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BBVA-Sabadell: los riesgos legales que amenazan el liderazgo de la nueva entidad
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Caso Villarejo

BBVA-Sabadell: los riesgos legales que amenazan el liderazgo de la nueva entidad

La declaración de Antonio Béjar, este viernes, puede volver a hacer de la investigación judicial un problema tan acuciante para BBVA como la propia fusión

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La posibilidad de alumbrar el segundo mayor banco del mercado español, en un entorno en que el tamaño parece destinado a resultar cada vez más determinante. El evidente potencial de reducción de costes, a través de la eliminación de estructuras que se solapan. Las posibles sinergias de ingresos, por medio de procedimientos como el de la venta cruzada. La complementariedad de los negocios...

Desde que BBVA y Sabadell confirmaron que negocian una posible integración, se cuentan por decenas los análisis que han reparado en los beneficios de una operación que ha recibido un respaldo casi generalizado por parte de los analistas, que atisban ganancias en los beneficios por acción de BBVA de hasta el 47% en los resultados de 2022 (según cálculos de JP Morgan), lo que ha favorecido que ambos bancos se sitúen entre los cuatro mejores valores del Ibex en las ocho sesiones transcurridas, con alzas del 26,4% en el caso de Sabadell y superiores al 19% en el caso de BBVA.

Una reacción del mercado que parece obviar los riesgos que evidentemente aún rodean una operación que ni siquiera ha llegado a cerrarse y que tendrá que pasar, entre otras pruebas, el pertinente escrutinio regulatorio. Pero no son estos riesgos los que cuentan con una mayor probabilidad de agitar de forma significativa la fusión, sino más bien los referidos a las incertidumbres legales que aún rodean a BBVA.

Los riesgos legales han estado muy presentes en las últimas fusiones bancarias españolas, desde la absorción de Popular a la unión Caixa-Bankia

Los riesgos judiciales son una variable frecuentemente obviada al analizar estos procesos, por su dificultad para reflejarlos en números, pero no han dejado de suponer una variable destacada en las últimas grandes fusiones bancarias en España. Santander tuvo que plantearse los peligros legales a los que le exponía la adquisición de Banco Popular, y pese a tratar de acotarlos, no ha dejado de verse penalizado de diversas maneras, llegando a resultar imputado, incluso.

Por su parte, CaixaBank y Bankia también han abordado su fusión en medio de una serie de incertidumbres de tipo legal, el más importante de los cuales, no obstante, quedó desactivado a los pocos días, con la última resolución del Tribunal Supremo sobre las hipotecas ligadas al IRPH, que minimiza al extremo el riesgo asociado a este caso en que CaixaBank figuraba como la entidad más expuesta.

En el caso de la fusión entre BBVA y Sabadell, resultan mucho menos evidentes los daños económicos que puedan derivarse de los cabos sueltos legales actuales. Pero la esperada declaración en la Audiencia Nacional, este viernes, del exdirectivo de BBVA Antonio Béjar, en el marco de las investigaciones por la relación del banco con el comisario José Manuel Villarejo, vuelve a situar en primera plana los peligros legales, justo cuando ambos bancos tratan de cerrar los flecos de la operación.

Aparentemente, el caso no tiene el potencial de hacer descarrilar la fusión, pero sí puede suponer un vuelco en los planes de liderazgo del nuevo banco. Al fin y al cabo, el actual presidente de BBVA, Carlos Torres, que parece llamado a mantener este papel en la entidad fusionada, podría ver comprometidas sus aspiraciones si acabara siendo imputado, algo que hasta el momento el juez no ha considerado oportuno.

Si Torres fuera imputado, su posición como presidente podría verse comprometida, abriendo la puerta a que Oliu dirigiera la nueva entidad

Es cierto que Torres ha negado siempre, de forma taxativa, cualquier responsabilidad en los tratos del banco con el controvertido comisario, pero el hecho de que las relaciones con este se prolongaran después de que Torres fuera nombrado consejero delegado de BBVA, en mayo de 2015, no permite descartar totalmente el riesgo de imputación, lo que a su vez podría llevar al BCE, que vigila de cerca la investigación, a instar su salida del banco.

Este escenario podría provocar un terremoto notable en los planes sobre el liderazgo del banco fusionado. Actualmente, se asume que Torres ocuparía la presidencia, mientras que el actual presidente de Sabadell, Josep Oliu, sería nombrado vicepresidente. Pero si la deriva judicial hiciera oportuno el relevo de Torres, cabría preguntarse si Oliu sería el hombre designado para sustituirle o si BBVA trataría de aupar a otro hombre de sus filas, atendiendo al indiscutible mayor peso que tendría el banco bilbaíno en la entidad combinada.

Con todos los cabos por atar en esta operación, el riesgo legal puede parecer actualmente un problema menor. Pero con el reparto de cargos entre las tareas pendientes, seguro que ambas partes lo tendrán muy presente... Sobre todo, porque Béjar podría, este viernes, volver a hacer de este un motivo de preocupación para la dirección de BBVA tan acuciante como la propia fusión.

La posibilidad de alumbrar el segundo mayor banco del mercado español, en un entorno en que el tamaño parece destinado a resultar cada vez más determinante. El evidente potencial de reducción de costes, a través de la eliminación de estructuras que se solapan. Las posibles sinergias de ingresos, por medio de procedimientos como el de la venta cruzada. La complementariedad de los negocios...

Carlos Torres Josep Oliu Comisario Villarejo
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