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Resultados empresariales: una buena base para un desafío aún mayúsculo
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Resultados empresariales: una buena base para un desafío aún mayúsculo

La buena evolución de la temporada de resultados representa más una confirmación del escenario optimista descontado por los mercados que la razón para un impulso adicional

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Quizás el mercado no se adelantó tanto. Esta es la idea que empieza a abrirse paso en los parqués a medida que avanzan los resultados empresariales del primer trimestre. Una fuerte mejora de las cifras era percibida como un desenlace inevitable, tras la fuerte mella que ya dejó la crisis del coronavirus en las cuentas del ejercicio anterior, pero las cifras presentadas hasta ahora vienen a reflejar que, pese a que la pandemia sigue constriñendo la normalización de las actividades, la recuperación de los negocios avanza a ritmos pocas veces vistos.

"La campaña de resultados, tal como estimábamos, está reportando un índice de sorpresas positivas extraordinariamente alto y, por el momento, registra niveles en torno a los máximos históricos tanto en el Euro Stoxx (79,3% frente 53,6% de media histórica en BPA y 61,4% frente a media de 48,5% en ingresos) como en el S&P 500 (84% frente a 71,8% de media histórica en BPA y 72,2% frente a 50,6% de media histórica en ventas). Por otro lado, las compañías están manifestando un claro optimismo respecto a su futuro en un contexto de recuperación económica y con la expectativa de moderación en las restricciones asociadas a la pandemia", explica Patricia García, socia fundadora de Macroyield.

Este marco general también se hace visible en el mercado español, donde las tónicas positivas se extienden desde algunos sectores muy penalizados por la crisis, como la banca (y los mayores beneficios de Santander en una década son un gran reflejo de esto) a otros más bien favorecidos por las consecuencias de la pandemia (sirva Viscofan como ejemplo), pasando por compañías tan dispares como Indra, Naturgy, Vidrala o FCC.

El porcentaje de sorpresas positivas en EEUU y Europa roza niveles históricos

Protegidas por las extraordinarias medidas impulsadas por bancos centrales y gobiernos, las empresas han salido del 'shock' del covid menos tambaleantes de lo que podría esperarse y se han mostrado capacitadas para generar ganancias pese a las restricciones aún existentes, sin necesidad de sacrificar sus márgenes y mientras vislumbran un futuro en positivo, con los riesgos contenidos (lo que, entre otras cosas, permite a los bancos reducir de forma significativa sus provisiones) y con capacidad en muchos casos para mejorar de forma significativa sus métricas de deuda.

Esta realidad ha enmarcado un repunte ligeramente superior al 1% de las bolsas mundiales en las últimas dos semanas (y cercano al 2% en el caso del Ibex 35). Y si no ha ido más allá es porque precisamente debe entenderse como poco más que la confirmación de lo que ya venían descontando los inversores desde hace varios meses, permitiendo una recuperación de las bolsas que muchas voces han tachado de exagerada en los últimos tiempos.

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Con los mercados cotizando aún con valoraciones que, según las estimaciones de 2022, superan con creces la media histórica, cualquier escalada adicional parece requerir de un relato de mejoría semejante al que ha impulsado a las bolsas en los últimos trimestres. Y razones puede que no falten, pues que como observa García, las empresas del S&P 500 están apuntando a un margen de beneficio del 11,6%, que superaría la media de los últimos cinco años, "gracias al apalancamiento operativo, la capacidad de fijación de precios y el incremento de la productividad asociada, en muchos casos, a la digitalización".

Que las compañías europeas -y españolas- sean capaces de reproducir de forma consistente una mejora de la rentabilidad semejante sería un punto a favor de una recuperación sostenible a largo plazo, pues no puede obviarse que durante la última década los márgenes operativos medios de la bolsa europea se han situado más de un 10% por debajo de los niveles de la década anterior. Proyectos como todos los asociados al plan Next Generation y los propósitos de digitalización y transición energética en Europa parecen ofrecer un contexto idóneo para una reactivación económica a largo plazo de la región que favorezca la capacidad de las empresas de sacar rendimiento a sus inversiones.

Pero este no deja de ser un ideal a expensas de la efectividad en el uso de esos recursos que no puede darse ni mucho menos por asegurado, lo que deja al mercado y a las empresas mucho más dependientes de una recuperación cíclica que si bien, a corto plazo, puede gozar de una fuerza muy superior a la habitual tras un 'shock' económico (e incluso superior a la que pronosticaban los expertos) se enfrenta a desafíos nada desdeñables para dibujar la senda que parecen asumir los inversores.

Las presiones de costes y el riesgo de mayores impuestos pueden dificultar la recuperación

Como advierten en Oxford Economics (aunque en referencia a la bolsa estadounidense), las expectativas a largo plazo siguen resultando muy exigentes, ya que se asume "una expansión continua del margen de beneficio durante los próximos años y creemos que esto es poco probable en un contexto de crecientes presiones de costes y propuestas para tasas de impuestos corporativos más altas".

Precisamente, la amenaza inflacionaria ha surgido en los comentarios recientes de los directivos norteamericanos como una de las grandes amenazas que asoman en su horizonte y que podría representar un importante pellizco a la rentabilidad de sus operaciones. Puede ser un fenómeno temporal y hasta puede quedar restringido al ámbito estadounidense (aunque el fuerte encarecimiento de las materias primas presenta implicaciones globales) pero representa un aviso más de los peligros de basar cualquier pronóstico en supuestos a tan largo plazo, que no pueden ser sino endebles, y cuando la normalización de la actividad sigue pendiente de la evolución de una pandemia que sigue causando estragos a nivel global.

Los resultados del primer trimestre están mostrando que un escenario de sólida salida de la crisis a corto plazo resulta más factible de lo que cabía esperar. Que esto sea suficiente para auspiciar niveles mucho más elevados en las bolsas genera bastantes más incógnitas.

Quizás el mercado no se adelantó tanto. Esta es la idea que empieza a abrirse paso en los parqués a medida que avanzan los resultados empresariales del primer trimestre. Una fuerte mejora de las cifras era percibida como un desenlace inevitable, tras la fuerte mella que ya dejó la crisis del coronavirus en las cuentas del ejercicio anterior, pero las cifras presentadas hasta ahora vienen a reflejar que, pese a que la pandemia sigue constriñendo la normalización de las actividades, la recuperación de los negocios avanza a ritmos pocas veces vistos.

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