publicidad
publicidad
www.elconfidencial.com www.vanitatis.com
Logo de Cotizalia
Viernes, 24 de julio de 2009 (Actualizado a las 19:17)
PORTADA    Noticias     Vivienda    Análisis    Fondos    Blogs     Cotizaciones       ValorFondoNoticia  

TENDENCIASCerrar el bloque

Por qué me encanta esta crisis

@S. McCoy - 13/01/2009

Deja tu comentario (260)

Valorado (5/5)Valorado (5/5)Valorado (5/5)Valorado (5/5)Valorado (5/5) (5/5 | 246 votos)

aumentar tamaño letradisminuir tamaño letra

Hoy cambiamos de tercio y vamos a darle al tema un sesgo medianamente optimista, que ya va siendo hora. Premisa principal: esta crisis va a traer mucho más bueno que malo a nuestro país. No les quepa ni la menor duda. Tengo la más que firme convicción. Casi como el puedo prometer y prometo de Adolfo Suárez durante los primeros años de democracia. El argumentario que les propongo es, seguramente, discutible, matizable; hasta censurable. O no. Pero en cualquier caso, pretende simplemente establecer un punto de partida, una primera toma de conciencia de la tarea tan apasionante que tenemos por delante: recuperar el valor de la sociedad como motor de cambio… a mejor, cosa que no siempre ocurre. El resto del discurso, a favor o en contra de esta modesta tesis, lo construirán ustedes con sus aportaciones, as usual. No se corten: valor y al foro, que es todo suyo.

¿En qué me baso? Miren ustedes, creo sinceramente que se va desmontar en España la fantasía que atribuía al “tener” el liderazgo en la escala de valores colectiva. Una riqueza que se ha probado efímera, coyuntural, volátil. Íbamos a lo Di Caprio en la proa del Titanic pensando que el envoltorio garantizaba nuestra seguridad. Y el choque contra el iceberg de la crisis ha puesto de manifiesto que el casco estaba construido con tornillos de mala calidad, como ocurriera por otra parte en la realidad. Era todo una gran mentira. Y esa constatación de la verdadera situación, y de su impacto sobre nuestras vidas, esa muerte de lo circunstancial y el reencuentro con lo esencial, va a traer consigo muchas y muy buenas consecuencias.

¿Cuáles? En primer lugar, una fulgurante recuperación de la austeridad como modo de vida. Es un concepto mucho más amplio que el de frugalidad, contención impuesta o no a la hora de tomar decisiones de gasto y/o consumo. Una reducción semántica lícita, en cuanto refleja de modo inmediato el efecto de la incertidumbre o la carencia sobre el ciudadano, pero excesivamente restrictiva, a juicio de quien esto escribe. La austeridad no es únicamente privación, sino que va más allá. Es reconocer el valor de las cosas, apreciar el esfuerzo necesario para obtenerlas y tener la disponibilidad de ánimo de conservarlas. Es, en definitiva, adecuar las necesidades de cada uno a los parámetros de la normalidad. Vivir según las propias posibilidades. Poner cada cosa en su sitio. Se dice tradicionalmente que no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita. Permítanme que les diga una cosa: es una verdad como un templo. Y ojalá que, aunque pueda venir impuesta al principio, la austeridad llegue para quedarse. Ha llegado la hora de dejar de mirar al vecino y vivir la propia realidad.

En segundo término, va a resurgir la figura de la autoridad. Mientras es el hombre el que gobierna su propio barco, sobran los consejos. Pero en medio de la tempestad, cuando la nave parece que zozobra, se pone de manifiesto la necesidad de una guía adecuada que ayude a capear la borrasca. No me estoy refiriendo a lo que a primera vista pueden entenderse por prescriptores. Políticos, medios de comunicación e incluso jueces han perdido, salvo contadas excepciones, su papel como tales a través del proceso de degeneración de intereses que ha contaminado su actividad en los últimos años. Estoy hablando, por el contrario, de esas figuras que tradicionalmente han contribuido a fijar la escala de valores de la sociedad. Padres y profesores, fundamentalmente. Volverá a estar de moda, como figura emergente en los próximos meses e incluso años, un monosílabo olvidado: no. El pilar de cualquier educación. Y se redescubrirá la libertad no como la posibilidad de elegir entre las múltiples alternativas que pueden determinar mi rumbo vital sino como la coherencia que se deriva de aquél que, sabiendo dónde quiere llegar, toma las decisiones correctas.

