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Plan estratégico de Endesa: un futuro prometedor, pero limitadas certidumbres
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Plan estratégico de Endesa: un futuro prometedor, pero limitadas certidumbres

La compañía de José Bogas falla en su intento de hacer de su ambicioso proyecto de transformación un catalizador para una cotización estancada desde hace meses

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La actualización del plan estratégico de Endesa ha quedado muy lejos de convertirse en el revulsivo necesario para su acción. Las caídas cercanas al 1% que registran sus acciones pasada la media sesión de este miércoles suponen borrar gran parte de las escasas ganancias que aún mantenía la eléctrica en el año y la condenan a seguir dando tumbos en torno al nivel de los 24 euros, alrededor del que se mueve desde hace más de cuatro meses.

En un año tan convulso como ha sido este 2020 para las bolsas, resulta difícil calificar como negativos los resultados obtenidos por Endesa. Pero cuando se comparan sus rendimientos con los de competidores como Iberdrola, RWE, Suez, EDP o, incluso, su matriz Enel, la imagen resulta mucho menos alentadora. Pese a la preferencia que han mostrado los inversores en los últimos tiempos por negocios estables y con potencial como el que exhiben hoy en día la mayor parte de los grupos eléctricos, Endesa acumula ya 12 meses de cierto estancamiento sobre el parqué apenas un rendimiento del 4%, basado exclusivamente en su dividendo— que resulta hasta cierto punto chocante.

Una evolución que ha dejado Endesa con una ventaja comparativa en términos de valoración. Si el grupo que dirige José Bogas cotiza hoy a 14,5 veces los beneficios esperados para 2020, un descuento que firmas como JP Morgan consideran que la convierte en una opción atractiva para apostar al crecimiento de las energías renovables en el sur de Europa.

Endesa cotiza con un descuento frente a competidores que la convierte en una opción atractiva para apostar al crecimiento renovable

Pero el grupo no ha sido capaz de poner en valor esa ventaja en la presentación de este jueves. Ni siquiera con el compromiso de abonar un dividendo a cuenta de los resultados de 2020 muy por encima de las estimaciones del mercado. La rentabilidad por dividendo sigue siendo —pese al objetivo de ajustar los pagos en los próximos años— uno de los grandes atractivos a primera vista de la compañía.

Sin embargo, los inversores parecen demandar desde hace tiempo una ruta de crecimiento a largo plazo asentada sobre pilares más convincentes. Endesa se encuentra inmersa, como el conjunto de sus competidores, desde hace años en un proceso de transformación que tiene por objeto dar un mayor peso a las energías limpias en su 'mix' de negocio. Para ello, el grupo se ha comprometido a realizar hasta 2030 inversiones por valor de 25.000 millones de euros, de las que un 40% irá destinado a la búsqueda de nuevas oportunidades en renovables.

Estas cifras no pueden considerarse ni mucho menos limitadas, pero palidecen cuando se contrastan con otros planes puestos en pie por algunos de sus más directos rivales. En la carrera por rentabilizar la nueva economía sostenible, otras eléctricas parecen luchar con armas más contundentes, un 'mix' de negocio mejor ajustado y un campo de acción notablemente más diversificado que el de una Endesa acotada al mercado peninsular.

Banco Sabadell calcula que si incluyera en sus estimaciones el 100% del plan estratégico de Endesa, mejoraría su valoración hasta un 9%

No significa esto, ni mucho menos, que Endesa no cuente con bazas suficientes para salir triunfante en una lucha que, por la enorme recompensa prometida, parece dar pie a múltiples vencedores. La estabilidad que le aporta su elevado porcentaje de actividades reguladas, sumada a la positiva gestión de su negocio liberalizado, y los avances en el proceso de descarbonización representan una combinación ajustada, en gran medida, a lo que se puede reclamar de una compañía como la eléctrica española. Y sus recientes mejoras de eficiencia, que le permiten mantener unos niveles de 'opex' contenidos, le ofrecen un mayor margen para afrontar las inversiones necesarias. Pero su proceso de transformación sigue dependiendo demasiado de avances que aún hoy se ven demasiado inciertos.

Si el grupo se ha visto obligado a ajustar a la baja unas estimaciones de ganancias que ya eran observadas con escepticismo por los inversores, las cifras presentadas este jueves y extendidas hasta 2023 siguen situándose por encima de las proyecciones de la mayor parte de las firmas de análisis. Para el grupo de José Bogas, esto puede ser visto como una oportunidad, pues, como observan en Banco Sabadell, si incluyeran en sus estimaciones un cumplimiento al 100% del plan presentado este miércoles su valoración de la compañía se elevaría hasta un 9% adicional, desde los 28 euros en que sitúa hoy su precio objetivo (un 16% de potencial frente a su precio actual).

Hacer más creíbles ante el mercado sus propias cifras solo puede pasar por plasmar en movimientos efectivos esos objetivos de transformación, en los que Endesa cuenta, indudablemente, con un elevado potencial, pero en el que son otros los que presentan hoy los relatos más confiables.

La actualización del plan estratégico de Endesa ha quedado muy lejos de convertirse en el revulsivo necesario para su acción. Las caídas cercanas al 1% que registran sus acciones pasada la media sesión de este miércoles suponen borrar gran parte de las escasas ganancias que aún mantenía la eléctrica en el año y la condenan a seguir dando tumbos en torno al nivel de los 24 euros, alrededor del que se mueve desde hace más de cuatro meses.

Endesa José Bogas
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