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BBVA y Turquía: una tormenta persistente con un impacto engañoso
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Hundimiento de la lira

BBVA y Turquía: una tormenta persistente con un impacto engañoso

BBVA ha salvado con relativa calma las recientes tensiones en Turquía. Pero esto refleja más el escaso valor que da el mercado a su presencia en el país otomano que la confianza en su mejora

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Más de una década después de su entrada en Turquía, no cabe duda de que para BBVA lidiar con las tensiones políticas, financieras y monetarias del país se ha convertido en una parte básica de su actividad más que en un problema coyuntural.

En las últimas tres jornadas, la entidad española ha visto frenada su favorable marcha en bolsa por las noticias que llegan desde el territorio otomano, donde las últimas decisiones del banco central y el Gobierno han azuzado el hundimiento de la lira. Desde el jueves, las acciones de BBVA acumulan un retroceso superior al 3%, un negativo desempeño que, entre los bancos españoles, solo secunda Bankinter, tras la mala acogida a sus resultados.

Con todo, este tropiezo puede verse como poco más que anecdótico para un banco que acumula unas ganancias superiores al 40% desde el inicio de 2021. Y puede entenderse esta relativa calma por el propio hecho de que los problemas que llegan desde Turquía no cogen, a estas alturas, a nadie por sorpresa (no en vano, desde 2011 la moneda turca ha sufrido una depreciación superior al 80% frente al euro) lo que tiene una doble consecuencia: por el lado del mercado, son riesgos ya asumidos en precio, al menos hasta cierto punto; y por el lado de BBVA, representan una amenaza tan evidente que justifica que el banco navegue ya prevenido, con una cobertura del tipo de cambio que se eleva hasta el 70%, mitigando el daño de estos movimientos sobre su cuenta de resultados.

La elevada cobertura de la divisa turca limita el daño a corto plazo

La controversia persigue desde hace tiempo la política económica del primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan y del banco central turco -que se sospecha que actúa bajo el influjo del propio gobierno-, que se han revelado incapaces de contener una inflación persistentemente elevada (desde 2017, ha registrado cada año tasas de doble dígito) y, de hecho, empeñados en poner en práctica políticas de estímulo económico -como el reciente recorte de los tipos de interés- que no hacen sino agudizar la amenaza de la hiperinflación. Estas circunstancias se mezclan ahora con otras condiciones -incremento de los precios energéticos o progresivo endurecimiento de las condiciones financieras globales- que resultan especialmente nocivas para una economía como la turca, extremadamente dependiente de la financiación exterior. Y todo esto se entremezcla con las cada vez más turbulentas relaciones del régimen de Erdogan con las potencias occidentales.

Se trata de viejos problemas que vuelven a situarse sobre la palestra, envolviendo en una gran incertidumbre las perspectivas económicas del país. Pero episodios similares han sido una constante sin por ello detener las tendencias positivas de un negocio, el de Garanti, que representa cerca del 15% del resultado atribuido de BBVA y que se ha convertido en una de las principales palancas de la entidad en el crecimiento de volúmenes y márgenes (al menos a tipos de cambio constante). Y de hecho, los recientes acontecimientos pueden entenderse como favorables para el negocio a corto plazo, pues, como observaban los analistas de UBS en un informe reciente, Garanti tiene una sensibilidad positiva a los recortes de los tipos de interés, ya que los pasivos se ajustan de forma mucho más rápida que los activos, lo que favorecerá los márgenes.

Foto: Bolsa de Madrid. (EFE)

Pero sería erróneo pensar que los problemas de Turquía pueden salirle gratis a BBVA, que sigue viendo cómo el valor de su inversión en el país sigue encogiéndose a marchas forzadas (hoy el 100% del banco, del que BBVA posee la mitad, se valora en unos 3.367 millones de euros, menos de lo que pagó en 2011 por el 25%).

Como observa Nuria Álvarez, analista de Renta 4, cualquier persistencia de las tensiones en torno a Turquía tiene el potencial de acabar pesando en las perspectivas de negocio y, por ende, en la cotización de BBVA. Aunque, en este punto, la buena noticia para BBVA es que a día de hoy el mercado otorga a esta división un peso muy reducido en el valor que le da al banco español. Los analistas de UBS, sin ir más lejos, le otorgan a la participación de BBVA en Garanti un múltiplo PER de apenas 3 veces, lo que da buena idea de cómo es interpretada esta apuesta en el mercado. Una situación que convierte en más paradójico el supuesto interés de BBVA en incrementar su presencia en el capital del banco turco con los fondos obtenidos de la venta de su negocio en Estados Unidos.

La venta de la filial turca dejaría a BBVA con más de 6.000 millones de exceso de capital

Aquel movimiento, clave en el buen desempeño reciente de BBVA sobre el parqué, era un paso que desde hacía tiempo venían reclamando distintas voces en el mercado, y que había sido rechazado durante tiempo por los gestores del grupo, que consideraban estratégica la apuesta por el mercado norteamericano, como consideran también su presencia en Turquía.

Para la entidad, carente de grandes alternativas, la salida del mercado otomano no parece una opción prioritaria, aunque entidades como Barclays ya estiman -antes de la reciente depreciación- que la venta de las acciones de Garanti situaría a BBVA con un exceso de capital superior a los 6.000 millones de euros, que le daría un amplio margen para plantearse otras operaciones que maximizaran el valor para sus accionistas.

BBVA puede confiar en su capacidad para lidiar con los problemas que llegan desde Turquía y en poder sortear, una vez más, esta oleada de tensiones sin excesiva mella en sus cuentas ni en su cotización. Pero la repetición de turbulencias en este mercado ya ha dejado una huella difícil de borrar en el sentimiento de los inversores y obliga al grupo a pensarse muy seriamente los méritos de incrementar su huella en este país.

Más de una década después de su entrada en Turquía, no cabe duda de que para BBVA lidiar con las tensiones políticas, financieras y monetarias del país se ha convertido en una parte básica de su actividad más que en un problema coyuntural.

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