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El BCE activa el modo de espera, pero el desafío del 'tapering' no tardará en llegar
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El BCE activa el modo de espera, pero el desafío del 'tapering' no tardará en llegar

La mejora de las perspectivas económicas obligará al banco central a perfilar el camino de la retirada de los estímulos a la vuelta del verano

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El BCE se adentra en la temporada estival sin variar el rumbo. Con un comunicado prácticamente idéntico al publicado el pasado abril, la institución que preside Christine Lagarde alejó los temores a un paso atrás que pusiera a prueba la capacidad de la economía y los mercados de sostenerse sin el nivel extraordinario de apoyo que le viene brindando la institución. Es "demasiado pronto y prematuro" para discutir una reducción de los estímulos monetarios, explicó la dirigente francesa. Los 'tapering' no son para el verano.

La decisión ha sido ampliamente bienvenida por los expertos y mientras que el banco central puede celebrar que en los mercados apenas tuvo reflejo ni en las bolsas ni en el euro, mientras contribuía a rebajar unos pocos puntos básicos más las rentabilidades de la deuda. A las puertas de un periodo en el que tradicionalmente se reduce la liquidez en los mercados y, por ende, aumenta la volatilidad, cualquier paso en falso corre el riesgo de magnificarse y el BCE parece haber preferido pecar de prudente.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE)

Sin embargo, no puede obviarse que el banco central tiene en pie actualmente un armazón de políticas extraordinarias, articulado para hacer frente a una crisis extraordinaria que empieza a remitir. Y que lo hace con una velocidad mayor de la que cabría esperar, a juzgar por las propias previsiones del BCE. La institución elevó las previsiones de crecimiento en 2021 y 2022 hasta el 4,6 y el 4,7%, respectivamente, lo que supone elevar ambas cifras seis puntos básicos respecto a sus anteriores proyecciones, publicadas hace solo tres meses. Pero quizás más significativo resulte que los miembros del consejo de gobierno del banco central vean por primera vez desde 2018 que los riesgos para la economía regional están "equilibrados en general", eliminando cualquier cariz pesimista sobre su lectura del escenario.

El banco central ve los riesgos "equilibrados en general" por primera vez desde 2018

Es probable que Lagarde y sus compañeros estén en lo cierto al apreciar que un repunte significativo de los tipos de interés de la deuda podría implicar un endurecimiento de las condiciones financieras capaz de truncar la incipiente recuperación en que se encuentra Europa. Y su convicción de que el repunte de la inflación que enfrenta la región es pasajero (de un 1,9% en 2021 se pasaría a un 1,5% el año siguiente, según las estimaciones publicadas hoy) ofrece margen suficiente para seguir aportando liquidez al sistema sin preocuparse por posibles efectos negativos.

La pregunta clave, sin embargo, es si la región estará preparada para asumir esa marcha atrás del BCE más adelante. Porque si puede verse como un logro diplomático de Lagarde que, pese a los dardos lanzados en las últimas semanas, los miembros del banco central hayan respaldado un comunicado continuista como el de este jueves, resulta difícil concebir que esta dinámica pueda prolongarse a la vuelta del verano. De hecho, firmas como Oxford Economics sospechan que los mensajes de Lagarde sobre los ligeros repuntes de las previsiones de inflación subyacente podrían ser "una señal temprana de que el consejo —armado con pronósticos actualizados— tendrá una discusión formal sobre la reducción gradual de las compras del PEPP [el programa extraordinario de compras de bonos para luchar contra los efectos de la pandemia] para septiembre".

Foto: Pedro Sánchez y Christine Lagarde. (EFE)

Para entonces puede esperarse que las restricciones asociadas a la pandemia sean en Europa, en gran medida, poco más que un mal recuerdo, la recuperación se encuentre algo más afianzada y los primeros proyectos del plan de recuperación Next Generation ofrezcan un nuevo soporte al crecimiento que haga menos necesario el respaldo del BCE. Pero también es evidente que la crisis ha intensificado las dependencias en la economía regional del dinero del banco central, especialmente en los países más endeudados, como es el caso de España.

Esto obligará a los miembros del BCE a planificar una retirada de estímulos extremadamente cautelosa. De tal modo que firmas como la propia Oxford Economics o Capital Economics sugieren que cuando el banco central empiece a ajustar las compras de su plan extraordinario podría compensarlo elevando el ritmo de compras del programa original (el APP), lo que en esencia solo implicaría un cambio de siglas sin mayor trascendencia para la estabilidad del mercado.

El BCE tendrá que diseñar una retirada de los estímulos muy cautelosa

Pero no es difícil imaginar que, si la recuperación avanza como prevé el banco central, una retirada tan cauta encontraría oposición entre los elementos más duros del banco central. Al fin y al cabo, son los propios pronósticos del BCE los que respaldan planteamientos como el de Ulrike Kastens, economista de DWS, cuando afirma que "debería quedar claro para todos que, de cara a 2022, se puede esperar mucho menos apoyo del BCE".

Posiblemente así lo justifican los fundamentos económicos, pero queda por comprobar si también lo permiten los mercados. El BCE ha preferido, con lógica, asegurarse un verano estable y dejar ese desafío para más adelante. Nadie asegura, no obstante, que el otoño vaya a resultar más propicio para afrontar una prueba de esa magnitud.

El BCE se adentra en la temporada estival sin variar el rumbo. Con un comunicado prácticamente idéntico al publicado el pasado abril, la institución que preside Christine Lagarde alejó los temores a un paso atrás que pusiera a prueba la capacidad de la economía y los mercados de sostenerse sin el nivel extraordinario de apoyo que le viene brindando la institución. Es "demasiado pronto y prematuro" para discutir una reducción de los estímulos monetarios, explicó la dirigente francesa. Los 'tapering' no son para el verano.

Banco Central Europeo (BCE) Christine Lagarde
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