
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Cae cinco décimas

La moderación del IPC en enero: una señal engañosa que no desactiva la amenaza

El repunte de la tasa subyacente agudiza el temor a que la persistencia de los factores que han impulsado el alza de los precios acabe propiciando efectos de segunda ronda

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En un momento en que la inflación se sitúa como la principal amenaza para la recuperación poscovid de la economía, los datos conocidos este lunes en España parecen permitir un cierto alivio. Al fin y al cabo, la tasa del 6% registrada en enero vendría a suponer un recorte de cinco décimas respecto a la cifra de diciembre, lo que representa el primer recorte intermensual en diez meses.

Las visiones más positivas en torno al ‘shock’ de precios registrado en 2021 pasan por la expectativa de que a lo largo del año se vayan diluyendo alguno de sus principales causantes (efecto base muy bajo, tensiones en las cadenas de suministro y elevados precios de la energía) y la rebaja de la inflación en el mes de enero parece respaldar esta idea.

Sin embargo, más que alivio, el dato ha despertado cierto recelo entre los expertos, que observan ciertas dinámicas que vendrían a señalar que el problema no solo no se está conteniendo, sino que poco a poco va tornando más inquietante. Porque en efecto, la tasa general, favorecida por un entorno de precios de la electricidad más benigno, ha retrocedido en el primer mes del año, pero lo hizo en una magnitud inferior a la que venían pronosticando los expertos (la media pronosticaba un 5,5%, según Bloomberg), mientras que la tasa subyacente -que no está expuesta a la volatilidad de los precios energéticos y de los alimentos frescos- experimentó un repunte hasta el 2,4%, lo que supone su nivel más elevado en la última década.

Foto: Panel que muestra los precios de los distintos combustibles en una gasolinera de Madrid este domingo. (Efe/Víctor Lema)

Los datos de 2021, con una brecha enorme entre las tasas de inflación general y la subyacente, mantuvieron vivo el discurso de que las empresas asumirían la mayor parte de la inflación a costa de sus márgenes. Pero el nuevo dato viene a alimentar los temores de que poco a poco el encarecimiento de la energía y los suministros empieza a provocar lo que se conocen como efectos de segunda ronda, al trasladarse a los precios finales de venta, lo que supone un lastre para las perspectivas del consumo.

Es obvio que no se pueden extraer demasiadas conclusiones de un dato puntual -y que además es todavía provisional-, pero lo cierto es que algunos expertos venían advirtiendo ya de como la subida de los precios se estaba extendiendo cada vez a más partidas. Así, este mismo lunes publica CaixaBank Research una nota en la que se pone de relieve que “la situación ha empeorado notablemente desde septiembre”, dado que “una gran parte de las subclases que componen el IPC han anotado significativos repuntes en sus respectivas tasas de inflación”.

Son muchos los expertos que han aducido a lo largo de los últimos meses que la situación económica en Europa -y más en concreto en España- no favorece la aparición de una oleada de inflación persistente, con una economía que aún no se ha recuperado por completo del ‘shock’ del coronavirus y unas cifras de empleo que, aunque mejorando de forma acelerada, muestran un mercado laboral con margen para seguir soportando una mejora de la actividad sin dar pie a una espiral de subidas salariales.

Desde septiembre, el impulso en los precios se ha ido ampliando a cada vez más partidas

Pero a medida que se suceden los datos muchas las visiones más convencidas empiezan a flaquear. En especial porque el empuje de los precios de la energía parece llamado a mantenerse durante un periodo de tiempo superior al previsto, apoyado, entre otras causas, por las tensiones geopolíticas en torno a Ucrania.

“¿Se desatarán mayores efectos de segunda ronda que, a su vez, generen tensiones inflacionistas persistentes en el tiempo? No necesariamente, pero para ello será clave que las presiones sobre el precio de la energía y otros efectos de naturaleza transitoria se reduzcan en los próximos meses, ya que el contagio se ha empezado a activar”, apuntan en CaixaBank Research.

Aún existe margen para que la situación se encauce por sendas más favorables y la inflación torne a lo largo del año a tasas más moderadas, que dejen de suponer una amenaza obvia a la recuperación económica. Pero mes tras mes ese margen parece ir reduciéndose. Y la inflación de enero no supone ni mucho menos una razón para la tranquilidad.

En un momento en que la inflación se sitúa como la principal amenaza para la recuperación poscovid de la economía, los datos conocidos este lunes en España parecen permitir un cierto alivio. Al fin y al cabo, la tasa del 6% registrada en enero vendría a suponer un recorte de cinco décimas respecto a la cifra de diciembre, lo que representa el primer recorte intermensual en diez meses.

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