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Derrumbe del bitcoin y las criptomonedas: qué significa para los mercados
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Derrumbe del bitcoin y las criptomonedas: qué significa para los mercados

El revés de las criptomonedas amenaza con minar la confianza de los inversores en otros activos e incluso con poner a prueba la estabilidad general del mercado

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El derrumbe del bitcoin y el resto de criptomonedas arrasó este miércoles, en sus peores momentos, con alrededor de 500.000 millones de dólares de valor, cerca de 410.000 millones de euros (una cifra similar al valor conjunto de las 10 mayores compañías de la bolsa española). Aunque posteriormente las caídas se redujeran a algo menos de la mitad, un colapso de esta magnitud inevitablemente deja heridas que pueden resultar muy gravosas para las perspectivas de este mercado.

Si se amplía el foco, el revés de bitcoin, ethereum o dogecoin, que ha volatilizado en apenas unas semanas algo más de un tercio de sus respectivos valores, no representa más que una muesca en la espectacular senda alcista que estos activos llevan dibujando desde hace varios trimestres. Valga como muestra que aun en el peor momento de la jornada de este miércoles, los rendimientos acumulados por el bitcoin en los últimos 12 meses superaban el 230%.

Sin embargo, tiene la capacidad de minar la confianza reinante en unos activos que han basado buena parte de su atractivo en su capacidad de producir ganancias exorbitadas. Es cierto que a lo largo de su historia han sido muchos los resbalones del mercado de las criptomonedas, de los que ha acabado resarciéndose de forma más o menos rápida. Incluso cuando el colapso de 2018 fue anunciado casi como el apocalipsis de la fiebre especulativa en torno a bitcoin y sus semejantes, el renacimiento del mercado en los años siguientes ha acabado por convertir aquel episodio en una mera anécdota.

Pese a su descalabro reciente, el bitcoin aún gana más del 230% en 12 meses

Sin embargo, cuando muchas voces defendían que aquellos excesos especulativos habían quedado a un lado y la bonanza actual se cimentaba sobre fundamentos mucho más sólidos, el relato empieza a verse seriamente dañado, a medida que su volatilidad extrema vuelve a poner en entredicho sus capacidades como medio de pago, su precio se sigue mostrando muy sensible a los caprichos de personajes como Elon Musk (de hecho, la recuperación experimentada en la tarde del miércoles está relacionada con una serie de tuits del excéntrico empresario), las presiones regulatorias (como los vetos impuestos desde China) siguen sembrando dudas sobre su aceptación futura, y su supuesta capacidad de diversificación queda comprometida por su creciente correlación con las bolsas.

Y es que precisamente el tropiezo de este miércoles ha ido en paralelo a una fuerte caída de las bolsas que obliga a cuestionarse si existe algún vínculo entre las mismas. Ha sido frecuente entre los analistas resaltar que el tamaño del mercado de criptoactivos y su interrelación con el resto de los mercados financieros carece de la entidad para precipitar con su colapso una marejada general.

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Pero conviene no perder de vista que las tensiones en torno a las criptomonedas llegan en un momento de elevada sensibilidad en el conjunto de los mercados, a medida que las presiones inflacionarias y sus posibles consecuencias sobre el rumbo de la política monetaria amenazan con provocar un doloroso ajuste de las valoraciones alcanzadas por los activos tradicionales, tanto en la renta variable como en la renta fija. En esas circunstancias, la confianza de los inversores resulta determinante y cualquier evento que haga mella en ella tiene un poder de hacer daño en los mercados muy superior al que cabría esperar.

"La fuerte caída en estos activos podría despertar el temor a un pinchazo en cadena de otras posibles burbujas y podría alimentar el contexto 'risk off' del mercado. Es posible, además, que los inversores que hayan podido sufrir pérdidas significativas en las criptodivisas puedan querer compensarlas con las ganancias generadas en otras inversiones, provocando ventas en activos en los que acumulan fuertes ganancias, siendo la renta variable una clara candidata", explica Patricia García, socia fundadora de Macroyield.

Aunque puede exacerbar la volatilidad, el bitcoin 'per se' difícilmente arrastrará las bolsas

Inestabilidad y aumento de la volatilidad son consecuencias que fácilmente podrían extenderse al conjunto de los mercados, aunque, como sugiere Juan José Fernández-Figares, director de Análisis de Link Securities, más como procesos paralelos en un contexto de reducción general de los riesgos que como consecuencia directa del revés de las criptomonedas.

No parece, por lo tanto, que la continuidad de las turbulencias en el bitcoin y sus similares tenga un potencial de devastación suficiente para comprometer el rumbo de las bolsas. Al fin y al cabo, como observa García, "la renta variable continuará mucho más pendiente de las reacciones de los bancos centrales a las noticias económicas, con especial atención a la inflación, y de las expectativas empresariales, y no tanto de la evolución de las criptodivisas".

Lo que al mercado de criptomonedas le queda por aclarar es si este también es uno de sus recurrentes tropiezos o algo de mayor calado que vuelva a poner a prueba la confianza de los inversores en unas promesas de futuro que siguen sin encontrar acomodo en la realidad.

El derrumbe del bitcoin y el resto de criptomonedas arrasó este miércoles, en sus peores momentos, con alrededor de 500.000 millones de dólares de valor, cerca de 410.000 millones de euros (una cifra similar al valor conjunto de las 10 mayores compañías de la bolsa española). Aunque posteriormente las caídas se redujeran a algo menos de la mitad, un colapso de esta magnitud inevitablemente deja heridas que pueden resultar muy gravosas para las perspectivas de este mercado.

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