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Álvarez-Pallete y Telefónica: año V
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CUATRO AÑOS EN LA PRESIDENCIA

Álvarez-Pallete y Telefónica: año V

Se cumplen ahora cuatro años de la llegada de José María Álvarez-Pallete al sillón de mando de Telefónica. Cumplirá un lustro con un gran desafío: gestionar la crisis del coronavirus

Foto: EC.
EC.

Este miércoles se cumplen cuatro años desde que José María Álvarez-Pallete (Madrid, 1963) asumiera la presidencia de Telefónica. Fue el 8 de abril de 2016, dos meses y medio antes de que los ciudadanos del Reino Unido —uno de sus principales mercados— votaran salir de la Unión Europea y activaran un terremoto económico y geopolítico que todavía está causando estragos. Lo que parecía imposible entonces —tener que gestionar una crisis más profunda que la del Brexit— se ha cumplido.

Una pandemia global de coronavirus se abate sobre multitud de países y ha convertido las redes de telecomunicaciones en una infraestructura aún más crítica de lo que ya era. Antes o después, el Covid-19 acabará golpeando todos los mercados en los que la operadora está presente. Aquí ya no son solo las cuentas trimestrales lo que está en juego. También hay vidas humanas. Y eso añade una capa extraordinaria de complejidad.

Foto: El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete (EFE)

Telefónica cuenta con 117.000 empleados en empresas distribuidas en 13 países de Europa y América Latina. Obviamente, ha habido casos de infecciones, y Álvarez-Pallete ha pedido estar informado de su evolución.

Cuando el Covid-19 trajo las primeras medidas de aislamiento social, Telefónica suspendió la actividad comercial y limitó la apertura de sus tiendas a los servicios considerados de primera necesidad. Esto último le valió un enfrentamiento con los sindicatos, que pedían un cierre total, pero la compañía primó el carácter esencial de los servicios de telecomunicaciones en una situación de confinamiento como la actual.

Antes de erigirse en el principal ejecutivo de Telefónica, Álvarez-Pallete ya se había curtido en varios gabinetes de crisis. Primero en la cementera mexicana Cemex, a la que se incorporó en 1995 —en plena crisis del tequilazo— como responsable del departamento de Relaciones con Inversores y Estudios de Cementos Portland.

Y cuando en 1999 dio el salto a Telefónica, como director general de Finanzas de Telefónica Internacional primero y director general de Finanzas corporativas después, faltaban pocos meses para que pinchara la burbuja 'puntocom'.

placeholder José María Álvarez-Pallete, en un acto de Telefónica. (EFE)
José María Álvarez-Pallete, en un acto de Telefónica. (EFE)

Cuando estalló la crisis financiera de 2008, que secó de liquidez los mercados emergentes, Álvarez-Pallete era director ejecutivo de Telefónica Latinoamérica. Lo peor de la crisis del euro en el verano de 2012 le encontró como presidente ejecutivo de Telefónica Europa, y en septiembre de 2012, cuando España empezó a recibir hombres de negro europeos, fue nombrado consejero delegado del grupo.

A golpe de crisis y tras haber gestionado filiales tanto en América como en Europa, Álvarez-Pallete conoce muy bien los engranajes que mueven la maquinaria de la operadora. Es el primer presidente desde que Telefónica cotiza en bolsa que sale de dentro de la compañía, y eso le da una perspectiva que no ha tenido ninguno de sus predecesores.

Los que le conocen dicen que es un hombre discreto, que prefiere el silencio a la efusividad dialéctica, y que se apoya mucho en la familia y los amigos cercanos. Su afición al ‘running’ es muy conocida, como su afición a correr maratones. Tuitea regularmente sobre este deporte en su cuenta personal y no es extraño que aproveche los descanso de su jornada laboral para salir a correr.

Ese carácter circunspecto lo ha acompañado a lo largo de su mandato al frente de la operadora. Solo lo pierde cuando tiene que explicar por qué en su opinión el mercado está infravalorando la acción de Telefónica. Y en cuatro años ha tenido ocasiones.

Desde que tomó las riendas del grupo, la cotización se ha dejado un 52%. Reinvirtiendo el dividendo, la pérdida para el accionista sería 'solo' del 38,8%. Los inversores han penalizado la deuda de Telefónica (37.000 millones de euros) en un entorno competitivo muy complejo y en el que cada vez hay nuevos jugadores que amenazan los ingresos y los modelos de negocio de los incumbentes.

Una de sus principales batallas es poner en valor que España es líder europeo en fibra óptica, muy por delante de mercados como Alemania, Reino Unido, Francia o Italia. También hace especial énfasis en la gestión financiera de la compañía: cómo la posición de caja es muy sólida a corto plazo y cómo va ejecutando los planes para reducir la deuda (una de sus primeras decisiones duras fue recortar el dividendo).

placeholder José María Álvarez-Pallete, en un acto en la Bolsa de Nueva York. (EFE)
José María Álvarez-Pallete, en un acto en la Bolsa de Nueva York. (EFE)

Y su otra gran guerra es la del catalizador. El revulsivo. Un evento de mercado hará necesariamente que los inversores se den cuenta de que la suma del valor de las filiales vale más que el todo. Había mucha confianza puesta en que este fuera la venta de una participación de control en los mercados pequeños de Latinoamérica en los que está presente. Pero entonces llegó el coronavirus.

El negocio de la Telefónica de 2010 no tiene nada que ver con el que será el negocio de la Telefónica de 2030. La tecnología 5G lo va a cambiar todo. De ahí la obsesión de Álvarez-Pallete en apostar por la transformación digital. Los tiempos en que Telefónica era un operadora de voz son parte de un pasado enterrado y que no volverá.

Ahora todo gira —y más que girará aún— sobre los datos. Y surgirán dilemas y desafíos. Los datos personales tienen y tendrán un gran valor. En esa premisa basa su estrategia. Un futuro donde exista algo muy parecido a los bancos de datos. Cada uno de nosotros sabrá cuánto valen los nuestros y podrá decidir cuántos de ellos ceder, a quién y a cambio de qué.

Foto: El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete. (EFE)

¿Estamos dispuestos a ceder privacidad a cambio de un mejor servicio, sea este una ruta por carretera óptima o una recomendación de una serie? ¿Y dinero? ¿Estamos dispuestos a vender nuestros datos a cambio de dinero?

De ahí las iniciativas lanzadas por Telefónica durante su mandato, como el Manifiesto por un Nuevo Pacto Digital, que incluye una Carta de Derechos Digitales. Si se producen excesos en ese negocio de los datos, si se convierten en un mercado persa en el que todo vale, al final el entramado acabará colapsando.

El ejecutivo madrileño lleva cuatro años posicionando Telefónica hacia ese futuro. Desde los mínimos del coronavirus, la cotización de la acción ha subido casi un 25%. Álvarez-Pallete, fortalecido en esta crisis, pide a los mercados tiempo para ejecutar su plan.

Este miércoles se cumplen cuatro años desde que José María Álvarez-Pallete (Madrid, 1963) asumiera la presidencia de Telefónica. Fue el 8 de abril de 2016, dos meses y medio antes de que los ciudadanos del Reino Unido —uno de sus principales mercados— votaran salir de la Unión Europea y activaran un terremoto económico y geopolítico que todavía está causando estragos. Lo que parecía imposible entonces —tener que gestionar una crisis más profunda que la del Brexit— se ha cumplido.

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