Por último, y estoy seguro que esto daría para una mayor profusión de ideas, la pérdida de la gravitación de la vida sobre la propia persona y la incapacidad de actuar sobre ella como el hombre quisiera, va a traer consigo una vuelta de la trascendencia. No entro en el discurso materialista de la mayor o la menor alienación que esto supone o puede dejar de suponer; ni tampoco en el concepto de autoengaño consolador que puede llevar implícita para algunos esta constatación. Lo que subrayo es que hay determinadas preguntas en el hombre que le persiguen desde que toma conciencia de su ser hasta que se muere, cuestiones que se ven periódicamente ahogadas por la apariencia de control sobre la propia vida, ilusión que ayuda a pasar por encima de ellas. Yendo al ejemplo católico, las iglesias están en muchas ocasiones llenas de la utopía de la juventud, dependiente, y de la necesidad de cubrir el riesgo de eternidad de los mayores, dependientes. Y es que la dependencia es, sin duda, una puerta abierta a la trascendencia. Y la apertura madura a la trascendencia, en cualquiera de sus manifestaciones espirituales, supone una gota de agua adicional en el rescate de muchos valores que se encontraban acumulando moho en el trastero de la sociedad o que, presentes en el día a día, habían perdido su acepción original, manoseadas por intereses espúreos.

Crisis como la que estamos viviendo, debido a las causas que las fundamentan y a los espejismos de autosuficiencia que generan, requieren de mecanismos correctores de calado que, desgraciadamente, se han de prolongar en el tiempo para que pongan de manifiesto sus efectos. Sin embargo, son absolutamente necesarios como modo incluso de evitar la destrucción de los pilares que sustentan la estructura de la sociedad. Una sociedad pendular, la que vivimos, para la que esto sí que va a suponer un auténtico cambio de paradigma en relación con el modo de entender la propia existencia y su relación con el medio estos últimos años. Un proceso necesario del que, esperemos, seamos capaces de extraer lo mejor de nosotros mismos en términos de contención, recuperación de la autoridad y rescate de los valores morales. Un trabajo individual o familiar con indudable repercusión colectiva. Eso o la desesperación, la xenofobia y la inseguridad. ¿Entienden ahora por qué me encanta esta crisis?

Valorado (5/5)Valorado (5/5)Valorado (5/5)Valorado (5/5)Valorado (5/5) (5/5 | 246 votos)

aumentar tamaño letradisminuir tamaño letra

Opiniones de los lectores (260)

Deja tu comentario

260. usuario registrado afectadísima06/04/2009, 11:45 h.

Recuperar valores.......
... cuando no sabemos o hemos perdido la noción, los matices y las diferencias insalvables hasta de conceptos elementales sobre los que formar una estructura personal mínimamente armónica en lo personal (por lo tanto en lo social).
Tal vez me explique mejor si digo que no dejan de asombrarme "confusiones" de base tales como no distinguir entre orgullo y dignidad. O comprobar que puede resultar más fácil comunicarse y llegar a acuerdos civilizados con extranjeros que con los que hablan "mi" idioma.
La palabra se ha convertido en "ruido", en rugido, en rumor sordo que sólo aturde, en cualquier cosa... menos en reflejo de ideas refrendadas por hechos.
¿Nos ha alcanzado la maldición de Babel en el mismísimo sofá del salón familiar?

Este artículo resulta ¿reconfortante? hasta cierto punto, por lo que ayuda a empezar la semana con un poco más de confianza en que hay ganas de autocrítica e intentos de centrar prioridades (algún día leeré los comentarios).

 Me gusta (0)    |   marcar ofensivo Marcar como ofensivo    |     Responder   

259. usuario registrado BUSCADOR04/04/2009, 22:55 h.

No estoy tan seguro de que esa reflexión suya sea cierta. Para que eso sucediese la crisis debería de ser muy profunda. Tan profunda incluso que llegase a ser realmente peligrosa. Y es que, lamentablemente, los españoles tenemos la cabeza tan hueca que, en mi opinión, la cuestión pasa por ahí. Francamente, preferiría que el pueblo español no recuperase los valores, que la alternativa es peor de lo que muchos creen.

saludos.

 Me gusta (0)    |   marcar ofensivo Marcar como ofensivo    |     Responder   

258. usuario registrado Vicent04/04/2009, 08:57 h.

