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Las bolsas también celebran a Moderna: la esperanza oculta los riesgos del presente
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Las vacunas afianzan el optimismo

Las bolsas también celebran a Moderna: la esperanza oculta los riesgos del presente

El éxito de las pruebas de Moderna apuntala la idea de los inversores de que un escenario de retorno a la normalidad puede empezar a hacerse real a mediados del próximo año

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Si el mercado lleva una semana intuyendo una luz al final del túnel, esta percepción se ha hecho este lunes más evidente. Los esperados resultados sobre las pruebas de la vacuna de Moderna contra el coronavirus vinieron a afianzar las buenas sensaciones que habían dejado los datos de Pfizer y BioNTech el lunes anterior. La posibilidad de un remedio efectivo contra la pandemia en los próximos trimestres parece cada vez más real.

Lógicamente, la noticia ha dado un nuevo impulso a las bolsas mundiales, inspiradas desde hace días por la posibilidad de que la crisis del coronavirus tenga una fecha de caducidad no demasiado lejana. Pero también es cierto que el entusiasmo reflejado este lunes en las cotizaciones tiene poca similitud con el vivido hace exactamente siete días, cuando el Ibex experimentó su mayor alza en una década.

Obviamente, las fuertes subidas acumuladas desde entonces han situado los mercados en una posición mucho menos pesimista sobre el futuro, limitando el margen para las sorpresas positivas. Y lo cierto es que ya el anuncio de Pfizer llevaba implícita una mayor confianza en que Moderna obtendría también buenos resultados, al estar basada su vacuna en la misma tecnología.

El anuncio de Pfizer la pasada semana ya llevaba implícito una mayor confianza en que Moderna tendría éxito, al utilizar la misma tecnología

Con todo, las noticias arrojadas por Moderna presentan una serie de detalles que hacen de ella mucho más que un simple 'más de lo mismo'. Su tasa de efectividad, incluso mejor que la ya publicada por sus rivales la semana previa, refuerza la confianza en la capacidad de la industria farmacéutica para poner coto al virus —e, incluso, para responder a futuras pandemias— y sus especificidades técnicas parecen reducir de forma ostensible las dificultades técnicas que podrían surgir para la distribución masiva de la vacuna de Pfizer, que requiere para su conservación unas condiciones de frío muy exigentes.

"Quedan todavía muchos meses por delante, posiblemente, para que retomemos cierta normalidad, pero abre la esperanza saber que hay varias opciones de vacunas eficaces. En la carrera por la vacuna, hay más actores, y seguramente de aquí a final de año podremos ir obteniendo buenas noticias por parte de algunas vacunas que incluso puedan mejorar las condiciones de almacenaje y distribución respecto a las que ha trascendido que serán necesarias para las vacunas de Pfizer o Moderna", corrobora Patricia García, socia fundadora de Macroyield.

La combinación de varias soluciones inmunizantes ayudaría a rebajar la que es una de las mayores preocupaciones ahora mismo: la capacidad de producción de los fabricantes para hacer llegar su vacuna a masas suficientes de población en todo el mundo para frenar el virus. Moderna ha indicado que tiene capacidad para fabricar, al menos, 520 millones de dosis hasta finales del año próximo, lo que supondría inmunizar a unos 260 millones de personas. Pese a la espectacularidad de estas cifras, parece lógico pensar que no serían suficientes para permitir una normalización de la actividad global.

Las vacunas siguen teniendo muchas cuestiones fundamentales por resolver antes de ofrecer una esperanza más sólida a los inversores, que mientras tanto deben lidiar con las noticias referidas a la expansión de un virus que sigue causando estragos en múltiples regiones, pero que también empieza a arrojar en muchas ciertas señales de estabilización que podrían ayudar a los inversores a atenuar sus miedos sobre los daños económicos que puede llegar a ocasionar esta segunda ola.

Al mercado le quedan por delante largos meses de dificultades, en que las noticias sanitarias y económicas irán revestidas de un tono negativo

Sea como fuere, al mercado le quedan por delante largos meses de dificultades, en los que las noticias sanitarias y económicas parecen destinadas a portar un tono claramente negativo. Pero en un momento en que el desánimo parecía volver a imponerse, por la crudeza de la segunda ola del covid, Pfizer primero y ahora Moderna han insuflado nuevos ánimos a los inversores, permitiéndoles delimitar en algún momento en torno a la mitad del próximo año el horizonte en que el mundo y, por ende, la economía podrá iniciar el camino de regreso hacia la normalidad. Los peores escenarios, los que posponían una solución para la pandemia hasta años posteriores, parecen cada vez menos probables.

"Las vacunas son un punto de inflexión para los mercados, una vacuna cambia la percepción de la distribución de riesgos que se tenía hasta ahora. Así se demuestra en la reacción de los mercados, que han elegido ignorar los riesgos de corto plazo y saltar directamente a lo que sería el nuevo equilibrio de un hipotético entorno poscovid", afirma Axel Botte, estratega de Ostrum AM.

La apuesta por la vuelta a la normalidad aún encara riesgos. Es indudable. Pero protegidos tras el respaldo de los estímulos financieros de los bancos centrales, los inversores parecen confiados en poder superarlos hasta que se vaya haciendo efectivo el escenario de vuelta a un ciclo de crecimiento. Pfizer ya dio razones para creer que ese escenario es factible en un plazo relativamente corto. Moderna lo ha hecho hoy mucho más perceptible. Los inversores pueden seguir confiando.

Si el mercado lleva una semana intuyendo una luz al final del túnel, esta percepción se ha hecho este lunes más evidente. Los esperados resultados sobre las pruebas de la vacuna de Moderna contra el coronavirus vinieron a afianzar las buenas sensaciones que habían dejado los datos de Pfizer y BioNTech el lunes anterior. La posibilidad de un remedio efectivo contra la pandemia en los próximos trimestres parece cada vez más real.

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