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La arriesgada jugada del BCE: Lagarde pasa la presión a los gobiernos europeos
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Medidas para contener la crisis

La arriesgada jugada del BCE: Lagarde pasa la presión a los gobiernos europeos

El BCE recalca el mensaje de que son los gobiernos los que deben encabezar la respuesta a la crisis, mientras lanza una ronda de medidas apropiadas aunque tal vez escasas

Foto: EC.
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La perplejidad fue generalizada cuando la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, afirmó con pasmosa rotundidad que la responsabilidad de la institución no es rebajar los diferenciales de deuda.

Quienes esperaban que la francesa aprovechara este, su primer momento crítico al frente del banco central, para reeditar su propia versión del “whatever it takes”, se encontraron de bruces con un mensaje que casi venía a deshacer el camino recorrido por la institución durante los ocho años transcurridos desde aquel histórico mensaje de su predecesor, Mario Draghi.

“Nadie debería esperar que un banco central se ponga en primera línea en esta batalla”, espetó, desencadenando una nueva oleada de ventas en las bolsas, en los bancos y en la deuda considerada más problemática, como la italiana.

Lagarde insistió en que la respuesta a la crisis del coronavirus debe ser, ante todo, fiscal, situando al BCE en una posición secundaria

Lo cierto es que a Lagarde le tocaba librar este jueves una batalla nada sencilla. Con los mercados conducidos por el pánico -un temor exacerbado tras la decisión de Estados Unidos de cancelar los vuelos con Europa-, con una crisis de impacto y duración especialmente inciertos, y con un arsenal al borde de la extenuación tras años de medidas extraordinarias y tipos de interés en negativo.

Y con todo, la ex directora general del FMI entregó al mercado casi todo aquello que le habían venido demandando, y principalmente herramientas para asegurar que el sistema cuente con toda la liquidez necesaria para evitar un colapso y que la financiación fluya hacia las empresas que más dificultades puedan encontrar para transitar el escenario de crisis sanitaria.

Es cierto que, al contrario que la Reserva Federal (Fed) o el Banco de Inglaterra, el BCE decidió no tocar los tipos de interés, alimentando la idea de que esa palanca está prácticamente agotada. Pero a pocos puede sorprender esto cuando, incluso, desde hace meses se debate si los niveles actuales no resultan ya contraproducentes, por el daño que hacen a la banca.

Más importante aún es que, con su abanico de recetas, Lagarde no sorprendió -ni siquiera parece que lo intentara- y más bien pareció quedar algo corta. “La escala general del paquete, dado que la economía probablemente se encamina hacia la recesión es modesta. Como tal, creemos que seguirá una mayor relajación de las políticas”, consideran los analistas de ABN Amro.

Las medidas anunciadas este jueves por el BCE podrían resultar cortas si la economía de la Eurozona se dirige hacia una recesión

En un momento crítico como el actual, el mercado pareció demandar medidas ingeniosas para contener la amenaza y se encontraron con una serie de soluciones prácticas que buscan dar una respuesta determinadas a unos problemas muy concretos.

Con ese paso, Lagarde pone a prueba la confianza de los mercados en el banco central. Pero al mismo tiempo cede la presión a unos gobiernos a los que dejó claro que les corresponde encabezar la respuesta a la crisis actual. “La respuesta debe ser ante todo fiscal”, afirmó, al tiempo que se mostró esperanzada de que en el Eurogrupo que está previsto que se celebre el lunes haya “un movimiento decisivo y decidido en la dirección de esta respuesta ambiciosa y colectiva que pedimos”. Las primeras noticias a este respecto no son nada halagüeñas.

La política francesa ha arriesgado así la confianza construida durante años por su predecesor en un BCE a la vanguardia de la defensa de Europa en cualesquiera circunstancias, para jugárselo todo a aquella carta en la que Draghi no obtuvo éxito: la de la cooperación fiscal de los gobiernos.

Como observa Carsten Brzeski, economista jefe de ING, este jueves “Christine Lagarde no tuvo su momento 'whatever it takes'. Esperemos que los gobiernos tengan el suyo pronto”.

La perplejidad fue generalizada cuando la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, afirmó con pasmosa rotundidad que la responsabilidad de la institución no es rebajar los diferenciales de deuda.

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