TENDENCIAS
@José Antonio Zarzalejos - 27/11/2008 06:00h
La libertad de expresión ampara que los medios de comunicación –en este caso una de las Televisiones generalistas en España emitan entrevistas pagadas a delincuentes convictos y confesos. Y que lo hagan a modo de espectáculo, en un formato agresivo pero convencional en el que el entrevistado asume que sus entrevistadores se mostrarán severos e indignados con sus tropelías. Cobra él y cobran ellos, aumenta la audiencia y se vende más publicidad. O sea, ganan todos. ¿Todos? Todos no porque algo se pierde en el camino que es un intangible colectivo: la dignidad con la que los ciudadanos deben ser tratados y la tensión deontológica de los medios.
Todo el mundo conoce la tesis de la banalización del mal de Anna Arendt. Aquí es, por entero, de aplicación. La transformación de un delincuente en una suerte de estrella televisiva que cobra cientos de miles de euros por un relato a conveniencia de su trayectoria delictiva emite un mensaje confundido a la audiencia menos crítica y eleva al delincuente a una categoría distinta a la que le corresponde. Sus actos delictivos se frivolizan y el reproche social se diluye en la contemplación de una performance morbosa y dramatizada que desdibuja los valores sociales.
Este tipo de entrevistas y comparecencias no pueden considerarse informativas porque son puras simulaciones; no constituyen programas de entretenimiento porque juegan al morbo colectivo y mucho menos admiten la consideración de programas de interés humano porque su único fundamento es el lucro. Se trata, simplemente, de una comunicación tóxica; de un subproducto de marketing para imantar en el sillón al espectador sin exigencia ni discernimiento; de una actitud que muestra una absoluta falta de compromiso con los principios mínimos que la comunicación ha de incorporar tales como el rigor, la veracidad, el respeto a los usuarios y, sin más, el buen gusto. Porque estos espectáculos trucados son, por encima de otra consideración, extraordinariamente zafios pero no inocuos. Un delincuente hábil puede suscitar desde la pantalla admiración, conmiseración o compasión, simpatía y hasta empatía.
No creo que deban prohibirse estas apariciones extravagantes porque el régimen de libertades podría resentirse con medidas de censura. Una sociedad sana y madura debería, sin embargo, establecer penalizaciones a este tipo de banalidades sobreponiéndose así a la pedestre imaginación de unos programadores que vuelan muy raso.
José Antonio Zarzalejos es vicepresidente ejecutivo de corporate affaires de Llorente & Cuenca
Opiniones de los lectores (7)
7. antonroz28/11/2008, 08:32 h.
Tiene mas voz el reo que la victima, más voz que el pueblo. No tienen derecho a darle esa repercusión, los medios tienen unos objetivos económicos y manejan la audiencia a su conveniencia que casi siempre no coincide con la ética y el interes comunes.
Cuantos personajes se quedan silenciados por esta concepción de la tv y cuantos opinadores de profesion emiten juicios alegremente.
Mas debates plurales, más entrevistas de calado, más información crítica.
6. sainther27/11/2008, 17:45 h.
Algo se habrá corrompido en esta sociedad cuando a unos chorizos de este calibre les quede tan poca vergüenza y les sobre osadía suficiente como para poner su cara en los aparatos de televisión de millones de honradas familias que se tienen que levantar todos los días para laborar en oficios honorables tan distantes del de político corrupto o ejecutivo de tv sin escrupulos.
En esta sociedad no es correcto homenajear con una placa a una digna mujer pero sí que es correcto darle un minuto de gloria remunerada a delincuentes convictos en prime time. De locos.
5. Mahouuu27/11/2008, 16:19 h.
Delinquentes, ni en la TV ni en los medios escritos. Cuando la gente se quejaba del uso de las supuestas entrevistas que se hacían a los supuestos implicados en 11M, algunos pensaban que es porque se quiere esconder la verdad (o las verdades). El sensacionalismo nos puede perjudicar, tanto a los de TV como a los medios escritos.
4. cambia de canal27/11/2008, 14:19 h.
Esto se soluciona si todo el que tenga un medidor de audiencia lo deja en Antena 3 a la hora de la entrevista.
3. gileramxr27/11/2008, 12:34 h.
Yo no es que no compre ningún producto anunciando en un bloque publicitario en el que haya salido un delincuente (ya que se va por Roldán y Muñoz), es que directamente me niego en redondo a verlo. Mi aparato de tv no computa en los índices de audiencia, pero mientras un ladrón no se redima devolviendo todo lo robado, en mi casa está prohibido escucharle.
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Acerca de...
José Antonio Zarzalejos es licenciado en derecho por la Universidad de Deusto y periodista. Ha desempeñado puestos de distinta responsabilidad tanto en el Grupo Correo, primero, como en Vocento, después. Fue director del diario ABC de 1999 a 2008. En la actualidad es Director General de Llorente y Cuenca. Su "cuaderno de notas" pretende ser una aproximación certera a la realidad política, económica y social española e internacional desde la óptica de la comunicación corporativa.
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