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Renault arranca su resurrección: ¿algo más que una oportunidad?
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Renault arranca su resurrección: ¿algo más que una oportunidad?

La estrategia de Luca de Meo de relanzar el negocio del grupo galo presenta, pese a todos sus riesgos, el potencial de extraer valor a las acciones de la compañía, tras su reciente 'rally'

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Luca de Meo ha conseguido ocupar parte del protagonismo cesarista de Carlos Ghosn al frente del grupo Nissan-Renault, con temple y dosis de optimismo renovado. El ejecutivo italiano, durante cinco años al frente de Seat, presentó el pasado jueves 14 de enero el plan estratégico del fabricante francés, donde aterrizó como primer ejecutivo en julio de 2020, bajo el impacto de la primera ola del coronavirus.

En su comparecencia, que concitó gran interés mediático, presentó la síntesis de su plan para resucitar Renault en torno a dos ejes: una necesaria reducción de costes (un tercio más ambiciosa que la estimación original, hasta 3.000 millones para 2025) y orientación del grueso de la producción a la tecnología híbrida-enchufable (solo mantendrá una plataforma para motores diésel).

Este camino debe llevar la automotriz francesa a recuperar la senda de los beneficios, partiendo de un contexto con menor venta de coches (por debajo de tres millones de unidades al año). Un esfuerzo similar que otro gigante francés como PSA (Peugeot-Citroën) ya había asumido antes de afrontar su fusión con FIAT, lo cual le permite capturar más valor con las sinergias de la integración de ambas.

De Meo tiene aún la oportunidad de hacer de Renault una alternativa a VW

Paradójicamente, ni Renault ni Nissan llegaron tarde al mercado eléctrico. La japonesa sacó al mercado el modelo Leaf en 2010, mientras que la francesa lo hizo con Zoe en 2012. Pese a ello, su capacidad para ser una referencia de producción masiva ha sido ocupada por otros competidores, como por ejemplo Toyota, cuyo primer vehículo eléctrico (Prius) ha cumplido ya dos décadas como superventas de ese segmento.

Sin embargo, De Meo tiene aún la oportunidad de hacer de Renault la alternativa europea al gigante alemán VW, segundo fabricante mundial, que ha abordado mucho más tarde el reto de transformar su modelo productivo para la tecnología eléctrica. El fabricante de Wolfsburgo ha desarrollado ya su primera plataforma de producción eléctrica y está lanzando un modelo en cada gama.

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Tras todo este plan, la derivada bursátil de Renault puede ofrecer una oportunidad de inversión interesante. Según un informe reciente de BNP-Exane, el fabricante francés puede pasar de ser una opción de momento, una vez digerido el 'rally' de los últimos meses tras venir de mínimos históricos —suma casi un 140% en 10 meses—, a una alternativa de valor, una vez generada certidumbre con el nuevo equipo gestor, enfocado a aumentar márgenes y rentabilidad por unidad de producción.

Desde ese punto, parte de la comunidad inversora considera que Renault tocó fondo el año pasado. Afrontó sus primeras pérdidas en una década con los resultados de 2019 y su deuda pasó a ser considerada como de alto riesgo, lo que representó una oportunidad de entrada ('trade momentum'), con la acción por debajo de 15 euros. Consumida ya esa fase, ahora la apuesta pasa por creerse el valor latente capaz de aflorar el plan transformador de Luca de Meo.

Podría beneficiarse de planes de apoyo a la electrificación del parque móvil francés

Y además, según recoge la firma de análisis francés, Renault puede verse beneficiada por los potenciales planes gubernamentales de estímulo para la migración del parque móvil francés hacia la electrificación. Por contra, su exposición a mercados con perspectivas inciertas como el europeo, el ruso y el brasileño puede penalizarle, siempre que no lo compense con otros mercados en crecimiento o menos volátiles, como pueden ser India o Corea del Sur.

También están presentes, como riesgo latente, las elevadas necesidades de refinanciación de Renault, con un volumen de deuda total cercano a los 12.000 millones, deuda que además ha tenido que ser asistida con una línea de 5.000 millones por parte del Estado francés durante la crisis sanitaria, como ya ocurrió hace más de 10 años con el estallido de la burbuja financiera.

En cualquier caso, pese la condición cíclica de la industria del motor y al proceso de transformación que vive, Renault puede subirse a esa ola de cambio para protagonizar su propia revolución. Luca de Meo se ha propuesto lograrlo de aquí a 2025. De momento, pese a todos los riesgos de ejecución y la complejidad financiera que vive el grupo, firmas como BNP-Exane le dan crédito.

Luca de Meo ha conseguido ocupar parte del protagonismo cesarista de Carlos Ghosn al frente del grupo Nissan-Renault, con temple y dosis de optimismo renovado. El ejecutivo italiano, durante cinco años al frente de Seat, presentó el pasado jueves 14 de enero el plan estratégico del fabricante francés, donde aterrizó como primer ejecutivo en julio de 2020, bajo el impacto de la primera ola del coronavirus.

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