Señor Mc Koy estoy esta vez en total desacuerdo. Me considero perteneciente a la clase media, tal vez Usted no, y de ahí vienen nuestras diferecias de opinión. En esta crisis los paises de los nuevos esclavos como les llamo yo a los emergentes están destruyendo a la clase media occidental, con la ayuda de nuestras multinacionales y de nuestros Gobiernos. Nuestros hijos no podrán hacer un capital con el negocio familiar, sino que serán mileuristas trabajando para una multinacional, cuando haya trabajo. Nos han inundado de muebles, productos agricolas, ganaderos, pesqueros, electrónica, textil, todo hecho por nuestras multinacionales con sueldos de 3E al día. ¿Como podemos competir los trabajadores occidentales con eso? Nos van a arruinar a todos. Los ricos de aquí cada vez más ricos produciendo en China, y los políticos comprados, abriendo las fronteras, y sin pedir unas condiciones mínimas laborales en el Tercer Mundo. Aquí en España, todo el que puede movilizar a la gente ha sido comprado, artistas, sindicatos, medios de comunicación, etc. Occidente está pidiendo a gritos una revolución, el pueblo ha sido engañado y traicionado.

 Me gusta (0)    |   marcar ofensivo Marcar como ofensivo    |     Responder   

257. Elena_2623/01/2009, 14:18 h.

Un buen articulo para aplicarlo a un país normal..pero se da el caso de que España,no lo es;la desgracia de éste país es que no reacciona,la sociedad está anestesiada,la falta de autocrítica,y el borreguismo politico tiene a la gente dormida.
La reacción a todo este drama, va a ser muy malo.
Hay familias enteras donde todos sus componentes están parados; esto conlleva,frustraciones,enfrentamientos y quién sabe si violencia contra la familia, o llevar ésta misma a las calles.
Nos esperan años muy malos,donde los dramas personales y familiares van a ser el padrenuestro de todos los días.
Si hay algo esperanzador en todo esto es que,hay muchas personas dispuestas a ayudar,y que lo están haciendo ya,en comedores y de voluntarios y ofreciendo lo poco que tienen.Ya es un punto de partida....

 Me gusta (0)    |   marcar ofensivo Marcar como ofensivo    |     Responder   

256. Elena_2623/01/2009, 14:09 h.

Un buen articulo para aplicarlo a un país normal..pero se da el caso de que España,no lo es;la desgracia de éste país es que no reacciona,la sociedad está anestesiada,la falta de autocrítica,y el borreguismo politico tiene a la gente dormida.
La reacción a todo este drama, va a ser muy malo.
Hay familias enteras donde todos sus componentes están parados; esto conlleva,frustraciones,enfrentamientos y quién sabe si violencia contra la familia, o llevar ésta misma a las calles.
Nos esperan años muy malos,donde los dramas personales y familiares van a ser el padrenuestro de todos los días.
Si hay algo esperanzador en todo esto es que,hay muchas personas dispuestas a ayudar,y que lo están haciendo ya,en comedores y de voluntarios y ofreciendo lo poco que tienen.Ya es un punto de partida....

 Me gusta (0)    |   marcar ofensivo Marcar como ofensivo    |     Responder   

| Ver más comentarios ⇓

Deja tu comentario

El equipo de redacción revisará las opiniones para evitar la difusión de comentarios no apropiados o insultos. El horario del foro es de 07:00 a 23:00 h. Fuera de ese horario no se incluirán opiniones.

Pongamos fin, de una vez, al disparate autonómico

@S. McCoy - 12/01/2009

Una nueva burbuja a punto de estallar

@S. McCoy - 10/01/2009

La Seguridad Social, ese ingente fraude piramidal

@S. McCoy - 08/01/2009

¿Y si Obama no llega a tiempo?

@S. McCoy - 06/01/2009

20 sorpresas para 2009

@S. McCoy - 05/01/2009

Ver más»

Acerca de...

@S. McCoy

Experto financiero que escribe Valor Añadido. Es un incisivo analista que despertó el interés de nuestros lectores con sus brillantes y didácticos artículos sobre empresas, sectores y tendencias del mercado.

Otros artículos de opinión

FONDO DE FONDOS

Nabucco  Paula Mercado

FUERA DE COBERTURA

Seguro de crédito: sí o sí  Manuel Arroyo

 

los más leidos los más leidos los más comentados los más enviados

Todos los derechos reservados © Prohibida la reproducción total o parcial

Auditado por Ojd

ir a El Confidencial

Cotizalia

ir a Vanitatis


Enlaces de Interés