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Las heridas y los desafíos que la crisis del covid-19 deja en el mercado laboral español
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Crece el paro en diciembre

Las heridas y los desafíos que la crisis del covid-19 deja en el mercado laboral español

La figura de los ERTE ha logrado suavizar el daño de la crisis en las cifras de paro, pero son muchos los retos a los que será necesario responder para reforzar el mercado de empleo

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Diciembre ha puesto, como no podía ser de otra manera, un broche negativo al año 2020 en el mercado laboral español. El primer aumento del desempleo en el último mes del año desde 2009 es un claro reflejo de las profundas heridas que ha provocado la crisis del coronavirus y que aún hoy continúan ensanchándose, conforme la expansión del virus está obligando a aplicar restricciones adicionales a la movilidad en la mayor parte del país.

La crisis más severa en casi un siglo ha dejado muchas cifras grabadas para la historia, pero la pérdida de afiliados a la Seguridad Social, que se cifra en torno a los 360.000, no se encuentra entre ellos, como resultado de un instrumento, el de los ERTE, que se cuenta entre los grandes éxitos de esta crisis en materia laboral, al lograr salvar alrededor de dos tercios de los contratos que podrían haberse destruido a causa del mazazo económico.

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Pero, precisamente, esta figura, bajo la que aún se encuentran englobados alrededor de 783.000 trabajadores, es la señal más patente de los desafíos que arrastra el mercado de trabajo en España en el recién iniciado 2021, un año que se presenta crucial no solo para definir la tendencia a corto plazo, sino para dirimir si España es capaz de dar respuesta a los problemas que constriñen su capacidad de generar empleo de calidad desde hace años. Porque conviene no perder de vista que la pandemia ha sido solo la puntilla a una realidad, la del paro en España, que ni tras un portentoso ciclo de crecimiento en el último lustro ha dejado de arrojar cifras preocupantes.

El primer reto es que los 783.000 trabajadores en ERTE puedan retomar la actividad

Obviamente, uno de los principales retos a los que se enfrenta el mercado de trabajo en el presente año es el de asegurar que la mayor parte de esos trabajadores en ERTE puedan encontrar abierto el camino de regreso a la actividad laboral y que su estadía en la situación actual no represente una simple escala hacia la condición de desempleados en su máxima expresión. Una tarea que se vuelve más complicada cada día que se dilata su vuelta al trabajo, pero que puede basar ciertas esperanzas en la distribución de las vacunas y la confianza en que sectores como el turismo y la hostelería —principales focos de trabajadores en ERTE— puedan disfrutar de una temporada veraniega de cierta normalidad.

Este factor, sin embargo, no servirá por sí mismo para remediar las muchas lacras que persiguen al mercado laboral español y que se han visto exacerbadas en las condiciones creadas por la crisis. Crear nuevos puestos de trabajo es la misión principal, pero la resolución de cuestiones como la elevada temporalidad, el alto número de desempleados de larga duración o las dificultades de los jóvenes para hacerse un lugar en el mercado no pueden fiarse una vez más a los efectos de una recuperación cíclica que no hará más que enmascararlos hasta la siguiente crisis.

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A este respecto, las millonarias inversiones asociadas al programa Next Generation EU se presentan como una ocasión única de abordar cuestiones esenciales para el futuro del tejido productivo en España y, por ende, para su mercado laboral. Un mercado necesitado de intensos cambios para estar a la altura de las expectativas generadas en torno a esta cuestión.

La regulación laboral necesita ajustes para adaptarse a los cambios del mercado

"Es urgente impulsar políticas activas de empleo y aquellas reformas que flexibilicen el mercado laboral y favorezcan la contratación, así como un diálogo social y negociación colectiva. Es vital potenciar la formación y recualificación de las personas trabajadoras, es especial de los colectivos más vulnerables: jóvenes, parados de larga duración, mayores de 55, mujeres y personas con capacidades distintas", explica en este sentido Javier Blasco, director del Adecco Group Institute.

Como también observa José Canseco, socio director de The Human Touch, la reforma del mercado laboral español de 2012 ofreció resultados muy positivos, pero "han pasado nueve años y el mercado ha cambiado mucho, por lo que ya se venía viendo desde antes de la pandemia que la regulación laboral no estaba dando resultados efectivos y hacían falta ciertos ajustes". Ajustes que deben servir para sacar el máximo potencial a inversiones en sectores con alta capacidad de generar crecimiento, como serían todas las relacionadas con la eficiencia energética y la digitalización.

El 2020 ha sido un año inevitablemente destinado a matizar el golpe de la crisis y, aunque Canseco cree que ha faltado dotar de previsibilidad a las políticas, para facilitar la toma de decisiones de los agentes económicos, el resultado puede considerarse hasta cierto punto satisfactorio. Pero 2021 presenta un reto tan importante o más que el ejercicio recién concluido y será necesario definir una estrategia de país en el terreno económico, con el mercado de trabajo como uno de sus vértices claves, para dibujar un futuro más alentador.

Diciembre ha puesto, como no podía ser de otra manera, un broche negativo al año 2020 en el mercado laboral español. El primer aumento del desempleo en el último mes del año desde 2009 es un claro reflejo de las profundas heridas que ha provocado la crisis del coronavirus y que aún hoy continúan ensanchándose, conforme la expansión del virus está obligando a aplicar restricciones adicionales a la movilidad en la mayor parte del país.

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