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Robot de bolsa vs. bróker humano: ¿Quién consigue una operativa mejor?
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Javier Molina

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Robot de bolsa vs. bróker humano: ¿Quién consigue una operativa mejor?

Su principal defecto: este modo de asignación de carteras no atiende al momento de mercado ni a su valoración. Se toma la idea de que, a largo plazo, siempre se gana

Foto: Operador de bolsa obervando un monitor de cotizaciones. (Reuters)
Operador de bolsa obervando un monitor de cotizaciones. (Reuters)

La operativa mediante algoritmos representa ya más de la mitad del total volumen negociado en el NYSE. En Europa, la cifra es algo menor pero en claro ascenso y se estima cercana al 40% del total. Se trata de un tipo de negociación automática, que bajo una serie de reglas programadas, está encaminada a generar beneficios a una rapidez y frecuencia imposible de replicar por un trader humano. Esas reglas pueden estar fundamentadas en modelos matemáticos, cuantitativos, de precio, etc. Una vez establecidas esas pautas de actuación, el sistema mandará sus ordenes de compra y venta cada vez que se cumplan los requerimientos del modelo. La parte positiva frente al humano es, bajo mi punto de vista, que el algoritmo no atiende a razones emocionales sino a la pura disciplina ordenada por el modelo. Y ese, no es un tema menor.

Unos ejemplos del uso de estrategia mediante algoritmos puede verlas hoy día con la ampliación de capital de Arcelor. El modelo busca arbitraje, comprando y vendiendo derechos o acciones en cuanto el equilibrio no es perfecto. Otras estrategias pueden llevarse a cabo mediante seguimiento de tendencias, re-balanceo de índices, búsqueda de delta neutral, etc.

Lo que empezó como un nuevo servicio de ciertas casas de inversión, se está traduciendo en un nuevo objetivo para la industria financiera

Y dentro de esta tendencia de gestión automática, surgieron los robo advisors que ya explicamos hace unos meses. Sin duda, una nueva forma de asesoramiento donde se democratiza la gestión, pues se accede a la misma desde una cantidad mínima de inversión, y se logra un cierto grado de asesoramiento a coste mínimo. Y lo que empezó como un nuevo servicio de ciertas casas de inversión, se está traduciendo en un nuevo objetivo para la industria financiera. De ese modo, son ya mayoría las gestoras de fondos que están incorporando robo advisors, bajo sus modelos de gestión. Esto les permite diseñar fondos con control de riesgos y objetivos de rentabilidad donde el humano no participa más que en el diseño inicial.

El robo advisor analiza el perfil del cliente y le asigna una serie de activos en función del mismo. Y aquí reside su principal defecto: este modo de asignación de carteras no atiende al momento de mercado ni a la valoración del mismo. Se toma la idea de que, a largo plazo, los mercados suben y siempre se gana. Así, por ejemplo, en los últimos 20 años se han obtenido estos resultados (sin atender a los dividendos).

Y es en base a esa idea que se asignan las “carteras recomendadas” por los robo advisors (y lo mismo sucede si compramos cualquier fondo de gestión pasiva) sin atender al momento de mercado o la valoración existente. Simplemente, decides invertir en este momento y se te asigna una cartera óptima respecto a tu perfil. Pero posiblemente, pocos inversores van a permanecer el tiempo suficiente como para entrar en la “estadística” del largo plazo, ni las necesidades de liquidez van a ser tan lejanas.

Vamos a la realidad. Si ahora entramos en cualquiera de los robo advisors existentes, introduciendo nuestro perfil de inversor, se nos asigna una cartera y se nos da la opción de ejecutar la misma al momento. Tomo como ejemplos Charles Schwab y Wealthfront. Busco una cartera diversificada, que minimice las pérdidas, donde, en definitiva, busco mantener capital antes que experimentar pérdidas. Los resultados de carteras recomendadas son muy similares en ambos casos. El primer robo advisor me saca esta cartera:

Y Wealtfront esta otra:

Si se fija, el sistema adolece de lo que hemos comentado anteriormente: toma comportamientos pasados como base para proyectar el futuro. Y no toma en consideración si el mercado cumple o no ciertos principios de valoración o no. Hay que comprar, pese a todo. Sólo uno de los robots aconseja dejar un 12% en cash y el resto se deja en renta variable (54% y 59%) y en renta fija con atractivo fiscal (29% y 35%).

El motivo lo podemos ver claramente si analizamos el comportamiento de la cartera hasta hoy. Tomo la segunda cartera con los Tickers de esos ETF y obtenemos estos resultados (back testing). Los datos existentes son desde 2008 para algunos de los ETF pero, a efectos de lo que quiero mostrar, nos sirven de base. Esa cartera la comparamos con una posición al 100% en acciones americanas (VTI, cartera 2) y otra en bonos municipales (MUB, cartera 3). Tomamos una inversión de 10000 USD.

En el caso de la cartera propuesta por el robo advisor, desde el 2008 hasta hoy, 10000 USD invertidos, serían ahora 13720. Si el 100% se hubiera invertido en renta variable, serían 15936 USD y en renta fija, 14078 USD. Gráficamente, el comportamiento hubiera sido este:

En base a estos datos, puede justificarse el que nos ofrezca esa cartera bien diversificada pues, pese a ir peor que la inversión total en renta variable, su desviación típica es mucho menor y justifica que en los peores años, se comportó mucho mejor que aquella. Y eso es lo que dio mi estudio de perfil. Sin embargo, también vemos que una cartera invertida en renta fija al 100% hubiera funcionado mejor que la recomendada.

El modelo funcionó en un momento dado pero ahora, pese a que te ofrece una cartera bien diversificada, ya no es válido en este entorno

A lo que quiero llegar, no obstante, es a mostrarles que lo que importa ahora es lo que viene en el futuro. Y si me recomienda comprar esos activos, no está teniendo en cuenta la valoración actual ni de la renta variable ni la de la renta fija. Por descontado que, con los tipos de interés actuales, todos vemos que es inimaginable el pensar en una rentabilidad como la ofrecida por estos activos en los últimos años. Y, del lado de la renta variable americana, el modelo me hace comprar a un 5% de los máximos históricos. Aquí no me atrevo a decir lo que se puede ganar pero, dada la situación económica mundial actual, resultados empresariales a la baja y demás incertidumbres, el nivel de valoración se me antoja muy elevado.

El modelo funcionó en un momento dado pero ahora, pese a que te ofrece una cartera bien diversificada, ya no es válido en este entorno. Bajo mi punto de vista presenta muchos más riesgos que oportunidades dados los fundamentales actuales. El modelo de partida que utiliza el robo advisor es, a mi juicio, erróneo y para mi la diversificación y optimización de la cartera, requiere de otros principios en el mercado actual.

La operativa mediante algoritmos representa ya más de la mitad del total volumen negociado en el NYSE. En Europa, la cifra es algo menor pero en claro ascenso y se estima cercana al 40% del total. Se trata de un tipo de negociación automática, que bajo una serie de reglas programadas, está encaminada a generar beneficios a una rapidez y frecuencia imposible de replicar por un trader humano. Esas reglas pueden estar fundamentadas en modelos matemáticos, cuantitativos, de precio, etc. Una vez establecidas esas pautas de actuación, el sistema mandará sus ordenes de compra y venta cada vez que se cumplan los requerimientos del modelo. La parte positiva frente al humano es, bajo mi punto de vista, que el algoritmo no atiende a razones emocionales sino a la pura disciplina ordenada por el modelo. Y ese, no es un tema menor.

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