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La fusión de Fiat y Peugeot: un recuerdo de los desafíos pendientes del sector
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La fusión de Fiat y Peugeot: un recuerdo de los desafíos pendientes del sector

Lo hacen tras firmar unas remontadas soberbias en los últimos nueve meses y con la confianza de que su integración les proveerá de una mayor capacidad para hacer frente a los retos del futuro

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Un nuevo gigante del motor está a punto de ver la luz. Los accionistas de Fiat Chrysler y PSA-Peugeot dieron este lunes el visto bueno a la fusión de ambos grupos, que crearán, bajo la marca Stellantis, el cuarto mayor fabricante del mundo, con una valoración conjunta a precios de mercado superior a los 43.000 millones de euros (casi lo mismo que BMW y cuatro veces más que Renault).

Este decisivo paso sirvió para situar a ambos grupos entre los mejor valores de su sector en la jornada, con ganancias que superaron el 1,5% y que contrastaron con el tono predominantemente bajista que se impuso entre los principales fabricantes de automóviles de Europa, en un día en que se conocieron una serie de datos de ventas en 2020 que, lógicamente, reflejaron el duro impacto que la pandemia y los confinamientos han tenido sobre la evolución del negocio.

Pero ni estos datos representan una sorpresa a estas alturas ni el tropiezo vivido por las cotizaciones del sector empaña la espectacular remontada que ha experimentado en los últimos nueve meses, en los que acumula una revalorización cercana al 100%, que le ha permitido borrar todas las pérdidas registradas en plena tormenta de la pandemia. Un buen tono que ha tomado por sorpresa a muchos analistas en el sector, que veían en la industria de automoción una de las principales damnificadas por el golpe del virus, que amenazaba con asestar un golpe histórico a las cifras de ventas de vehículos.

El sector del motor ha remontado casi un 100% en bolsa desde el pasado marzo

Muchos de estos miedos, no obstante, han quedado ocultados por la constatación de que la realidad ha sido algo menos severa de lo planteado en un inicio. La buena evolución de los mercados asiáticos, con China a la cabeza, y los estímulos a la compra de vehículos que han implementado diversos gobiernos han servido para mitigar un revés que, con todo, se calcula que puede haber supuesto un recorte de casi 15 millones en las cifras totales de ventas de coches a nivel global.

La combinación del buen tono bursátil y el llamativo descalabro de las cifras de negocio se refleja en unos múltiplos que evidencian un inusitado optimismo sobre un sector que arrastraba años de dudas sobre el parqué. Con unas cifras de cotización sobre valor en libros por encima de uno por primera vez desde 2017, un EV sobre ventas que supera las 0,5 veces y un EV sobre ebitda por encima de las cinco veces, referencias que no se alcanzaban desde 2009.

De este modo, los inversores parecen haber premiado la capacidad que han demostrado los principales fabricantes de autos para enfrentarse a los desafíos generados por la pandemia sin sufrir daños muy severos en sus balances, tal y como reconocían los analistas de S&P en su reciente informe sobre el sector: "Como se desprende de los resultados espectacularmente buenos del tercer trimestre, la industria automotriz ha demostrado resistencia y capacidad para gestionar los desafíos inmediatos que ha creado la pandemia, incluida una parada sin precedentes de la producción durante más de un mes, la interrupción de las cadenas de valor y retrasos en el lanzamiento de productos críticos".

placeholder Carlos Tavares, CEO y presidente de la junta directiva del Grupo PSA. (Reuters)
Carlos Tavares, CEO y presidente de la junta directiva del Grupo PSA. (Reuters)

Una evolución mejor de lo esperado en 2020 y las mejores expectativas a futuro, a medida que se afianza la idea del retorno hacia la normalidad en los próximos trimestres, gracias a la distribución de las vacunas, se presentan por lo tanto como las bases de la buena marcha de unas compañías que, a pesar de las ganancias acumuladas, exhiben hoy recomendaciones mayoritariamente positivas por parte de los analistas que las cubren.

Pero sería erróneo pensar que el año recién acabado ha supuesto un cambio a mejor en los desafíos que viene experimentando la industria desde hace años. Al contrario, el consumo de caja —a pesar de los intensos programas de eficiencia de costes que se han visto obligados a ejecutar muchos grupos— se suma a las dificultades que ya venía experimentando el sector para hacer frente a las millonarias inversiones en electrificación y digitalización a las que, cada vez más, les empuja la regulación y en las que se enfrentan a nuevos competidores que les aventajan en materias cruciales, con Tesla como el ejemplo más lacerante.

Foto: Uno de los activos del Grupo PSA son sus comerciales ligeros, el Berlingo fabricado en Vigo.

"Nuestra percepción negativa sobre la industria automotriz no ha cambiado desde finales de 2019, cuando, antes de la pandemia, expresamos nuestras preocupaciones sobre la capacidad de la industria para gestionar la transición a la movilidad eléctrica, la digitalización y la conducción autónoma en un entorno sin crecimiento. En nuestra opinión, la pandemia no ha alterado materialmente estas tendencias estructurales, pero ha debilitado la capacidad de las empresas para financiar las inversiones necesarias", advierte S&P en el citado informe.

Unos desafíos que no se puede esperar que se alivien con una rápida recuperación del negocio, ya que firmas como la agencia Moody's pronostican que las ventas de vehículos seguirán en 2022 más de un 3,5% por debajo de los niveles previos a la pandemia y no alcanzarán el récord registrado en 2017 (por encima de los 95 millones de vehículos) antes de pasada la mitad de la década.

Las ventas globales de vehículos no volverán a cotas récord antes de 2025

Por supuesto, en ese retrato general hay excepciones, y China se presenta como la gran esperanza para el sector, con fuertes expectativas de crecimiento de los volúmenes, en un mercado en el que el porcentaje de tenencia de vehículos es aún relativamente bajo. Pero lo cierto es que no son muchos los grupos europeos que pueden presumir de contar con una posición fuerte en el gigante asiático, siendo los grandes grupos germanos, con Volkswagen a la cabeza, los que han logrado captar una cuota más destacada.

No es el caso, sin embargo, de Fiat-Chrysler y PSA, con negocios excesivamente dependientes de Europa y Estados Unidos y con una muy limitada exposición al segmento de alta gama, uno de los que mejores perspectivas —y mayores márgenes— presentan a día de hoy. Es precisamente la consideración por parte de ambos grupos de que se enfrentan a un entorno muy complejo con unas armas limitadas lo que mejor explica el esfuerzo que les ha llevado a cerrar ya casi definitivamente su integración.

Lo hacen tras firmar unas remontadas soberbias en los últimos nueve meses —con alzas en ambos casos en el entorno del 140%— y con la confianza de que su integración les proveerá de una mayor capacidad para hacer frente a los retos del futuro, con unos objetivos de sinergias de hasta 5.000 millones de euros. El premio parece suculento, pero los desafíos a los que vienen a dar respuesta no son menos considerables. Ni para ellos ni para el conjunto del sector.

Un nuevo gigante del motor está a punto de ver la luz. Los accionistas de Fiat Chrysler y PSA-Peugeot dieron este lunes el visto bueno a la fusión de ambos grupos, que crearán, bajo la marca Stellantis, el cuarto mayor fabricante del mundo, con una valoración conjunta a precios de mercado superior a los 43.000 millones de euros (casi lo mismo que BMW y cuatro veces más que Renault).

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