Italia, ante el fantasma del 'bono basura' mientras España mira de reojo
La amenaza que viene acechando el 'rating' italiano es el resultado de unas vulnerabilidades que no son tan lejanas a las que evidencia actualmente la economía española
Italia enfrentó en la noche de este viernes la amenaza del bono basura. Cualquier movimiento a la baja habría colocado al país en niveles inéditos, pero al final la agencia Fitch, que ya rebajó su nota el pasado mes de abril hasta dejarla en el último escalón del denominado grado de inversión, decidió mantenerlo todo como estaba, en una nota BBB- de perspectiva 'estable'.
Es verdad que la evolución de la segunda ola de la pandemia ha propinado un revés adicional a la economía trasalpina, que amenaza con agigantar el agujero de la crisis. Pero el respaldo que viene prestando el BCE a través de su programa de compra de deuda, ha logrado rebajar de forma considerable los costes de la deuda italiana, haciendo la situación actual mucho más manejable para su Gobierno. Una situación que también subrayó la agencia en su veredicto.
Aún y así, el panorama sigue suponiendo un desafío. Según cálculos de Bloomberg Intelligence, Italia afrontará en 2021 el vencimiento de 183.000 millones de euros en bonos, mientras que se espera que sus emisiones ronden los 280.000 millones. Pero si se miden en términos de intereses, la deuda que alcanzará su vencimiento el próximo año supondrá un ahorro de unos 4.700 millones de euros, mientras que, a los costes actuales, las nuevas emisiones conllevarían una carga de intereses de en torno a 1.000 millones. Sería necesario que el coste actual se cuadruplicara para que el país no viera decaer su carga de deuda.
Pero esta situación no debe llevar a engaños, por mucho que sirva a Italia para esquivar la amenaza del bono basura, pues señala la extrema dependencia de la economía italiana del respaldo del BCE. Como observa el economista jefe de Natixis, Patrick Artus, un repunte de los tipos de la deuda italiana podría desembocar, fácilmente, en una crisis de solvencia fiscal y una crisis bancaria, dada su elevada exposición a la deuda pública, y problemas de financiación para las empresas, con un súbito recorte de la inversión privada y pública. "No vemos cómo el BCE puede salir de su política de monetización de la deuda pública y mantener muy bajos los tipos de interés a largo plazo", advierte.
El respaldo del BCE permitirá a Italia rebajar en 2021 su carga de deuda
Las dificultades económicas de Italia no representan ninguna novedad. Durante los últimos años ha sido observado, recurrentemente, como el eslabón débil de la Eurozona debido a una serie de vulnerabilidades económicas que no han hecho sino agravarse con la crisis del coronavirus. Como señala Artus, la economía italiana se caracteriza por su escasa mejora de la productividad y un envejecimiento poblacional que conlleva "un crecimiento potencial nulo, si no negativo"; insuficiente inversión empresarial, debido a la baja rentabilidad y los problemas de la banca; un continuo deterioro de la productividad, que ha provocado pérdidas del tejido industrial y una cuota de mercado decreciente; y una deuda pública muy elevada, que constriñe el margen fiscal de los gobiernos.
Una descripción preocupante que, no obstante, podría hacerse encajar con pocos ajustes en el panorama de la economía española. De hecho, a lo largo de los últimos meses han sido recurrentes los análisis que han señalado a España como el nuevo gran problema de la Eurozona, en lugar de Italia. Si a inicios de año aún era fácil sostener que la economía española conservaba claras ventajas competitivas respecto a la italiana, la mayor incidencia de la crisis del covid sobre España ha puesto en tela de juicio esta presunta primacía.
En un reciente informe, los analistas de Bank of America pronosticaban que España sufriría en 2020 una contracción del 11,3%, para recuperar un 4,5% en 2021, mientras que el déficit público se situaría en el 12,3 y el 9,4%, respectivamente. En cambio, Italia estaría encamina a experimentar una recesión del 8,5% este año, seguida de un repunte del 4,7% al siguiente, con unos niveles de déficit 8,9 y el 6%.
Unas perspectivas que apuntan a que algunas de las métricas en las que España mostraba una clara ventaja sobre su vecino mediterráneo irán menguando en los próximos años, aunque no necesariamente diluyéndose por completo. "La crisis efectivamente ha golpeado a España más fuerte por varios motivos que ya son suficientemente conocidos, pero asumiendo un eventual retorno a la vida normal después de las vacunas, yo creo que las fortalezas y debilidades de España respecto a Italia seguirán siendo más o menos las mismas en comparación a antes de la crisis. Seguiremos teniendo menos deuda, un mayor potencial de crecimiento y en general una economía más dinámica", observa Ángel Talavera, responsable de economía europea de Oxford Economics.
El diferencial entre la deuda española y la italiana supera aún los 50 puntos
Esta lectura parece coincidir con la que impera en el mercado, donde, pese a la fuerte mejora de la deuda italiana, el diferencial entre España e Italia sigue superando los 50 puntos básicos. El peligro es que, en un momento en el que gran parte de las expectativas a futuro parece reposar en la capacidad que muestren los distintos gobiernos para gestionar correctamente sus limitados recursos para aminorar los daños de la crisis y aprovechar el impulso de los fondos europeos de recuperación —de los que, precisamente, Italia y España serán los principales beneficiarios— para favorecer una rápida reorientación de sus economías que eleve su potencial de crecimiento, España acabe dilapidando esa persistente ventaja.
Porque como advierten los analistas de Bank of America, frente a la crisis España ha protagonizado "un esfuerzo fiscal incompleto y mal diseñado". Y, "de hecho, el presupuesto de 2021 se basa en aumentos de los gastos corrientes, algunos de los cuales son estructurales y, en nuestra opinión, se quedan cortos en dos prioridades clave: ayudar a los trabajadores y las empresas con la crisis del covid-19 e invertir en la remodelación de la economía", señalan en el banco estadounidense.
Y mientras en el país trasalpino el afianzamiento del Gobierno de Giuseppe Conte empieza a abrir por primera vez en mucho tiempo la puerta a la adopción de reformas estructurales, en el caso español, la fragmentación parlamentaria sigue haciendo de estas un ejercicio poco probable, mientras que las prioridades políticas parecen apuntar más hacia el repliegue de algunas de las medidas más efectivas adoptadas en el pasado, tal y como subrayan en Scope Ratings.
De este modo, España ha podido permitirse este viernes observar con cierta suficiencia el mal trago que ha enfrentado Italia con la revisión de Fitch. De hecho, cuenta con varios escalones de margen hasta verse en una situación semejante. Pero lo cierto es que los riesgos de caer en problemas similares en el futuro no parecen menores. Y en ambos casos el respaldo del BCE seguirá siendo una cuerda esencial a la que aferrarse... mientras siga tendida.
Italia enfrentó en la noche de este viernes la amenaza del bono basura. Cualquier movimiento a la baja habría colocado al país en niveles inéditos, pero al final la agencia Fitch, que ya rebajó su nota el pasado mes de abril hasta dejarla en el último escalón del denominado grado de inversión, decidió mantenerlo todo como estaba, en una nota BBB- de perspectiva 'estable'.